XVII Reunión Americana
de Genealogía
VI Congreso
Iberoamericano de las Ciencias Genealógicas y Heráldicas
ROGELIO Y HERIBERTO MARTÍNEZ.
ESTRATEGIAS DE INMIGRANTES
ESPAÑOLES Y SUS DESCENDIENTES EN ARGENTINA Y PERÚ (siglos XIX y XX)
Jorge E.
Ferreyra
La familia Martínez que
estudiamos en esta ocasión tiene sus orígenes en América hacia mediados del
siglo XIX, cuando dos hermanos españoles decidieron migrar de su Galicia natal
para avecindarse definitivamente en la ciudad de Córdoba, Argentina.
El
mayor de ellos, Rogelio Martínez, logró abrirse paso entre la élite local,
contrayendo matrimonio al poco tiempo con Isabel de Berrotarán y Garzón,
perteneciente a familias fuertemente instaladas en el medio social. Su hermano
menor, Heriberto, siguió sus pasos y años más tarde ya se encontraba en una
cómoda posición económica, casando luego con Manuela Carranza Yofre, de igual
peso social que su concuñada.
Tanto ellos como sus descendientes incursionaron desde
temprano en el ámbito político, con suficiente éxito como para alcanzar en dos
ocasiones la vicepresidencia de la Argentina (Enrique Martínez, hijo de Rogelio,
y Víctor Martínez, nieto de Heriberto), y la presidencia del Perú (Alan García,
esposo de María del Pilar Nores Bodereau, bisnieta de Rogelio), entre otras
posiciones de relevancia como senadores y diputados nacionales, e interventores
federales.
La
intención del presente trabajo es la de desentrañar las estrategias utilizadas
por los fundadores de la familia y las generaciones que les siguieron para
insertarse y mantenerse dentro de las élites sociales, económicas, políticas y
religiosas de las ciudades donde se asentaron.
Los
orígenes: Marín, Galicia
Dentro de las numerosas
oleadas inmigratorias que pueden registrarse en suelo argentino, y más específicamente
en la mediterránea ciudad de Córdoba, es posible hacer una mención aparte a una
en especial, que marcó una “decisiva
influencia social, económica y política durante más de un siglo y medio de
hijos de Galicia, y en particular del puerto de Marín”[1].
Este
fenómeno se inició en las últimas décadas del siglo XVIII y vio cómo con el
correr de los años, tanto los primeros gallegos en establecerse en la ciudad y
los que iban llegando posteriormente, como sus descendientes, consiguieron acomodarse
sin demasiada dificultad en el medio social, alcanzando eventualmente
posiciones de jerarquía en diferentes esferas de poder.
Una
de esas familias la constituyeron los hermanos Rogelio y Heriberto Martínez, quienes
arribaron en ese orden, con una diferencia de algunos años, sin lugar a dudas este
último estimulado por la experiencia americana de su hermano mayor.
Rogelio y Heriberto eran
hijos del matrimonio formado por José Martínez y Rosa Garzón, que se completaba
con sus hermanos Manuel, María y Otilia Martínez Garzón. José, el padre, era un
personaje destacado en el ámbito político de la ciudad, algo que se desprende
de la posición de Alcalde de la Villa de Marín que alcanzó en los años 1891 y
1897[2](es decir, tiempo después
que sus hijos hubieron partido hacia la Argentina).
El
núcleo familiar residía en una casa que en 1994 fue adquirida y renovada por el
Bloque Nacionalista Gallego, y que “foi
construída en 1838, data que aparece labrada no lintel da porta principal.
Representa un dos edificios máis antigos conservados na zona histórica da vila
de Marín. Tipolóxicamente pertence á arquitectura mariñeira e está dividida en
dous niveis. O inferior ten acceso desde a rúa e servía para gardar a
embarcación e os aparellos de pesca. O superior accédese tanto desde o exterior
como desde o nível inferior e servía como vivenda. Nel consérvase en parte unha
lareira.”[3]
Esta
propiedad, “A Casa da Veiguiña” como se la denomina, forma parte actualmente
del Patrimonio Histórico-Artístico de Marín, y fue visitada en abril de 1984 por
el entonces vicepresidente de la República Argentina, Víctor H. Martínez
(descendiente de Heriberto), durante unos días que se tomó luego de finalizado su
viaje oficial al Reino de España[4].
