SAG

Celebrado en Quito, Ecuador del 19 al 24 de septiembre de 2011, bajo los auspicios de la Sociedad Amigos de la Genealogía y dirigido por la Dra. Marcia Stacey Chiriboga de Valdivieso. Encargada de Eventos de dicha sociedad.

martes, 27 de septiembre de 2011

16ta. Ezio Garay Arellano / Guayaquil, Ecuador







VARGAS-MACHUCA, UN APELLIDO DE CONCEPCIÓN, GUAYAQUIL Y PIURA

Por Ezio Garay Arellano (*)

Quiero expresar mi agradecimiento a la Sra. Marcia Stacey Chiriboga de Valdivieso, organizadora de este Congreso Iberoamericano de Genealogía por haberme invitado a participar en él; mi exposición tiene su origen en tres naciones hispano americanas, por tal motivo y razón le puse “Vargas-Machuca, un apellido  de Concepción, Guayaquil y Piura”.

Por experiencia en otros congresos genealógicos, presentar una exposición de la especialización podría resultar cansina, es que me he permitido contar, esta historia familiar, que es un homenaje a mis padres y a la única abuela que conocí, porque cuando vine al mundo hace 59 años, ya habían muerto tres de los cuatro abuelos que tenemos todos los seres humanos que habitamos este planeta.

El progenitor de mi existencia fue Guido Garay Vargas-Machuca, un soñador a quien salí, amante de la cultura universal, de nuestra historia y folclor nacional. El fue cantante en la cuerda de barítono, muy joven comenzó su carrera artística, fue solista de la Coral del Maestro italiano Ángelo Negri Fratta, que presentaron por primera vez ópera en Guayaquil interpretada por artistas nacionales, allá por los años de 1940, en los desaparecidos teatros 9 de Octubre y Olmedo, con las óperas, Marina, Caballería Rusticana, las Educandas de Sorrento, entre otras. Papá continúo en los años cincuenta con su arte, siendo uno de los fundadores del Coro de esta ciudad de Quito, y fundador del Conjunto Lírico de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas con el Maestro español Carlos Arijita, que presentaron las óperas Marina, Caballeria Rusticana y Paliacci en el primer canal ecuatoriano de televisión, Canal 4, las operetas la Viuda Alegre y el Conde de Luxemburgo y las zarzuelas Luisa Fernanda, Los Gavilanes, La Dolorosa, etc.

Hasta que en octubre de 1965 junto con su amigo Rodrigo Chávez González, con motivo de los Quintos Juegos Deportivos Bolivarianos a celebrase en Guayaquil en el siguiente mes de noviembre, en tiempo record fundaron el Cuadro Folclórico Montubio de Guido Garay, era costumbre en esos años, que junto con las delegaciones deportivas de los países participantes vinieran conjuntos de bailes folclóricos. Hasta ese entonces solamente existían grupos costumbristas de nuestra sierra que eran los que nos representaban, decidieron presentar por primera vez las canciones, las tonadas y los amorfinos de la costa ecuatoriana, o sea la música montubia, las expresiones artísticas de los costeños del Ecuador, fue un éxito la presentación, dedicándose desde esa fecha al rescate del “Montubio”, siendo su mayor difusor y propulsor hasta su muerte en enero del 2009, rescatando del olvido a una cultura como es la vernácula costeña o montubia, que actualmente tiene su espacio en la sociedad ecuatoriana.

Por su amor al canto y a la música, conoció a mi madre María Piedad Arellano Bohórquez, el año de 1940, ella era miembro del coro de la Coral de Negri, mamá era mezzosoprano, y su hermano pianista; desde que la conoció se enamoró de ella, logrando con el tenor Fernando Vicezini Bellini, que mi tío los acompañara al piano en los ensayos que a diario tenían que ejercitarse para las presentaciones operísticas; y así frecuentar la casa de la mujer que iba a escoger por su compañera. Después de dos años de amistad y tres de enamorados, decidieron casarse a las 12 del día del 6 de julio de 1945; mi madre había quedado huérfana de padre y madre el año de 1927, terminó de criarse con su hermano Bolívar que ya conocemos que fue músico, eran hijos de un comerciante peruano que vino con sus padres a radicarse en Guayaquil en 1879 por la guerra del Pacífico, los abuelos maternos curiosamente se llamaron Hilarión e Hilaria, nacieron el año de 1870 y murieron, ella el 2 de agosto y él el 2 de noviembre de 1927, tuvieron el mismo nombre, nacieron y murieron el mismo año. 

