Por Ezio Garay Arellano (*)
Quiero expresar mi agradecimiento a la Sra. Marcia Stacey Chiriboga de
Valdivieso, organizadora de este Congreso Iberoamericano de Genealogía por
haberme invitado a participar en él; mi exposición tiene su origen en tres
naciones hispano americanas, por tal motivo y razón le puse “Vargas-Machuca, un
apellido de Concepción, Guayaquil y
Piura”.
Por experiencia en otros congresos genealógicos, presentar una
exposición de la especialización podría resultar cansina, es que me he
permitido contar, esta historia familiar, que es un homenaje a mis padres y a
la única abuela que conocí, porque cuando vine al mundo hace 59 años, ya habían
muerto tres de los cuatro abuelos que tenemos todos los seres humanos que
habitamos este planeta.
El progenitor de mi existencia fue Guido Garay Vargas-Machuca, un
soñador a quien salí, amante de la cultura universal, de nuestra historia y
folclor nacional. El fue cantante en la cuerda de barítono, muy joven comenzó
su carrera artística, fue solista de la Coral del Maestro italiano Ángelo Negri
Fratta, que presentaron por primera vez ópera en Guayaquil interpretada por
artistas nacionales, allá por los años de 1940, en los desaparecidos teatros 9
de Octubre y Olmedo, con las óperas, Marina, Caballería Rusticana, las
Educandas de Sorrento, entre otras. Papá continúo en los años cincuenta con su
arte, siendo uno de los fundadores del Coro de esta ciudad de Quito, y fundador
del Conjunto Lírico de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas con el Maestro
español Carlos Arijita, que presentaron las óperas Marina, Caballeria Rusticana
y Paliacci en el primer canal ecuatoriano de televisión, Canal 4, las operetas
la Viuda Alegre y el Conde de Luxemburgo y las zarzuelas Luisa Fernanda, Los
Gavilanes, La Dolorosa, etc.
Hasta que en octubre de 1965 junto con su amigo Rodrigo Chávez González,
con motivo de los Quintos Juegos Deportivos Bolivarianos a celebrase en
Guayaquil en el siguiente mes de noviembre, en tiempo record fundaron el Cuadro
Folclórico Montubio de Guido Garay, era costumbre en esos años, que junto con
las delegaciones deportivas de los países participantes vinieran conjuntos de
bailes folclóricos. Hasta ese entonces solamente existían grupos costumbristas
de nuestra sierra que eran los que nos representaban, decidieron presentar por
primera vez las canciones, las tonadas y los amorfinos de la costa ecuatoriana,
o sea la música montubia, las expresiones artísticas de los costeños del
Ecuador, fue un éxito la presentación, dedicándose desde esa fecha al rescate
del “Montubio”, siendo su mayor difusor y propulsor hasta su muerte en enero
del 2009, rescatando del olvido a una cultura como es la vernácula costeña o
montubia, que actualmente tiene su espacio en la sociedad ecuatoriana.
Por su amor al canto y a la música, conoció a mi madre María Piedad
Arellano Bohórquez, el año de 1940, ella era miembro del coro de la Coral de
Negri, mamá era mezzosoprano, y su hermano pianista; desde que la conoció se
enamoró de ella, logrando con el tenor Fernando Vicezini Bellini, que mi tío
los acompañara al piano en los ensayos que a diario tenían que ejercitarse para
las presentaciones operísticas; y así frecuentar la casa de la mujer que iba a
escoger por su compañera. Después de dos años de amistad y tres de enamorados,
decidieron casarse a las 12 del día del 6 de julio de 1945; mi madre había
quedado huérfana de padre y madre el año de 1927, terminó de criarse con su hermano
Bolívar que ya conocemos que fue músico, eran hijos de un comerciante peruano
que vino con sus padres a radicarse en Guayaquil en 1879 por la guerra del
Pacífico, los abuelos maternos curiosamente se llamaron Hilarión e Hilaria,
nacieron el año de 1870 y murieron, ella el 2 de agosto y él el 2 de noviembre
de 1927, tuvieron el mismo nombre, nacieron y murieron el mismo año.