La
página del BNG nos brinda además otros datos interesante: dice que la historia
de la casa está “moi ligada á familia
Martínez de Marín”, y que
los nombres de sus propietarios eran “Xosé
Martínez Touza que casara con Rosa Garzón Martínez”. Lo que, sumado al
cargo político ejercido por José Martínez, nos lleva a pensar que puede
tratarse de una familia de cierta relevancia local y reconocible por un viejo
arraigo en el lugar.
Por otra parte, el apellido materno de Rosa
Garzón pareciera coincidir con lo expresado por Tejerina Carreras en otro
fragmento de su ya mencionado trabajo: “Al
margen de pertenecer a la misma ciudad, existían entre todos ellos lazos de
parentesco…que habían sido en su mayoría establecidos en España[5], mientras que otros los fueron en nuestras
tierras”. Esos lazos de parentesco a los que hace
referencia se produjeron entre ramas de las familias Garzón, Caeiro, Bas,
Nores, Viso, etc. Más adelante en este trabajo, analizaremos la unión de
nuestros Martínez con estos otros marinenses instalados en Córdoba.
El paso
a América: la ciudad de Córdoba
Así
como tantos otros que embarcaron en el puerto de Marín con rumbo a la
Argentina, Rogelio Martínez emprendió su viaje a la ciudad donde vivían sus
parientes siendo muy joven todavía, en 1873, cuando todavía no había alcanzado
la mayoría de edad. Lo acompañó en su travesía otro marinense, Antonio Garzón,
pariente suyo por el lado materno.
Hizo
sus primeras armas comerciales como “empleado
de su tío J. A. Garzón y gracias a su capacidad de ahorro, logró acumular el
capital suficiente para convertirse en su socio.” Tiempo después de
arribado a la ciudad, Heriberto se empleó en la sociedad de la que era parte Rogelio.
“En 1885, Garzón se retiró y la razón
social fue denominada “Rogelio Martínez y hermano”. La firma se disolvió cuando
Heriberto instaló su propio comercio.”[6]
La
expectable posición económica que consiguió en los años que siguieron a su
arribo expandió sus beneficios a otras esferas, tales como la social y la
política. Rogelio desempeñó el viceconsulado de España durante la crisis que
sacudió a la provincia de Córdoba, y a la Argentina en general, a comienzos de
la última década del siglo XIX. En 1909 fue incluido en la una lista municipal
impulsada por los comerciantes locales, obteniendo tras las elecciones una
banca como concejal, y dos años más tarde pasó a presidir el Consejo
Deliberante, posición desde la cual le tocó hacerse cargo interinamente de la
Intendencia. Falleció a los 55 años de edad el 20 de abril de 1912.[7]
Heriberto,
el hermano menor, nació en 1866, casi un decenio después que Rogelio, y a los
14 años[8] dejó su Marín natal para
seguir los pasos de su hermano mayor, reproduciendo la misma metodología que
venía desarrollándose entre sus conocidos: “a
la llegada de los primeros, y a la noticia que de estos tuvieron los que se
quedaron, favoreció el flujo incesante a través de más de un siglo y medio.”[9]
Su
primer trabajo antes de colaborar con su hermano fue como empleado de Fortunato
Rodríguez, y ya en 1900 se encontraba establecido con su casa mayorista, que lo
vinculaba con otras provincias y el extranjero.