A los seis meses de casados el 17 de enero de 1946, muere el abuelo coronel Asisclo Garay Portocarrero, un progresista empresario, que aprendió el oficio de litografía e imprenta, a los 15 años fue revolucionario y montonero liberal, adquirió la imprenta “Sucre”, logrando una regular fortuna. Cuando fue a la inauguración del Canal de Panamá, observó como eran los entierros en esa urbe, y a su regreso a Guayaquil, estableció el negocio de Funeraria y Pompas Fúnebres Acisclo G. Garay, con enorme éxito. Ser funerario era una innovación en la urbe de entonces, puesto que hasta 1906 las funerarias que existían eran muy elementales, cómo mi abuelo fue un visionario, esta actividad comercial que en otras latitudes podría considerarse “vergonzante” lo convirtió en uno de los más prósperos empresarios de su época en Guayaquil.  Hay que considerar que, en esa época, al morir un guayaquileño, debía ser velado por tres o más días, hasta que los carpinteros elaboraran la caja de madera, así fue que se enterró a los caballeros y la gente popular, igualándolos todos en la muerte. Eran pues verdaderos rituales las exequias fúnebres.

Mi abuelo fue además el Primer Jefe del Cuerpo de Bomberos de la ciudad, considerando que las antiguas edificaciones tradicionales de Guayaquil eran todas de madera y debido a esto desaparecieron en innúmeras veces y pavorosos incendios, siendo el mayor de todos el de los días 5 y 6 de octubre de 1896, cuando se quemó la mitad de la ciudad, ser bombero en nuestra urbe representaba un honor a diferencia de la apreciación menoscabada que también se tienen hacia los bomberos en otras naciones - fue además diputado por las provincias del Guayas y Cañar, así como alcalde de Guayaquil, cabe mencionar que cuando desempeñaba este cargo ordenó urbanizar el sector conocido como la Quinta Pareja, la cuál era una hacienda que estaba dentro de la ciudad, que pertenecía a la distinguida familia Pareja, y tuvieron que salir sus habitantes quienes vivían en solares que no estaban delineados en manzanas, quedándose estas personas sin sus viviendas y sin tener a donde ir. Fue así que mi abuelo se convirtió en el primer alcalde que entregó terrenos municipales a ciudadanos de escasos recursos económicos, estos los obtuvo  de una isla en el Estero Duarte, construyendo un puente, extendiendo la red de agua potable y luz eléctrica, trazando y urbanizando esta isla, los nuevos propietarios comenzaran a pagar los impuestos a partir de la ocupación del nuevo emplazamiento urbanístico, y vivieron con dignidad, hasta sus actuales generaciones, por tal motivo sus habitantes pioneros le pusieron su nombre, llevando el primer barrio popular de Guayaquil el nombre de “Barrio Garay”.

El abuelo conoció a mi abuela Josefina Vargas-Machuca Lemenoreth, guayaquileña como él, se prendó de ella, era viudo y mayor 16 años, se comprometieron a casarse, pero no pudieron realizar sus sueños; la abuela era huérfana de padre, el bisabuelo se llamó Jorge Vargas-Machuca y Navarrete, falleció de cáncer que en aquel entonces llamaban a la enfermedad, cancro, fue concejal municipal y juez del crimen, casado con Inés Lemeroreth y Torres, guayaquileña, hija natural del ingeniero de caminos, francés, León Lemenoreth, venido en época del presidente García Moreno, para los estudios y el trazado de la construcción del ferrocarril que uniría la ciudad capital con el puerto principal; y de Inés Torres, guayaquileña.