A los seis meses de casados el 17 de enero de 1946, muere el abuelo
coronel Asisclo Garay Portocarrero, un progresista empresario, que aprendió el
oficio de litografía e imprenta, a los 15 años fue revolucionario y montonero
liberal, adquirió la imprenta “Sucre”, logrando una regular fortuna. Cuando fue
a la inauguración del Canal de Panamá, observó como eran los entierros en esa
urbe, y a su regreso a Guayaquil, estableció el negocio de Funeraria y Pompas
Fúnebres Acisclo G. Garay, con enorme éxito. Ser funerario era una innovación
en la urbe de entonces, puesto que hasta 1906 las funerarias que existían eran muy
elementales, cómo mi abuelo fue un visionario, esta actividad comercial que en
otras latitudes podría considerarse “vergonzante” lo convirtió en uno de los
más prósperos empresarios de su época en Guayaquil. Hay que considerar que, en esa época, al morir
un guayaquileño, debía ser velado por tres o más días, hasta que los
carpinteros elaboraran la caja de madera, así fue que se enterró a los caballeros
y la gente popular, igualándolos todos en la muerte. Eran pues verdaderos
rituales las exequias fúnebres.
Mi abuelo fue además el Primer Jefe del Cuerpo de Bomberos de la ciudad,
considerando que las antiguas edificaciones tradicionales de Guayaquil eran
todas de madera y debido a esto desaparecieron en innúmeras veces y pavorosos
incendios, siendo el mayor de todos el de los días 5 y 6 de octubre de 1896,
cuando se quemó la mitad de la ciudad, ser bombero en nuestra urbe representaba
un honor a diferencia de la apreciación menoscabada que también se tienen hacia
los bomberos en otras naciones - fue además diputado por las provincias del
Guayas y Cañar, así como alcalde de Guayaquil, cabe mencionar que cuando desempeñaba
este cargo ordenó urbanizar el sector conocido como la Quinta Pareja, la cuál
era una hacienda que estaba dentro de la ciudad, que pertenecía a la distinguida
familia Pareja, y tuvieron que salir sus habitantes quienes vivían en solares
que no estaban delineados en manzanas, quedándose estas personas sin sus
viviendas y sin tener a donde ir. Fue así que mi abuelo se convirtió en el
primer alcalde que entregó terrenos municipales a ciudadanos de escasos
recursos económicos, estos los obtuvo de
una isla en el Estero Duarte, construyendo un puente, extendiendo la red de
agua potable y luz eléctrica, trazando y urbanizando esta isla, los nuevos
propietarios comenzaran a pagar los impuestos a partir de la ocupación del
nuevo emplazamiento urbanístico, y vivieron con dignidad, hasta sus actuales
generaciones, por tal motivo sus habitantes pioneros le pusieron su nombre,
llevando el primer barrio popular de Guayaquil el nombre de “Barrio Garay”.
El abuelo conoció a mi abuela Josefina Vargas-Machuca Lemenoreth,
guayaquileña como él, se prendó de ella, era viudo y mayor 16 años, se
comprometieron a casarse, pero no pudieron realizar sus sueños; la abuela era
huérfana de padre, el bisabuelo se llamó Jorge Vargas-Machuca y Navarrete, falleció de cáncer que en aquel entonces llamaban a la enfermedad,
cancro, fue concejal municipal y juez del crimen, casado con Inés Lemeroreth y
Torres, guayaquileña, hija natural del ingeniero de caminos, francés, León
Lemenoreth, venido en época del presidente García Moreno, para los estudios y
el trazado de la construcción del ferrocarril que uniría la ciudad capital con
el puerto principal; y de Inés Torres, guayaquileña.