Fue
miembro de la Asociación Española de Socorros Mutuos (la cual llegó a
presidir), socio fundador del Centro Gallego de Córdoba, y, junto con su
hermano, uno de los fundadores del Hospital Español (actualmente ubicado en el
barrio Rogelio Martínez). Tuvo además, mucha vinculación con diferentes
entidades financieras como el Banco Hipotecario Nacional, del cual fue
consejero. En el campo político no trascendió más allá de las fronteras de la
ciudad: fue concejal municipal en 1907 y en 1922, elector de gobernador.[10]
Falleció el 26 de mayo
de 1929, habiendo sido condecorado por servicios prestados en varias ocasiones:
Caballero (1915) y Comendador (1920) de la Orden de Isabel la Católica;
Caballero de Mérito de la Orden Constantiniana de San Jorge (1925) y Medalla de
Felipe V.[11]
Argentina
y Perú: estrategias
Esta
ponencia surge de una de las posibles miradas de análisis sobre los datos de
una investigación mayor y más global que estamos desarrollando sobre esta misma
familia. Por lo tanto, una considerable cuota de la información que expondremos
a continuación será tomada de nuestro trabajo aún inédito.
Habíamos
dicho al comienzo que era nuestra intención desentrañar las diferentes
estrategias que pueden haber llevado adelante tanto los fundadores del linaje
en estas tierras como sus descendientes, para alcanzar y perdurar en las élites
locales de donde se avecindaron. Y bajo esta premisa podemos hacer foco en
diferentes planos: el social, el político, el económico, y el religioso, por
ejemplo.
Tales
estrategias, sostiene Bourdieu, abarcan “un
conjunto de prácticas fenomenalmente muy diferentes, por medio de las cuales
los individuos o las familias tienden de manera consciente o inconsciente, a
conservar o aumentar su patrimonio y, correlativamente, a mantener o mejorar su
posición en las relaciones de clase”[12].
Para
empezar, en pos de estudiar el plano social, nos detendremos en el caso, que
sirve a modo de ejemplo, del primero de una de las dos ramas: Rogelio.
Rogelio
Martínez contrajo matrimonio en 1881 con Isabel de Berrotarán y Garzón, cordobesa,
hija legítima de Marcelino de Berrotarán y Argüello, y de Saturnina Garzón. Una
lectura de su expediente matrimonial nos permite ver que ambos contrayentes
conocían en profundidad su relación de parentesco, que devenía en un “impedimento de consanguinidad en cuarto
grado por línea lateral igual”[13]:
Juan A. Garzón 1er Antonio Garzón
Agustín Garzón 2do José Garzón
Rosa Garzón 3er Saturnina Garzón
Rogelio Martínez 4to Isabel Berrotarán
(novio) (novia)
El
novio nombra como “causales que puedo
presentar á la consideración… para que… se digne remover el indicado
impedimento” dos situaciones: por un lado, que la pretendida era “huérfana de padre”, con lo que significaba
a su vez, que se consideraba económicamente capaz de sustentarla. Y por otro
lado, la edad de la novia (ella tenía 27 años, y él, 23), que representaba para
ella un “peligro de quedar inupta”.
Uno
de los testigos del acto fue Antonio Garzón, marinense y residente en Córdoba,
que declara “que conoce a los
contrayentes como que son sus consanguíneos; que le consta que el
pretendiente es natural de Marín, provincia de Pontevedra, de donde, dice el
declarante que en su compaña (sic)
vino a esta ciudad el año setenta y tres, y que desde entonces hasta el
presente se conserva en su casa de negocio…”. El segundo testigo, Antonio
Areosa, manifiesta también ser pariente próximo de ellos.
Esta
situación ejemplifica a la perfección lo enunciado anteriormente en referencia
a los lazos de parentesco que unían a las familias venidas desde Galicia. Y
sirve asimismo como muestra de los casos de grupos familiares gallegos que van
migrando en etapas escalonadas, incluso en diferentes generaciones, atraídos
por la experiencia de sus parientes.
Rogelio
no llegó a una Córdoba desconocida. Probablemente conocía a la perfección
quiénes eran los naturales de Marín que se encontraban viviendo en la ciudad, y
buscó siempre rodearse de su gente para encontrar su lugar y prosperar. Lo hizo
en los negocios, lo hizo en la política, y también en la vida social. Buscó
contraer enlace con una prima suya, para no salir del círculo íntimo, y logró
concretar el casamiento citando como razón que era probable que si la novia no
casaba con él, quedara soltera por su “avanzada” edad: no cualquier individuo
iba a ofrecerle matrimonio debido a sus años, pero él sí, él ya tenía una
relación con ella, eran parientes.
