SAG

Celebrado en Quito, Ecuador del 19 al 24 de septiembre de 2011, bajo los auspicios de la Sociedad Amigos de la Genealogía y dirigido por la Dra. Marcia Stacey Chiriboga de Valdivieso. Encargada de Eventos de dicha sociedad.

martes, 27 de septiembre de 2011

13ra. Jorge E. Ferreyra / Córdoba, Argentina


XVII Reunión Americana de Genealogía
VI Congreso Iberoamericano de las Ciencias Genealógicas y Heráldicas

ROGELIO Y HERIBERTO MARTÍNEZ.
ESTRATEGIAS DE INMIGRANTES ESPAÑOLES Y SUS DESCENDIENTES EN ARGENTINA Y PERÚ (siglos XIX y XX)

Jorge E. Ferreyra

La familia Martínez que estudiamos en esta ocasión tiene sus orígenes en América hacia mediados del siglo XIX, cuando dos hermanos españoles decidieron migrar de su Galicia natal para avecindarse definitivamente en la ciudad de Córdoba, Argentina.
            El mayor de ellos, Rogelio Martínez, logró abrirse paso entre la élite local, contrayendo matrimonio al poco tiempo con Isabel de Berrotarán y Garzón, perteneciente a familias fuertemente instaladas en el medio social. Su hermano menor, Heriberto, siguió sus pasos y años más tarde ya se encontraba en una cómoda posición económica, casando luego con Manuela Carranza Yofre, de igual peso social que su concuñada.
            Tanto ellos como sus descendientes incursionaron desde temprano en el ámbito político, con suficiente éxito como para alcanzar en dos ocasiones la vicepresidencia de la Argentina (Enrique Martínez, hijo de Rogelio, y Víctor Martínez, nieto de Heriberto), y la presidencia del Perú (Alan García, esposo de María del Pilar Nores Bodereau, bisnieta de Rogelio), entre otras posiciones de relevancia como senadores y diputados nacionales, e interventores federales.
            La intención del presente trabajo es la de desentrañar las estrategias utilizadas por los fundadores de la familia y las generaciones que les siguieron para insertarse y mantenerse dentro de las élites sociales, económicas, políticas y religiosas de las ciudades donde se asentaron.

Los orígenes: Marín, Galicia
Dentro de las numerosas oleadas inmigratorias que pueden registrarse en suelo argentino, y más específicamente en la mediterránea ciudad de Córdoba, es posible hacer una mención aparte a una en especial, que marcó una “decisiva influencia social, económica y política durante más de un siglo y medio de hijos de Galicia, y en particular del puerto de Marín[1].
            Este fenómeno se inició en las últimas décadas del siglo XVIII y vio cómo con el correr de los años, tanto los primeros gallegos en establecerse en la ciudad y los que iban llegando posteriormente, como sus descendientes, consiguieron acomodarse sin demasiada dificultad en el medio social, alcanzando eventualmente posiciones de jerarquía en diferentes esferas de poder.
            Una de esas familias la constituyeron los hermanos Rogelio y Heriberto Martínez, quienes arribaron en ese orden, con una diferencia de algunos años, sin lugar a dudas este último estimulado por la experiencia americana de su hermano mayor.
Rogelio y Heriberto eran hijos del matrimonio formado por José Martínez y Rosa Garzón, que se completaba con sus hermanos Manuel, María y Otilia Martínez Garzón. José, el padre, era un personaje destacado en el ámbito político de la ciudad, algo que se desprende de la posición de Alcalde de la Villa de Marín que alcanzó en los años 1891 y 1897[2](es decir, tiempo después que sus hijos hubieron partido hacia la Argentina).
            El núcleo familiar residía en una casa que en 1994 fue adquirida y renovada por el Bloque Nacionalista Gallego, y que “foi construída en 1838, data que aparece labrada no lintel da porta principal. Representa un dos edificios máis antigos conservados na zona histórica da vila de Marín. Tipolóxicamente pertence á arquitectura mariñeira e está dividida en dous niveis. O inferior ten acceso desde a rúa e servía para gardar a embarcación e os aparellos de pesca. O superior accédese tanto desde o exterior como desde o nível inferior e servía como vivenda. Nel consérvase en parte unha lareira.”[3]
            Esta propiedad, “A Casa da Veiguiña” como se la denomina, forma parte actualmente del Patrimonio Histórico-Artístico de Marín, y fue visitada en abril de 1984 por el entonces vicepresidente de la República Argentina, Víctor H. Martínez (descendiente de Heriberto), durante unos días que se tomó luego de finalizado su viaje oficial al Reino de España[4].
            La página del BNG nos brinda además otros datos interesante: dice que la historia de la casa está “moi ligada á familia Martínez de Marín”, y que los nombres de sus propietarios eran “Xosé Martínez Touza que casara con Rosa Garzón Martínez”. Lo que, sumado al cargo político ejercido por José Martínez, nos lleva a pensar que puede tratarse de una familia de cierta relevancia local y reconocible por un viejo arraigo en el lugar.
Por otra parte, el apellido materno de Rosa Garzón pareciera coincidir con lo expresado por Tejerina Carreras en otro fragmento de su ya mencionado trabajo: “Al margen de pertenecer a la misma ciudad, existían entre todos ellos lazos de parentesco…que habían sido en su mayoría establecidos en España[5], mientras que otros los fueron en nuestras tierras”. Esos lazos de parentesco a los que hace referencia se produjeron entre ramas de las familias Garzón, Caeiro, Bas, Nores, Viso, etc. Más adelante en este trabajo, analizaremos la unión de nuestros Martínez con estos otros marinenses instalados en Córdoba.