Los Vargas-Machuca Lemeroreth, habían perdido la casa y
los bienes de sus padres en el incendio grande de 1896 un año antes que nazca
la abuela. Los tíos Vargas-Machuca y Navarrete, se hicieron cargo de los cinco
hermanos, a los dos varones los terminó de criar el tío coronel Gerardo
Vargas-Machuca y Navarrete, y a las tres mujeres la tía Hortensia Vargas-Machuca
y Navarrete de Queirolo; la mayor fue Rósula, que muere soltera en Ambato de
tuberculosis, le sigue Jorge, que estudió medicina, se graduó de médico y a los
pocos meses falleció por haberse inoculado de una bacteria, para erradicar una de
las tanteas enfermedades tropicales de la costa. El tercero es Conrado, que fue
abogado, ex presidente de la corte superior de justicia, vice alcalde y alcalde
de Babahoyo; casado con Abigaíl Gutiérrez Rodríguez, tuvieron dos hijos, Jorge
que también fue concejal, vice alcalde y alcalde de esa capital provincial como
su padre. María Inés que casó dos veces con el alemán Fernando Gröenow Zéger y
con Nicanor Tobar, con hijos.
La tía Hortensia era viuda del arquitecto Rocco Queirolo
Pinasco, un viudo italiano, de Génova, que vino a Guayaquil para construir la
base de la estatua a José Joaquín de Olmedo que está frente al Club de la
Unión, la Casona Universitaria, el Banco del Ecuador, y otros edificios
emblemáticos guayaquileños, además que puso la primera galería de arte de la
ciudad y un almacén donde se vendían los óleos y los materiales para los
artistas plásticos de la época, que se quemaron en el incendio grande de 1896;
no tuvieron hijos.
El tío Gerardo, fue uno de los montoneros que estuvo en el triunfo
liberal del 5 de junio de 1895 junto al general Eloy Alfaro Delgado, murió en
Wiesbaden, Alemania, cuando se desempeñaba como cónsul del Ecuador en esa
ciudad; se casó con Josefina Montes de Oca y Balánzategui, propietaria de las
haciendas cacaoteras “Limaton” y “Josefina” en Montalvo, en la provincia de Los
Ríos; no tuvieron descendencia. El tío Gerardo en su juventud con una dama de
prestante familia guayaquileña tuvo un hijo, al que regalaron los padres de la
señora, le pusieron por apellido Guerrero, porque fue concebido en una “batalla
de amor”, con el pasar del tiempo el llegó a ser un connotado militar.
La señora en cuestión fue encerrada en la casa de su familia y nunca más
salió de ella, ni a misa, ya que era una familia muy católica, castigada así por
su desliz. La tía Josefina, buscó al hijo de su marido para entregarle toda su
fortuna, pero este la rechazó porque a él lo habían regalado y despreciado
cuando nació. Entonces decidió donar sus bienes a la Sociedad de Beneficencia
de Señoras de Guayaquil, constituyéndose en el “Legado Vargas-Machuca”. La
donación la hizo cuando otorgó su testamento, en una curiosa como extraña
cláusula, que se podría decir escandalosa para época, puesto que deja sus
bienes con la condición que se vendan las casas, para que se construya un
asilo, las haciendas eran para la manutención del mismo, y la casa o asilo era
para las madres solteras que tenían hijos sin casarse, recomendaba además que sean
las regentes las madres del Buen Pastor, o en su defecto las religiosas de San
José de Tarbes, orden a la que pertenecía su cuñada Zaira Vargas-Machuca y
Navarrete. Tenían que ponerle por nombre al asilo “Gerardo Vargas-Machuca y
Navarrete”. Como es de suponerse la sociedad jamás cumplió con su disposición.