Los Vargas-Machuca Lemeroreth, habían perdido la casa y los bienes de sus padres en el incendio grande de 1896 un año antes que nazca la abuela. Los tíos Vargas-Machuca y Navarrete, se hicieron cargo de los cinco hermanos, a los dos varones los terminó de criar el tío coronel Gerardo Vargas-Machuca y Navarrete, y a las tres mujeres la tía Hortensia Vargas-Machuca y Navarrete de Queirolo; la mayor fue Rósula, que muere soltera en Ambato de tuberculosis, le sigue Jorge, que estudió medicina, se graduó de médico y a los pocos meses falleció por haberse inoculado de una bacteria, para erradicar una de las tanteas enfermedades tropicales de la costa. El tercero es Conrado, que fue abogado, ex presidente de la corte superior de justicia, vice alcalde y alcalde de Babahoyo; casado con Abigaíl Gutiérrez Rodríguez, tuvieron dos hijos, Jorge que también fue concejal, vice alcalde y alcalde de esa capital provincial como su padre. María Inés que casó dos veces con el alemán Fernando Gröenow Zéger y con Nicanor Tobar, con hijos.

La tía Hortensia era viuda del arquitecto Rocco Queirolo Pinasco, un viudo italiano, de Génova, que vino a Guayaquil para construir la base de la estatua a José Joaquín de Olmedo que está frente al Club de la Unión, la Casona Universitaria, el Banco del Ecuador, y otros edificios emblemáticos guayaquileños, además que puso la primera galería de arte de la ciudad y un almacén donde se vendían los óleos y los materiales para los artistas plásticos de la época, que se quemaron en el incendio grande de 1896; no tuvieron hijos.     

El tío Gerardo, fue uno de los montoneros que estuvo en el triunfo liberal del 5 de junio de 1895 junto al general Eloy Alfaro Delgado, murió en Wiesbaden, Alemania, cuando se desempeñaba como cónsul del Ecuador en esa ciudad; se casó con Josefina Montes de Oca y Balánzategui, propietaria de las haciendas cacaoteras “Limaton” y “Josefina” en Montalvo, en la provincia de Los Ríos; no tuvieron descendencia. El tío Gerardo en su juventud con una dama de prestante familia guayaquileña tuvo un hijo, al que regalaron los padres de la señora, le pusieron por apellido Guerrero, porque fue concebido en una “batalla de amor”, con el pasar del tiempo el llegó a ser un connotado militar.

La señora en cuestión fue encerrada en la casa de su familia y nunca más salió de ella, ni a misa, ya que era una familia muy católica, castigada así por su desliz. La tía Josefina, buscó al hijo de su marido para entregarle toda su fortuna, pero este la rechazó porque a él lo habían regalado y despreciado cuando nació. Entonces decidió donar sus bienes a la Sociedad de Beneficencia de Señoras de Guayaquil, constituyéndose en el “Legado Vargas-Machuca”. La donación la hizo cuando otorgó su testamento, en una curiosa como extraña cláusula, que se podría decir escandalosa para época, puesto que deja sus bienes con la condición que se vendan las casas, para que se construya un asilo, las haciendas eran para la manutención del mismo, y la casa o asilo era para las madres solteras que tenían hijos sin casarse, recomendaba además que sean las regentes las madres del Buen Pastor, o en su defecto las religiosas de San José de Tarbes, orden a la que pertenecía su cuñada Zaira Vargas-Machuca y Navarrete. Tenían que ponerle por nombre al asilo “Gerardo Vargas-Machuca y Navarrete”. Como es de suponerse la sociedad jamás cumplió con su disposición. Volviendo al porqué la abuela no casó con el abuelo, se debió a que la tía Hortensia pretenciosa de su prosapia y su sangre azul, como se decía descendiente de García Pérez de Vargas a quien el Rey lo motejó en la batalla cuando se le rompió la espada y arranco la rama de una encina que machucó cuantas cabezas de moros pudo, al grito de su católica majestad de “Machuca, mi buen Vargas, Vargas-Machuca”, despreció al abuelo Asisclo, quien había enviado a prestantes señores de la ciudad, para que lo recibiera y lo aceptase como futuro marido de su sobrina, la tía montó en cólera y echo a los solicitantes, como al mismo interesado más de una vez, diciendo que su sobrina no se iba a casar con “un funerario, que además era hijo de un músico tintorero”.