De
este enlace nacieron ocho hijos (seis varones y dos mujeres: Isabel y Juana),
que eran, por ende, Martínez Berrotarán Garzón Garzón. Es decir, que de sus
primeros cuatro apellidos, tres representaban a familias venidas desde Galicia
(el otro era vasco).
A
su vez, Isabel Martínez Berrotarán, la mayor de las mujeres de la pareja,
desposó con Antonio Sixto Nores Bas, cordobés nacido en 1873. Sus padres eran Narciso
Nores del Viso y Manuela Bas Garzón, o lo que es lo mismo decir, él tenía
apellidos gallegos por sus cuatro lados. Los hijos de Antonio e Isabel, que
fueron nueve, eran entonces Garzón por tres de sus ocho ramas primeras, y pertenecían
además a la mayoría de los linajes marinenses radicados en Córdoba desde
finales del siglo XVIII y a lo largo del XIX: Martínez, Nores, Viso, Bas y
Garzón.
Esta
estrategia de enlazarse entre parientes venidos de Galicia, sin embargo, fue
disminuyendo luego de estas generaciones en favor de nuevas estrategias, más
concordantes con la consolidación de su adquirida posición de élite.
En
el plano religioso, en una ciudad tan fuertemente católica como Córdoba, con
una tradición eclesiástica que puede observarse en cada manzana céntrica, y
donde el poder clerical siempre tuvo un peso político y cultural tan
determinante, mantener relaciones estrechas con el Obispado (décadas más tarde,
Arzobispado) era sin lugar a dudas colocarse en un lugar de preponderancia y
privilegio dentro de la sociedad, más allá de los vaivenes positivos o
negativos para la Iglesia Católica que haya tenido la política cordobesa o argentina
en su totalidad.
La
creación de un periódico de corte católico como fue “Los Principios” era, en
ese sentido, un gran acercamiento. Heriberto Martínez fundó este diario en los
últimos años del siglo XIX, recayendo al poco tiempo la presidencia del
directorio en el joven Antonio S. Nores, también involucrado en los inicios de
la empresa, y que años más tarde contraería matrimonio con la sobrina del aquél,
Isabel.
Antonio
llevó la dirección de la empresa editora, ligada al Obispado, durante largos
años, entre los que se incluyen los turbulentos días de la Reforma
Universitaria de 1918, en la cual Nores fue protagonista como candidato a
Rector de la Universidad Nacional de Córdoba de los sectores conservadores. Más
tarde, intentó formar un Partido Católico y presidió el Comité Independiente
“Manuel D. Pizarro”, que nucleaba a la dirigencia católica, incorporada en su
mayoría al Partido Demócrata.[14]
La
influencia del catolicismo en sus descendientes se mostró clara, comenzando en
su hijo mayor, Rogelio Nores Martínez, que siguió sus pasos dentro del
directorio de “Los Principios”, y en el plano político llegó brevemente a la
posición de interventor federal a comienzos de la década de 1960.
Así
como en el pasado era costumbre adquirir influencia en el clero a través del
ordenamiento de algún pariente o del ingreso en alguna orden religiosa, los
Martínez, en cambio, parecen haberlo hecho principalmente desde la esfera
pública, ejerciendo la política con el respaldo de un medio masivo de difusión.
Esto
no quita, sin embargo, la relevancia que aún puede tener un familiar en las
filas de la Iglesia. El Padre Carlos Schickendantz, bisnieto de Horacio
Martínez Berrotarán y por tanto, tataranieto de Rogelio, se desempeñó hasta
hace poco tiempo como vicerrector académico de la Universidad Católica de
Córdoba, la única del país gestionada por la Compañía de Jesús.
Para
analizar el plano económico, nos basamos en propietarios o herederos de grandes
empresas, con suficiente peso en el mercado como para dominar una parte de él. Resulta
particular entonces que al menos un Martínez haya contraído matrimonio con
miembros de cada una de las familias fundadoras de las firmas relacionadas al
cemento más importantes de la provincia y el país, dadas las características
geográficas positivas para el negocio de las Sierras de Córdoba.