El paso a América: la ciudad de Córdoba
            Así como tantos otros que embarcaron en el puerto de Marín con rumbo a la Argentina, Rogelio Martínez emprendió su viaje a la ciudad donde vivían sus parientes siendo muy joven todavía, en 1873, cuando todavía no había alcanzado la mayoría de edad. Lo acompañó en su travesía otro marinense, Antonio Garzón, pariente suyo por el lado materno.
            Hizo sus primeras armas comerciales como “empleado de su tío J. A. Garzón y gracias a su capacidad de ahorro, logró acumular el capital suficiente para convertirse en su socio.” Tiempo después de arribado a la ciudad, Heriberto se empleó en la sociedad de la que era parte Rogelio. “En 1885, Garzón se retiró y la razón social fue denominada “Rogelio Martínez y hermano”. La firma se disolvió cuando Heriberto instaló su propio comercio.[6]
            La expectable posición económica que consiguió en los años que siguieron a su arribo expandió sus beneficios a otras esferas, tales como la social y la política. Rogelio desempeñó el viceconsulado de España durante la crisis que sacudió a la provincia de Córdoba, y a la Argentina en general, a comienzos de la última década del siglo XIX. En 1909 fue incluido en la una lista municipal impulsada por los comerciantes locales, obteniendo tras las elecciones una banca como concejal, y dos años más tarde pasó a presidir el Consejo Deliberante, posición desde la cual le tocó hacerse cargo interinamente de la Intendencia. Falleció a los 55 años de edad el 20 de abril de 1912.[7]
            Heriberto, el hermano menor, nació en 1866, casi un decenio después que Rogelio, y a los 14 años[8] dejó su Marín natal para seguir los pasos de su hermano mayor, reproduciendo la misma metodología que venía desarrollándose entre sus conocidos: “a la llegada de los primeros, y a la noticia que de estos tuvieron los que se quedaron, favoreció el flujo incesante a través de más de un siglo y medio.[9]
            Su primer trabajo antes de colaborar con su hermano fue como empleado de Fortunato Rodríguez, y ya en 1900 se encontraba establecido con su casa mayorista, que lo vinculaba con otras provincias y el extranjero.
            Fue miembro de la Asociación Española de Socorros Mutuos (la cual llegó a presidir), socio fundador del Centro Gallego de Córdoba, y, junto con su hermano, uno de los fundadores del Hospital Español (actualmente ubicado en el barrio Rogelio Martínez). Tuvo además, mucha vinculación con diferentes entidades financieras como el Banco Hipotecario Nacional, del cual fue consejero. En el campo político no trascendió más allá de las fronteras de la ciudad: fue concejal municipal en 1907 y en 1922, elector de gobernador.[10]
Falleció el 26 de mayo de 1929, habiendo sido condecorado por servicios prestados en varias ocasiones: Caballero (1915) y Comendador (1920) de la Orden de Isabel la Católica; Caballero de Mérito de la Orden Constantiniana de San Jorge (1925) y Medalla de Felipe V.[11]