En efecto la tía tenía razón, el abuelo era un acomodado viudo, pero tenía los negocios de imprenta y funeraria, era hijo de un músico, el bisabuelo Tomás Cipriano Garay, fue violinista y cantante, vino con una compañía de ópera, fue maestro de capilla del Sagrario y la Catedral, como músico tuvo muchas necesidades económica a tal punto que cuando venían las compañías de ópera junto con un amigo judío de apellido Simons que tocaba el chelo, padre del escritor guayaquileño Adolfo H. Simons, se ponían los seudónimos Simonoff y Garainini como apellidos para poder presentarse con estas compañías extranjeras; mi padre heredó el amor al arte y a la música de mi bisabuelo.   Luego don Tomás estableció un negocio de tintorería en la calle de la Gallera hoy general Córdova, en los bajos de la casa de don Francisco Campos Coello, fundador de la Benemérita Junta de Beneficencia de Guayaquil. El bisabuelo era panameño y como tal tenía la piel de un color muy obscuro, en el que se evidenciaba su ascendiente étnico africano; razón de más para el desprecio de la tía bisabuela que decía “que era bajo de color”.

Pero ahí no paró la cosa, quizás la tía Hortensia habría accedido; pero la tía bisabuela no sabía administrar sus bienes el abogado la dejó en la calle, además era muy derrochadora, recordaba su juventud, los bailes en el Club Nacional de Lima y el de la Unión de Guayaquil, viajaba constantemente, y solamente le quedó la casa que le había regalado su hermano Gerardo en la avenida Olmedo en donde vivía con sus sobrinas.

Se puso de moda allá por los años de 1917 que señoritas de familias empobrecidas, trabajaran, la tía Hortensia era amiga del propietario de la compañía de teléfonos, así que decidió mandarlas a trabajar a sus dos sobrinas, pero la abuela no quiso alegando “que una señorita no trabajaba de telefonista” y prefirió los quehaceres de la casa para ayudar a la tía a quien le decían mamá, por haberlas terminado de criar; aceptando trabajar de telefonista la tía María.

Ante la insistencia del abuelo por casarse y el desprecio de la tía, la situación para la abuela cada día era insostenible, puesto que ya había caído bajo los dardos de cupido, y decidió unirse libremente al hombre del que se había enamorado. Los abuelos se unieron en 1920, en 1921 nació mi padre, que es el primogénito, a los cuatro años nació el tío Galo, que murió el 2004, fue político velasquista, ex diputado, ex vicepresidente de la Comisión de Tránsito del Guayas, ex presidente del Consejo Provincial del Guayas, ex prefecto del Guayas, ex jefe político del Cantón y ex gobernador encargado, cuando se ausentaba el hoy alcalde de Guayaquil Jaime Nebot Saadi que era el gobernador titular de la provincia del Guayas de 1984 a 1988.

El tercero es el tío Asisclo, constructor de caminos y carreteras, muerto en 1996, el cuarto es Mario, que vive en Madrid desde hace 56 años, fue extra del cine español, jubilado decorador de almacenes y jefe de productos de Casas Puig; Aldo es el quinto que emigró a Estados Unidos donde falleció el 2008, y el último es el tío Miguel.