Alfredo
Martínez Berrotarán, hijo de Rogelio, casó con Otilia Minetti, descendiente de
los hermanos que pusieron los cimientos de lo que con el tiempo se convertiría
en el gigante calero de su apellido. De igual modo hizo Graciela Nores Bodereau,
nieta de Isabel, desposando con Guillermo Allende Minetti.
La
otra empresa, CORCEMAR (Corporación Cementera Argentina), viene representada
por Marcelo Caiero Garlot, que además de pariente por el origen gallego de su
apellido paterno, se convirtió en esposo de María Lidia Martínez Achával y
Novillo sobre finales de la década de 1970.
Ambas
empresas en la actualidad están en un porcentaje mayoritario en manos
extranjeras, aunque algunos de los herederos todavía tienen intereses laborales
o económicos en ellas.
Finalmente, en lo que
respecta al plano político, seguimos la perspectiva de Ferrari, que toma como
objeto de análisis la trayectoria política de tres miembros de la segunda
generación de la familia en Argentina: Enrique Martínez, hijo de Rogelio, y sus
primos José Heriberto y Raúl Victorino Martínez; radicales el primero y el
último, demócrata el segundo. Su importancia “radica en que sus principales apuestas políticas fueron realizadas
desde los respectivos partidos en los que invirtieron y fue de ellos de donde
obtuvieron los recursos para alcanzar sus posiciones de poder”[15].
En
el año 1913, describe Ferrari, los Martínez Berrotarán se afiliaron al
radicalismo, que el año anterior se había presentado por primera vez en los
comicios para gobernador provincial, como consecuencia de la aprobación de la
ley nacional conocida como Sáenz Peña, que establecía el voto universal,
secreto y obligatorio para todos los hombres argentinos y naturalizados mayores
de 18 años. Al año siguiente, se sumaría también a las filas del radicalismo su
primo Raúl Victorino Martínez. Rogelio había fallecido el año anterior, por lo
que no pudo ser parte de la actividad política de la familia, pero sí su
hermano Heriberto, que decidió entonces
naturalizarse y afiliarse al recientemente creado Partido Demócrata, de corte
conservador, junto con su hijo José Heriberto.
“¿Era una estrategia que suponía una doble apuesta política para
asegurar el poder de la familia o diferencias ideológicas?”Es difícil de
determinar, pero “si pensamos que Enrique
Martínez adhirió a las sucesivas tendencias elitistas del radicalismo,
antiyrigoyenistas y católicas (insurgente en 1913, azul desde 1917 e
impersonalista desde mediados de la década del ’20), mientras que Raúl V.
integró las más populares (rojo, elpidista o circulista en la década del ’20) [Vidal,
1995], las “sospechas” resultan aún más plausibles”.[16]
Y concluye: “con respecto a la generación de sus padres,
para quienes la actividad política era una inversión entre otras, se había
operado un cambio interesante:”los miembros de la siguiente generación que hemos
estudiamos “tomaron la actividad política
como una profesión: vivían de ella y para ella”.
Enrique Martínez alcanzó
la gobernación de la provincia de Córdoba desde el radicalismo en 1928, y ese
mismo año llegó a la vicepresidencia de la Argentina de la mano de Hipólito
Yrigoyen, cuya fórmula había quedado coja por el fallecimiento de su compañero
luego de las elecciones.
Raúl Heriberto, por su
parte, casó y se asentó en Buenos Aires (en donde dejó una vasta descendencia),
y desde allí ocupó una banca en el parlamento defendiendo al PD durante más de
dos décadas, desde 1920 hasta 1943, mientras que su hermano Raúl Victorino
llegó a la diputación nacional en 1928 como presidente de la UCR.
En los tres casos, sus
carreras políticas nacionales se vieron interrumpidas por golpes de estado: el
del Gral. Uriburu en el ’30, y el del Gral. Rawson en el ’43.