Argentina y Perú: estrategias
            Esta ponencia surge de una de las posibles miradas de análisis sobre los datos de una investigación mayor y más global que estamos desarrollando sobre esta misma familia. Por lo tanto, una considerable cuota de la información que expondremos a continuación será tomada de nuestro trabajo aún inédito.
            Habíamos dicho al comienzo que era nuestra intención desentrañar las diferentes estrategias que pueden haber llevado adelante tanto los fundadores del linaje en estas tierras como sus descendientes, para alcanzar y perdurar en las élites locales de donde se avecindaron. Y bajo esta premisa podemos hacer foco en diferentes planos: el social, el político, el económico, y el religioso, por ejemplo.
            Tales estrategias, sostiene Bourdieu, abarcan “un conjunto de prácticas fenomenalmente muy diferentes, por medio de las cuales los individuos o las familias tienden de manera consciente o inconsciente, a conservar o aumentar su patrimonio y, correlativamente, a mantener o mejorar su posición en las relaciones de clase[12].
            Para empezar, en pos de estudiar el plano social, nos detendremos en el caso, que sirve a modo de ejemplo, del primero de una de las dos ramas: Rogelio.
            Rogelio Martínez contrajo matrimonio en 1881 con Isabel de Berrotarán y Garzón, cordobesa, hija legítima de Marcelino de Berrotarán y Argüello, y de Saturnina Garzón. Una lectura de su expediente matrimonial nos permite ver que ambos contrayentes conocían en profundidad su relación de parentesco, que devenía en un “impedimento de consanguinidad en cuarto grado por línea lateral igual[13]:
                                     Juan A. Garzón          1er        Antonio Garzón
                                     Agustín Garzón         2do       José Garzón
                                       Rosa Garzón            3er        Saturnina Garzón
                                    Rogelio Martínez        4to        Isabel Berrotarán
                                            (novio)                                        (novia)
            El novio nombra como “causales que puedo presentar á la consideración… para que… se digne remover el indicado impedimento” dos situaciones: por un lado, que la pretendida era “huérfana de padre”, con lo que significaba a su vez, que se consideraba económicamente capaz de sustentarla. Y por otro lado, la edad de la novia (ella tenía 27 años, y él, 23), que representaba para ella un “peligro de quedar inupta”.
            Uno de los testigos del acto fue Antonio Garzón, marinense y residente en Córdoba, que declara “que conoce a los contrayentes como que son sus consanguíneos; que le consta que el pretendiente es natural de Marín, provincia de Pontevedra, de donde, dice el declarante que en su compaña (sic) vino a esta ciudad el año setenta y tres, y que desde entonces hasta el presente se conserva en su casa de negocio…”. El segundo testigo, Antonio Areosa, manifiesta también ser pariente próximo de ellos.
            Esta situación ejemplifica a la perfección lo enunciado anteriormente en referencia a los lazos de parentesco que unían a las familias venidas desde Galicia. Y sirve asimismo como muestra de los casos de grupos familiares gallegos que van migrando en etapas escalonadas, incluso en diferentes generaciones, atraídos por la experiencia de sus parientes.
            Rogelio no llegó a una Córdoba desconocida. Probablemente conocía a la perfección quiénes eran los naturales de Marín que se encontraban viviendo en la ciudad, y buscó siempre rodearse de su gente para encontrar su lugar y prosperar. Lo hizo en los negocios, lo hizo en la política, y también en la vida social. Buscó contraer enlace con una prima suya, para no salir del círculo íntimo, y logró concretar el casamiento citando como razón que era probable que si la novia no casaba con él, quedara soltera por su “avanzada” edad: no cualquier individuo iba a ofrecerle matrimonio debido a sus años, pero él sí, él ya tenía una relación con ella, eran parientes.