Volviendo al porqué la abuela no casó con el abuelo, se debió a que la tía
Hortensia pretenciosa de su prosapia y su sangre azul, como se decía
descendiente de García Pérez de Vargas a quien el Rey lo motejó en la batalla cuando
se le rompió la espada y arranco la rama de una encina que machucó cuantas cabezas
de moros pudo, al grito de su católica majestad de “Machuca, mi buen Vargas,
Vargas-Machuca”, despreció al abuelo Asisclo, quien había enviado a prestantes
señores de la ciudad, para que lo recibiera y lo aceptase como futuro marido de
su sobrina, la tía montó en cólera y echo a los solicitantes, como al mismo
interesado más de una vez, diciendo que su sobrina no se iba a casar con “un
funerario, que además era hijo de un músico tintorero”.
En efecto la tía tenía razón, el abuelo era un acomodado viudo, pero
tenía los negocios de imprenta y funeraria, era hijo de un músico, el bisabuelo
Tomás Cipriano Garay, fue violinista y cantante, vino con una compañía de
ópera, fue maestro de capilla del Sagrario y la Catedral, como músico tuvo
muchas necesidades económica a tal punto que cuando venían las compañías de
ópera junto con un amigo judío de apellido Simons que tocaba el chelo, padre
del escritor guayaquileño Adolfo H. Simons, se ponían los seudónimos Simonoff y
Garainini como apellidos para poder presentarse con estas compañías extranjeras;
mi padre heredó el amor al arte y a la música de mi bisabuelo. Luego
don Tomás estableció un negocio de tintorería en la calle de la Gallera hoy
general Córdova, en los bajos de la casa de don Francisco Campos Coello,
fundador de la Benemérita Junta de Beneficencia de Guayaquil. El bisabuelo era
panameño y como tal tenía la piel de un color muy obscuro, en el que se
evidenciaba su ascendiente étnico africano; razón de más para el desprecio de
la tía bisabuela que decía “que era bajo de color”.
Pero ahí no paró la cosa, quizás la tía Hortensia habría accedido; pero
la tía bisabuela no sabía administrar sus bienes el abogado la dejó en la calle,
además era muy derrochadora, recordaba su juventud, los bailes en el Club
Nacional de Lima y el de la Unión de Guayaquil, viajaba constantemente, y
solamente le quedó la casa que le había regalado su hermano Gerardo en la
avenida Olmedo en donde vivía con sus sobrinas.
Se puso de moda allá por los años de 1917 que señoritas de familias
empobrecidas, trabajaran, la tía Hortensia era amiga del propietario de la
compañía de teléfonos, así que decidió mandarlas a trabajar a sus dos sobrinas,
pero la abuela no quiso alegando “que una señorita no trabajaba de telefonista”
y prefirió los quehaceres de la casa para ayudar a la tía a quien le decían
mamá, por haberlas terminado de criar; aceptando trabajar de telefonista la tía
María.
Ante la insistencia del abuelo por casarse y el desprecio de la tía, la
situación para la abuela cada día era insostenible, puesto que ya había caído
bajo los dardos de cupido, y decidió unirse libremente al hombre del que se
había enamorado. Los abuelos se unieron en 1920, en 1921 nació mi padre, que es
el primogénito, a los cuatro años nació el tío Galo, que murió el 2004, fue
político velasquista, ex diputado, ex vicepresidente de la Comisión
de Tránsito del Guayas, ex presidente del Consejo Provincial del Guayas,
ex prefecto del Guayas,
ex jefe político del Cantón y ex gobernador encargado,
cuando se ausentaba el hoy alcalde de Guayaquil Jaime Nebot Saadi que era el
gobernador titular de la provincia del Guayas de 1984 a 1988.
El tercero es el tío Asisclo, constructor de caminos y
carreteras, muerto en 1996, el cuarto es Mario, que vive en Madrid desde hace
56 años, fue extra del cine español, jubilado decorador de almacenes y jefe de
productos de Casas Puig; Aldo es el quinto que emigró a Estados Unidos donde
falleció el 2008, y el último es el tío Miguel.