Víctor H. Martínez, hijo
de Raúl V. y nieto de Heriberto, fue consagrado como vicepresidente de la
Argentina, secundando a Raúl Alfonsín en las elecciones nacionales de 1983, las
primeras que siguieron al gobierno de facto que había gobernado el país desde
1976. Ese mismo año de su asunción, su sobrino carnal Heriberto A. Martínez
Oddone, de tan sólo 26 años y sin haber aún finalizado sus estudios en
arquitectura, ocupó por primera vez una banca en el Concejo Deliberante de
Villa Allende[17],
ciudad natal de ambos. Actualmente, Heriberto es diputado nacional por la
provincia de Córdoba.
Contemporáneamente a la
vicepresidencia de Víctor Martínez, asumió el poder ejecutivo del Perú Alan
García, esposo desde mediados de la década anterior de María del Pilar Nores Bodereau,
hija de Rogelio Nores Martínez y Elena Bodereau Crespo, nieta materna de
Enrique Bodereau y Mercedes Crespo Correa. Con este enlace, la prole de los
hermanos Rogelio y Heriberto pasaba de extenderse a otras provincias
argentinas, a alcanzar dimensiones internacionales.
Pilar Nores y el futuro
presidente peruano se conocieron en Europa, mientras ella estudiaba su maestría
en el London School of Economics, luego de haberse graduado en las aulas de la
Universidad Nacional de Córdoba. Procrearon cuatro hijos: Josefina, Gabriela,
Luciana y Alan Raúl García Nores.[18]
A Pilar, le cupo cumplir
en dos ocasiones no consecutivas la posición de primera dama desde la década de
los 80s hasta el 2011, acompañando a su esposo. Este año, una vez finalizado el
mandato de su marido, le tocará asumir un nuevo cargo que le fue encomendado
por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos: será por dos años representante del Perú ante el Comité de Los
Derechos del Niño.[19]
Consideraciones
finales
A
lo largo de esta investigación hemos podido observar diferentes tipos de
estrategias, conscientes o inconscientes, empleadas por distintos miembros de
la familia Martínez, ya sea para alcanzar un status o para mantenerlo.
Sin
lugar a dudas estas estrategias han sido exitosas para la mayor parte (si es
que no toda) la prole de Rogelio y Heriberto a lo largo del siglo XX, y
continúa siéndolo en el presente. Pero es de destacar la habilidad con que
supieron emplearlas, enfocándose en el objetivo que cada generación tenía de
acuerdo a las circunstancias temporales.
Los
hermanos recién llegados priorizaron el aspecto social, refugiándose en su
núcleo étnico y en sus lazos de parentesco hasta conseguir una sólida y cómoda
posición social a nivel público. La generación que les siguió en parte hizo lo
mismo, pero prestó mucha más atención en explotar la vena política que corría
por la familia, desatendiendo un poco para esto los negocios a los que con
tanto ahínco se habían dedicado sus padres.
En
las generaciones siguientes ya es más claro advertir una diferencia entre las
ramas, sin que esto signifique un quiebre o una ausencia de identificación con
el resto de la familia. Hay un reconocimiento mutuo como parientes, pero
pareciera que el alcance de la influencia recíproca es más reducido. Se toman
cosas de familiares más directos y no se actúa en conjunto.
En
esto puede ser posible que haya jugado un rol importante el ascenso social de
inmigrantes que gracias al éxito económico, lograron insertarse en el ápice de
la pirámide social, mezclándose tanto con linajes procedentes de fundadores
como con familias bien asentadas pero más recientes como nuestros Martínez.
Sin
embargo, la calidad de élite de los descendientes tanto de Rogelio como de
Heriberto sigue sana, aunque tal vez un tanto debilitada por la dispersión de
la unidad que había en el seno del grupo debido a la cantidad actual de
miembros del clan.
La
presencia a pesar de esto, a casi un siglo y medio del arribo del primero de
los dos genearcas, de integrantes de la familia en espacios políticos públicos
como puede ser el congreso nacional, o un organismo internacional como las
Naciones Unidas, o en posiciones de privilegio para la toma de decisiones
económicas o de dominio en ámbitos culturales como una Universidad, habla a las
claras de la importancia de estudios de comportamientos sociales como las
estrategias, que sin embargo de estar actualizados, deben esperar a la generación
siguiente para ver si ésta no les da un vuelta de tuerca.