            De este enlace nacieron ocho hijos (seis varones y dos mujeres: Isabel y Juana), que eran, por ende, Martínez Berrotarán Garzón Garzón. Es decir, que de sus primeros cuatro apellidos, tres representaban a familias venidas desde Galicia (el otro era vasco).
            A su vez, Isabel Martínez Berrotarán, la mayor de las mujeres de la pareja, desposó con Antonio Sixto Nores Bas, cordobés nacido en 1873. Sus padres eran Narciso Nores del Viso y Manuela Bas Garzón, o lo que es lo mismo decir, él tenía apellidos gallegos por sus cuatro lados. Los hijos de Antonio e Isabel, que fueron nueve, eran entonces Garzón por tres de sus ocho ramas primeras, y pertenecían además a la mayoría de los linajes marinenses radicados en Córdoba desde finales del siglo XVIII y a lo largo del XIX: Martínez, Nores, Viso, Bas y Garzón.
            Esta estrategia de enlazarse entre parientes venidos de Galicia, sin embargo, fue disminuyendo luego de estas generaciones en favor de nuevas estrategias, más concordantes con la consolidación de su adquirida posición de élite.
            En el plano religioso, en una ciudad tan fuertemente católica como Córdoba, con una tradición eclesiástica que puede observarse en cada manzana céntrica, y donde el poder clerical siempre tuvo un peso político y cultural tan determinante, mantener relaciones estrechas con el Obispado (décadas más tarde, Arzobispado) era sin lugar a dudas colocarse en un lugar de preponderancia y privilegio dentro de la sociedad, más allá de los vaivenes positivos o negativos para la Iglesia Católica que haya tenido la política cordobesa o argentina en su totalidad.
            La creación de un periódico de corte católico como fue “Los Principios” era, en ese sentido, un gran acercamiento. Heriberto Martínez fundó este diario en los últimos años del siglo XIX, recayendo al poco tiempo la presidencia del directorio en el joven Antonio S. Nores, también involucrado en los inicios de la empresa, y que años más tarde contraería matrimonio con la sobrina del aquél, Isabel.
            Antonio llevó la dirección de la empresa editora, ligada al Obispado, durante largos años, entre los que se incluyen los turbulentos días de la Reforma Universitaria de 1918, en la cual Nores fue protagonista como candidato a Rector de la Universidad Nacional de Córdoba de los sectores conservadores. Más tarde, intentó formar un Partido Católico y presidió el Comité Independiente “Manuel D. Pizarro”, que nucleaba a la dirigencia católica, incorporada en su mayoría al Partido Demócrata.[14]
            La influencia del catolicismo en sus descendientes se mostró clara, comenzando en su hijo mayor, Rogelio Nores Martínez, que siguió sus pasos dentro del directorio de “Los Principios”, y en el plano político llegó brevemente a la posición de interventor federal a comienzos de la década de 1960.
            Así como en el pasado era costumbre adquirir influencia en el clero a través del ordenamiento de algún pariente o del ingreso en alguna orden religiosa, los Martínez, en cambio, parecen haberlo hecho principalmente desde la esfera pública, ejerciendo la política con el respaldo de un medio masivo de difusión.
            Esto no quita, sin embargo, la relevancia que aún puede tener un familiar en las filas de la Iglesia. El Padre Carlos Schickendantz, bisnieto de Horacio Martínez Berrotarán y por tanto, tataranieto de Rogelio, se desempeñó hasta hace poco tiempo como vicerrector académico de la Universidad Católica de Córdoba, la única del país gestionada por la Compañía de Jesús.
           