A más de los tíos Hortensia y Gerardo, los Vargas-Machuca y Navarrete, fueron Dolores casada con su primo segundo Manuel María Suárez y Suárez, un prestante comerciante guayaquileño, firmante del acta liberal del 5 de junio de 1895, que perdió su fortuna en el ya conocido incendio grande de 1896; la tía Zahira monja de San José de Tarbes, Óscar, que casó con Dolores Calero y Rico, con larga descendencia; y la última fue Amanda muerta soltera.
El tatarabuelo fue Francisco Vargas-Machuca y Suárez, hacendado cacaotero en Puebloviejo, en la Provincia de Los Ríos, casado con Josefa Navarrete y Seminario, nacida en Puebloviejo, sus padres eran originaros de Piura, sobrina carnal de Jerónimo Seminario y Jaime que proclamó la independencia de Piura el 5 de enero de 1821, tía en 2º grado de Miguel Grau Seminario, héroe de la guerra del Pacífico, y de Enrique Seminario y Marticorena, el primer productor de cacao del Ecuador a principios del siglo XX, y de Miguel Seminario y Marticorena, encargado por un mes de la presidencia de la república del Ecuador en 1917; así mismo tía en 4º grado de Clemente Yerovi Indaburu presidente interino de la república del Ecuador en 1966.  

Los hermanos Vargas-Machuca y Suárez, fueron Manuel soltero, Mauricio que tuvo la primera empresa para construir el malecón de Guayaquil, José y el general Ramón Vargas-Machuca y Mora, héroe de la Guerra del Perú con Chile, pereció luchando en la batalla de Miraflores, sepultado en Lima en un sarcófago de mármol en la Cripta de los Héroes en el Cementerio Presbítero Maestro.

Fueron hijos de Mauricio Vargas-Machuca y Barreto, piurano, a quien como era la costumbre de la época el cabildo guayaquileño en 1820 le otorgó certificado de conducta  y  pareceres,  diciendo:  “que  este  individuo  es honrado y de buenos procederes”, se desempeñó como  regidor noveno del Cabildo de Guayaquil en 1824 y 1825, conjuez de la antigua parroquia de La Concepción, alcalde primero Municipal y procurador  del  Cabildo  en  1829, por orden del Libertador Simón Bolívar fue nombrado alcalde de segundo voto ese año; el gobierno peruano desde 1828 lo había designado cónsul de la república del Perú, siendo el primer representante que tuvo la nación vecina en Guayaquil, cuando pertenecimos a Colombia y cuando se fundó la república del Ecuador, ratificado en este cargo, fue recibido por el Dr. José Joaquín de Olmedo el 25 de mayo de 1830; ejerciendo esta función hasta 1835, radicándose desde ese año en Lima, donde compró una finca en sociedad con su hermana Juana, a la bajada del puente de San Lázaro; se casó con su prima hermana María Josefa Suárez y Vargas-Machuca. Ambateña, y enlazó con  María del Carmen Mora.

Los Vargas-Machuca y Barreto, fueron: María de las Mercedes; que casó con Martín Crespo, piurano, sin hijos; el teniente coronel Pedro Pablo, director del Colegio San Miguel de Piura, con sucesión; Baltasar; El Dr. José de los Santos, diputado al Primer Congreso Constituyente de la república del Perú el 13 de noviembre de 1822, fue cura de Sullana y Piura en 1826, deán de la Catedral de Trujillo; que dejó descendencia en las familias Vásquez y Barreto de Piura y Lima. Manuel Baltasar, prócer de la Independencia del Perú, Benemérito en Grado Heroico; Juana María; María Juana de la Cruz, casó con José Eugenio Sánchez y Valdés, español de la  villa de Puerto Real, sin hijos; el general Francisco, prócer de la Independencia del Perú, participó en las campañas de Ecuador y Perú, siendo teniente luchó en la batalla del Pichincha el 24 de mayo de 1822, con familia; Ignacio; Nicolasa, casó con  José  Vicente Rodríguez Plaza, guayaquileño, con prole; María Rosa; casó con Ignacio María de Herrera-Campusano y Lavayen, con sucesión.

Fueron hijos del subteniente Mateo Miguel de Vargas-Machuca y Millán, guayaquileño, subteniente de las reales milicias disciplinadas de Piura, jefe del resguardo de caballería de Sullana  y  Querecotillo, alférez,  comandante  del  escuadrón  de  caballería  de  Querecotillo  de  la segunda compañía de Piura; casó con Manuela Barreto y Espinosa, piurana.