[1] TEJERINA CARRERAS, Ignacio G., “Los Gallegos de Marín (Pontevedra) y sus
incidencias en la fundación social de Córdoba”, Volumen III/IV del Instituto de
Estudios Iberoamericanos, pág. 591 – 1987.
[2]http://www.concellodemarin.es/index.php?op=amp&idn=375&tip=n&PHPSESSID=5dc274d9b1187f9eb32a3b61fef5e307 (Consultado en agosto de 2011).
[4] MARTÍNEZ, Víctor H., Un pasajero
de la vida, Córdoba, Ciencia, Derecho y Sociedad Editorial, pág. 176 en
adelante – 2006.
[5] El subrayado es siempre del
autor, a excepción de que se indique lo contrario.
[6] FERRARI, Marcela P., “La
Argentina de los años 1916-1930 – Cuatro itinerarios políticos en tiempos de
democracia ampliada”, No 51-52, 2006/1-2 2007, Cahiers des Amériques
latines, IHEAL Editions, pág. 164 – 2007. Disponible en http://www.iheal.univ-paris3.fr/IMG/CAL/cal51-52-etudes1.pdf (Consultado en agosto de 2011).
[7] LUQUE COLOMBRES, Carlos A.,
Historia de la Bolsa de Comercio de Córdoba: 1900-1975, Córdoba, Bolsa de
Comercio, pág. 17 – 1988. Disponible en http://www.bolsacba.com.ar/files/historia1.pdf (Consultado en agosto de 2011).
[8] BEATO, Guillermo, Grupos sociales
dominantes – México y Argentina (siglos XIX-XX), Córdoba, Universidad Nacional
de Córdoba, pág. 113 – 1993.
[9] TEJERINA CARRERAS, Ignacio G., op. cit.,
pág. 592.
[10] BEATO, Guillermo, op. cit., pág 113.
[11] LUQUE COLOMBRES, Carlos A., op. cit.,
pág. 21.
[12] BOURDIEU, Pierre, La distinción, Buenos
Aires, Taurus, pág. 122 – 1988.
[13] Archivo del Arzobispado de Córdoba –
Expedientes Matrimoniales, Legajo 159, No 29, año 1881.
[14]VIDAL, Gardenia, “El avance del poder clerical y el
conservadorismo político en Córdoba durante la década del 20”. Paper prepared for
delivery at the 2000 meeting of Latin American Studies Association, Hyatt
Regency Miami, March 16-18, 2000; en SCHENONE, Gabriela, “El accionar del
estudiantado católico en la UNC durante la Reforma Universitaria de 1918”, en
Revista Modernidades No 11, Centro de Investigaciones de la Facultad
de Filosofía y Humanidades (UNC) – 2011. Disponible en http://www.ffyh.unc.edu.ar/modernidades/2011/08/el-accionar-del-estudiantado-catolico-en-la-unc-durante-la-reforma-universitaria-de-1918/#_ftn5 (Consultado en agosto de 2011).
[15] FERRARI, Marcela P., op. cit., pág. 164.
[16] FERRARI, Marcela P., op. cit., pág. 166
y 167; y VIDAL, Gardenia, Radicalismo de Córdoba, 1912-1930 - Los grupos
internos: alianzas, conflictos, ideas, actores., Córdoba, UNC - 1995.
[17] La municipalidad de Villa Allende se
ubica sólo 19 kms. de distancia de la ciudad de Córdoba, con la cual se
encuentra interconectada a través de diferentes avenidas. Su población actual
es de alrededor de 30.000 habitantes según el último censo.
[18]ZILERI, Drusila, “Pilar con honores”, Revista
Ellos & Ellas, Edición 2183, Perú, 2011. Disponible en http://www.caretas.com.pe/Main.asp?T=3082&idE=933&idS=74 (Consultado en agosto de 2011).
[19] Ibíd.
yo necesitaba esta info para mi trabajo de historia . Necesitaba información de mi tatarabuelo
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