A más de los tíos Hortensia y Gerardo, los Vargas-Machuca
y Navarrete, fueron Dolores casada con su primo segundo Manuel María Suárez y
Suárez, un prestante comerciante guayaquileño, firmante del acta liberal del 5
de junio de 1895, que perdió su fortuna en el ya conocido incendio grande de
1896; la tía Zahira monja de San José de Tarbes, Óscar, que casó con Dolores Calero
y Rico, con larga descendencia; y la última fue Amanda muerta soltera.
El tatarabuelo fue Francisco Vargas-Machuca y Suárez,
hacendado cacaotero en Puebloviejo, en la Provincia de Los Ríos, casado con
Josefa Navarrete y Seminario, nacida en Puebloviejo, sus padres eran originaros
de Piura, sobrina carnal de Jerónimo Seminario y Jaime que proclamó la
independencia de Piura el 5 de enero de 1821, tía en 2º grado de Miguel Grau
Seminario, héroe de la guerra del Pacífico, y de Enrique Seminario y
Marticorena, el primer productor de cacao del Ecuador a principios del siglo XX, y de Miguel Seminario y Marticorena,
encargado por un mes de la presidencia de la república del Ecuador en 1917; así
mismo tía en 4º grado de Clemente Yerovi Indaburu presidente interino de la
república del Ecuador en 1966.
Los hermanos Vargas-Machuca y Suárez, fueron Manuel
soltero, Mauricio que tuvo la primera empresa para construir el malecón de
Guayaquil, José y el general Ramón Vargas-Machuca y Mora, héroe de la Guerra del Perú con
Chile, pereció luchando en la batalla de Miraflores,
sepultado en Lima en un sarcófago de mármol
en la
Cripta de los Héroes en el Cementerio
Presbítero Maestro.
Fueron hijos de Mauricio Vargas-Machuca y Barreto, piurano,
a quien como era la costumbre de la época el cabildo guayaquileño en 1820 le
otorgó certificado de conducta y pareceres, diciendo: “que este individuo es honrado y de buenos procederes”,
se desempeñó como regidor noveno del Cabildo
de Guayaquil en 1824 y 1825,
conjuez de la antigua parroquia de La Concepción, alcalde primero Municipal y procurador del Cabildo
en
1829,
por orden del Libertador Simón Bolívar fue nombrado alcalde de segundo voto ese año; el gobierno peruano desde 1828 lo había designado cónsul de la república
del Perú, siendo el primer representante que tuvo la nación vecina en Guayaquil, cuando pertenecimos a Colombia y cuando se fundó la república del Ecuador, ratificado en este cargo, fue
recibido por el Dr. José Joaquín
de Olmedo el 25 de mayo de 1830; ejerciendo esta función hasta 1835, radicándose desde
ese año en Lima, donde compró
una finca en sociedad con su hermana
Juana, a la bajada del puente de San Lázaro;
se casó con su prima
hermana María Josefa Suárez y Vargas-Machuca. Ambateña, y enlazó con María del Carmen
Mora.
Los Vargas-Machuca y Barreto,
fueron: María de las Mercedes; que casó con Martín Crespo, piurano, sin hijos;
el teniente coronel Pedro Pablo, director del Colegio San Miguel de Piura, con
sucesión; Baltasar; El Dr. José de los Santos, diputado al Primer Congreso
Constituyente de la república del Perú el 13 de noviembre de 1822, fue cura de
Sullana y Piura en 1826, deán de la Catedral de Trujillo; que dejó descendencia
en las familias Vásquez y Barreto de Piura y Lima. Manuel Baltasar, prócer de
la Independencia del Perú, Benemérito en Grado Heroico;
Juana María; María Juana de la Cruz,
casó con José Eugenio Sánchez y Valdés, español de la villa de Puerto Real, sin hijos; el general Francisco, prócer de la Independencia del Perú, participó en las campañas
de Ecuador y Perú, siendo teniente
luchó en la batalla del Pichincha el 24 de mayo de 1822,
con familia; Ignacio; Nicolasa,
casó con José Vicente Rodríguez Plaza, guayaquileño,
con prole; María Rosa; casó con Ignacio
María de Herrera-Campusano y Lavayen, con sucesión.