            Para analizar el plano económico, nos basamos en propietarios o herederos de grandes empresas, con suficiente peso en el mercado como para dominar una parte de él. Resulta particular entonces que al menos un Martínez haya contraído matrimonio con miembros de cada una de las familias fundadoras de las firmas relacionadas al cemento más importantes de la provincia y el país, dadas las características geográficas positivas para el negocio de las Sierras de Córdoba.
            Alfredo Martínez Berrotarán, hijo de Rogelio, casó con Otilia Minetti, descendiente de los hermanos que pusieron los cimientos de lo que con el tiempo se convertiría en el gigante calero de su apellido. De igual modo hizo Graciela Nores Bodereau, nieta de Isabel, desposando con Guillermo Allende Minetti.
            La otra empresa, CORCEMAR (Corporación Cementera Argentina), viene representada por Marcelo Caiero Garlot, que además de pariente por el origen gallego de su apellido paterno, se convirtió en esposo de María Lidia Martínez Achával y Novillo sobre finales de la década de 1970.
            Ambas empresas en la actualidad están en un porcentaje mayoritario en manos extranjeras, aunque algunos de los herederos todavía tienen intereses laborales o económicos en ellas.
Finalmente, en lo que respecta al plano político, seguimos la perspectiva de Ferrari, que toma como objeto de análisis la trayectoria política de tres miembros de la segunda generación de la familia en Argentina: Enrique Martínez, hijo de Rogelio, y sus primos José Heriberto y Raúl Victorino Martínez; radicales el primero y el último, demócrata el segundo. Su importancia “radica en que sus principales apuestas políticas fueron realizadas desde los respectivos partidos en los que invirtieron y fue de ellos de donde obtuvieron los recursos para alcanzar sus posiciones de poder[15].
            En el año 1913, describe Ferrari, los Martínez Berrotarán se afiliaron al radicalismo, que el año anterior se había presentado por primera vez en los comicios para gobernador provincial, como consecuencia de la aprobación de la ley nacional conocida como Sáenz Peña, que establecía el voto universal, secreto y obligatorio para todos los hombres argentinos y naturalizados mayores de 18 años. Al año siguiente, se sumaría también a las filas del radicalismo su primo Raúl Victorino Martínez. Rogelio había fallecido el año anterior, por lo que no pudo ser parte de la actividad política de la familia, pero sí su hermano Heriberto, que  decidió entonces naturalizarse y afiliarse al recientemente creado Partido Demócrata, de corte conservador, junto con su hijo José Heriberto.
¿Era una estrategia que suponía una doble apuesta política para asegurar el poder de la familia o diferencias ideológicas?”Es difícil de determinar, pero “si pensamos que Enrique Martínez adhirió a las sucesivas tendencias elitistas del radicalismo, antiyrigoyenistas y católicas (insurgente en 1913, azul desde 1917 e impersonalista desde mediados de la década del ’20), mientras que Raúl V. integró las más populares (rojo, elpidista o circulista en la década del ’20) [Vidal, 1995], las “sospechas” resultan aún más plausibles”.[16]
Y concluye: “con respecto a la generación de sus padres, para quienes la actividad política era una inversión entre otras, se había operado un cambio interesante:”los miembros de la siguiente generación que hemos estudiamos “tomaron la actividad política como una profesión: vivían de ella y para ella”.
Enrique Martínez alcanzó la gobernación de la provincia de Córdoba desde el radicalismo en 1928, y ese mismo año llegó a la vicepresidencia de la Argentina de la mano de Hipólito Yrigoyen, cuya fórmula había quedado coja por el fallecimiento de su compañero luego de las elecciones.
Raúl Heriberto, por su parte, casó y se asentó en Buenos Aires (en donde dejó una vasta descendencia), y desde allí ocupó una banca en el parlamento defendiendo al PD durante más de dos décadas, desde 1920 hasta 1943, mientras que su hermano Raúl Victorino llegó a la diputación nacional en 1928 como presidente de la UCR.
En los tres casos, sus carreras políticas nacionales se vieron interrumpidas por golpes de estado: el del Gral. Uriburu en el ’30, y el del Gral. Rawson en el ’43.
Víctor H. Martínez, hijo de Raúl V. y nieto de Heriberto, fue consagrado como vicepresidente de la Argentina, secundando a Raúl Alfonsín en las elecciones nacionales de 1983, las primeras que siguieron al gobierno de facto que había gobernado el país desde 1976. Ese mismo año de su asunción, su sobrino carnal Heriberto A. Martínez Oddone, de tan sólo 26 años y sin haber aún finalizado sus estudios en arquitectura, ocupó por primera vez una banca en el Concejo Deliberante de Villa Allende[17], ciudad natal de ambos. Actualmente, Heriberto es diputado nacional por la provincia de Córdoba.
Contemporáneamente a la vicepresidencia de Víctor Martínez, asumió el poder ejecutivo del Perú Alan García, esposo desde mediados de la década anterior de María del Pilar Nores Bodereau, hija de Rogelio Nores Martínez y Elena Bodereau Crespo, nieta materna de Enrique Bodereau y Mercedes Crespo Correa. Con este enlace, la prole de los hermanos Rogelio y Heriberto pasaba de extenderse a otras provincias argentinas, a alcanzar dimensiones internacionales.
Pilar Nores y el futuro presidente peruano se conocieron en Europa, mientras ella estudiaba su maestría en el London School of Economics, luego de haberse graduado en las aulas de la Universidad Nacional de Córdoba. Procrearon cuatro hijos: Josefina, Gabriela, Luciana y Alan Raúl García Nores.[18]
A Pilar, le cupo cumplir en dos ocasiones no consecutivas la posición de primera dama desde la década de los 80s hasta el 2011, acompañando a su esposo. Este año, una vez finalizado el mandato de su marido, le tocará asumir un nuevo cargo que le fue encomendado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos: será por dos años representante del Perú ante el Comité de Los Derechos del Niño.[19]