Sus hermanos fueron doce con distinguida descendencia en el Perú, todos hijos de Francisco Basilio de Vargas-Machuca Núñez de Saavedra y Bermeo, nacido en Santiago en el reino de Chile, sabemos que fue bautizado en la iglesia de El Sagrario, de cuatro meses de nacido, el 11 de septiembre de 1703, gracias a la información proporcionada por el colega José Miguel de la Cerda Merino; fue secretario en Chillán; se estableció en Guayaquil donde se casó tres veces: con Mónica santos; 2º con María Benita de Vera; y 3º con María Josefa Millán y Velasco, que presentó información de su calidad y nobleza ante el Cabildo de Guayaquil en 1782, las tres señoras fueron guayaquileñas.

Los Vargas-Machuca y Núñez de Saavedra, fueron: Juana; que casó con el capitán Juan del Río, natural de Concepción; Gabriel, tuvo familia con María Monroy y Cortés; María Josefa, vecina de Chillán en 1729, casó con el sargento mayor Pedro Agustín de Saldías; María; casó con el capitán Juan de Lara, vecino de Chillán; Antonio, casó con  María  de  Barriga; Antonia, dueña del solar dos en la manzana 31 de la nueva ciudad de Concepción en 1752. Rosa Josefa; casó con Ignacio de la Quintana y González Toledo de Acuña; Julián, casó con Juana Rita del Bao o Bau y de la Quintana Toledo, su hija Manuela de Vargas-Machuca y del Bao o Bau, fue madrastra de María Isabel Riquelme y Meza, que fue madre con el Barón de Ballenary y Marqués de Osorno, del libertador de Chile Bernardo O´Higgins y Riquelme. José; casó con Josefa del Bao o Bau y de la Quintana Toledo, hermana de su cuñada.

Fueron hijos del capitán Francisco de Vargas-Machuca y Núñez de Saavedra, vecino de Concepción donde fue escribano en 1718, luego escribano público del Cabildo de Chillán en 1726; se casó en Santiago en la parroquia de San Lázaro el 25 de noviembre de 1700 con Josefa Bermeo y Pedraza, nacida en Santiago, descendiente de los primeros pobladores de la capital chilena. Francisco fue hijo de Bartolomé de Vargas-Machuca, vecino de Concepción, seguramente español, habido en Juana Núñez de Saavedra.

Hasta aquí el más remoto ascendiente Vargas-Machuca; la razón de exponer esta ponencia es porque nos deja dos reflexiones:

La 1ª: esta historia que más parece un cuento, es la realidad genealógica similar y común de casi todas las familias luso e  iberoamericanas.

La 2ª que podemos investigar, conocer y contar una relación genealógica sin mentir, exagerar, mitificar; siempre y cuando lo hacemos cuando nos desperjuiciemos, esta sería la principal razón para no denigrar, ni juzgar y peor aun señalar o estigmatizar, las azarosas vidas sus acciones y axiomas frente a esta, que realizaron nuestros ancestros.

Para terminar me vienen las palabras que aprendí del desaparecido genealogista caleño, Dr. Enrique Borrero Garcés, a quien tuve el gusto de conocer en el congreso genealógico de Cali de 1987, que dijo: “Aquel que no tiene de conquistador, militar, cura, de indio, negro y pisca, todo puede ser, menos genealogista”, para los colombianos pisca son las trabajadoras sexuales. 


Gracias


(*)Miembro de la Academia Nacional de Historia del Ecuador, Director-fundador de la Sociedad Amigos de la Genealogía del Guayas. Historiador, paleógrafo y genealogista.

1 comentario:

  1. yo soy vargasmachuca mi abuelo es de arequipa peru! me gusatria saber algo de el ya que perdí contacto con el por cosas de la vida el se llama amador vargamachuca como puedo reconectarme con el ?

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