Consideraciones finales
            A lo largo de esta investigación hemos podido observar diferentes tipos de estrategias, conscientes o inconscientes, empleadas por distintos miembros de la familia Martínez, ya sea para alcanzar un status o para mantenerlo.
            Sin lugar a dudas estas estrategias han sido exitosas para la mayor parte (si es que no toda) la prole de Rogelio y Heriberto a lo largo del siglo XX, y continúa siéndolo en el presente. Pero es de destacar la habilidad con que supieron emplearlas, enfocándose en el objetivo que cada generación tenía de acuerdo a las circunstancias temporales.
            Los hermanos recién llegados priorizaron el aspecto social, refugiándose en su núcleo étnico y en sus lazos de parentesco hasta conseguir una sólida y cómoda posición social a nivel público. La generación que les siguió en parte hizo lo mismo, pero prestó mucha más atención en explotar la vena política que corría por la familia, desatendiendo un poco para esto los negocios a los que con tanto ahínco se habían dedicado sus padres.
            En las generaciones siguientes ya es más claro advertir una diferencia entre las ramas, sin que esto signifique un quiebre o una ausencia de identificación con el resto de la familia. Hay un reconocimiento mutuo como parientes, pero pareciera que el alcance de la influencia recíproca es más reducido. Se toman cosas de familiares más directos y no se actúa en conjunto.
            En esto puede ser posible que haya jugado un rol importante el ascenso social de inmigrantes que gracias al éxito económico, lograron insertarse en el ápice de la pirámide social, mezclándose tanto con linajes procedentes de fundadores como con familias bien asentadas pero más recientes como nuestros Martínez.
            Sin embargo, la calidad de élite de los descendientes tanto de Rogelio como de Heriberto sigue sana, aunque tal vez un tanto debilitada por la dispersión de la unidad que había en el seno del grupo debido a la cantidad actual de miembros del clan.
            La presencia a pesar de esto, a casi un siglo y medio del arribo del primero de los dos genearcas, de integrantes de la familia en espacios políticos públicos como puede ser el congreso nacional, o un organismo internacional como las Naciones Unidas, o en posiciones de privilegio para la toma de decisiones económicas o de dominio en ámbitos culturales como una Universidad, habla a las claras de la importancia de estudios de comportamientos sociales como las estrategias, que sin embargo de estar actualizados, deben esperar a la generación siguiente para ver si ésta no les da un vuelta de tuerca.


[1] TEJERINA CARRERAS, Ignacio G., “Los Gallegos de Marín (Pontevedra) y sus incidencias en la fundación social de Córdoba”, Volumen III/IV del Instituto de Estudios Iberoamericanos, pág. 591 – 1987.
[3]http://www.bng-marin.org/a-casa-da-veiguina/ (Consultado en agosto de 2011).
[4] MARTÍNEZ, Víctor H., Un pasajero de la vida, Córdoba, Ciencia, Derecho y Sociedad Editorial, pág. 176 en adelante – 2006.
[5] El subrayado es siempre del autor, a excepción de que se indique lo contrario.
[6] FERRARI, Marcela P., “La Argentina de los años 1916-1930 – Cuatro itinerarios políticos en tiempos de democracia ampliada”, No 51-52, 2006/1-2 2007, Cahiers des Amériques latines, IHEAL Editions, pág. 164 – 2007. Disponible en http://www.iheal.univ-paris3.fr/IMG/CAL/cal51-52-etudes1.pdf (Consultado en agosto de 2011).
[7] LUQUE COLOMBRES, Carlos A., Historia de la Bolsa de Comercio de Córdoba: 1900-1975, Córdoba, Bolsa de Comercio, pág. 17 – 1988. Disponible en http://www.bolsacba.com.ar/files/historia1.pdf (Consultado en agosto de 2011).
[8] BEATO, Guillermo, Grupos sociales dominantes – México y Argentina (siglos XIX-XX), Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, pág. 113 – 1993.
[9] TEJERINA CARRERAS, Ignacio G., op. cit., pág. 592.
[10] BEATO, Guillermo, op. cit., pág 113.
[11] LUQUE COLOMBRES, Carlos A., op. cit., pág. 21.
[12] BOURDIEU, Pierre, La distinción, Buenos Aires, Taurus, pág. 122 – 1988.
[13] Archivo del Arzobispado de Córdoba – Expedientes Matrimoniales, Legajo 159, No 29, año 1881.
[14]VIDAL, Gardenia, “El avance del poder clerical y el conservadorismo político en Córdoba durante la década del 20”. Paper prepared for delivery at the 2000 meeting of Latin American Studies Association, Hyatt Regency Miami, March 16-18, 2000; en SCHENONE, Gabriela, “El accionar del estudiantado católico en la UNC durante la Reforma Universitaria de 1918”, en Revista Modernidades No 11, Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades (UNC) – 2011. Disponible en http://www.ffyh.unc.edu.ar/modernidades/2011/08/el-accionar-del-estudiantado-catolico-en-la-unc-durante-la-reforma-universitaria-de-1918/#_ftn5 (Consultado en agosto de 2011).
[15] FERRARI, Marcela P., op. cit., pág. 164.
[16] FERRARI, Marcela P., op. cit., pág. 166 y 167; y VIDAL, Gardenia, Radicalismo de Córdoba, 1912-1930 - Los grupos internos: alianzas, conflictos, ideas, actores., Córdoba, UNC - 1995.
[17] La municipalidad de Villa Allende se ubica sólo 19 kms. de distancia de la ciudad de Córdoba, con la cual se encuentra interconectada a través de diferentes avenidas. Su población actual es de alrededor de 30.000 habitantes según el último censo.
[18]ZILERI, Drusila, “Pilar con honores”, Revista Ellos & Ellas, Edición 2183, Perú, 2011. Disponible en http://www.caretas.com.pe/Main.asp?T=3082&idE=933&idS=74 (Consultado en agosto de 2011).
[19] Ibíd.

1 comentario:

  1. yo necesitaba esta info para mi trabajo de historia . Necesitaba información de mi tatarabuelo

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