Fueron hijos del subteniente Mateo Miguel de
Vargas-Machuca y Millán, guayaquileño, subteniente
de las reales milicias disciplinadas de Piura, jefe del resguardo de caballería de Sullana y Querecotillo, alférez, comandante del escuadrón
de
caballería
de
Querecotillo
de
la
segunda compañía de Piura;
casó con Manuela Barreto y Espinosa, piurana.
Sus hermanos fueron doce con
distinguida descendencia en el Perú, todos hijos de Francisco Basilio de
Vargas-Machuca Núñez de Saavedra y Bermeo, nacido en Santiago en el reino de
Chile, sabemos que fue bautizado en la iglesia de El Sagrario, de cuatro meses de nacido, el 11 de septiembre de 1703, gracias a
la información proporcionada por el colega José Miguel de la Cerda Merino; fue
secretario en Chillán; se estableció en Guayaquil donde se casó tres veces: 1º con
Mónica santos; 2º con María Benita de Vera; y 3º con María Josefa Millán y
Velasco, que presentó información de su calidad y nobleza ante el Cabildo
de Guayaquil en 1782, las tres señoras fueron
guayaquileñas.
Los Vargas-Machuca y Núñez de Saavedra, fueron: Juana; que casó con el capitán Juan del Río, natural de Concepción; Gabriel,
tuvo familia con María
Monroy y Cortés; María Josefa, vecina de Chillán en 1729, casó con el sargento
mayor Pedro Agustín de Saldías; María; casó con el capitán Juan
de Lara, vecino de Chillán; Antonio, casó con María de Barriga;
Antonia, dueña del solar
dos en la manzana 31 de la nueva ciudad de
Concepción en 1752. Rosa Josefa; casó con Ignacio de la Quintana
y González Toledo de Acuña;
Julián, casó con Juana Rita del Bao o Bau y de la Quintana Toledo,
su hija Manuela de Vargas-Machuca y del Bao o Bau, fue madrastra de María Isabel Riquelme y Meza,
que fue madre con el Barón de Ballenary y Marqués de Osorno, del libertador de
Chile Bernardo O´Higgins y Riquelme. José; casó con Josefa del Bao o Bau y de la Quintana Toledo, hermana de
su cuñada.
Fueron hijos del capitán Francisco de
Vargas-Machuca y Núñez de Saavedra, vecino de Concepción donde fue escribano en
1718, luego escribano público del Cabildo de Chillán en 1726; se casó en
Santiago en la parroquia de San Lázaro el 25 de noviembre de 1700 con Josefa
Bermeo y Pedraza, nacida en Santiago, descendiente de los primeros pobladores
de la capital chilena. Francisco fue hijo de Bartolomé de Vargas-Machuca,
vecino de Concepción, seguramente español, habido en Juana Núñez de Saavedra.
Hasta aquí el más remoto ascendiente
Vargas-Machuca; la razón de exponer esta ponencia es porque nos deja dos reflexiones:
La 1ª: esta historia que más parece un
cuento, es la realidad genealógica similar y común de casi todas las familias
luso e iberoamericanas.
La 2ª que podemos investigar, conocer
y contar una relación genealógica sin mentir, exagerar, mitificar; siempre y
cuando lo hacemos cuando nos desperjuiciemos, esta sería la principal razón
para no denigrar, ni juzgar y peor aun señalar o estigmatizar, las azarosas
vidas sus acciones y axiomas frente a esta, que realizaron nuestros ancestros.
Para terminar me
vienen las palabras que aprendí del desaparecido genealogista caleño, Dr.
Enrique Borrero Garcés, a quien tuve el gusto de conocer en el congreso
genealógico de Cali de 1987, que dijo: “Aquel que no tiene de conquistador,
militar, cura, de indio, negro y pisca, todo puede ser, menos genealogista”,
para los colombianos pisca son las trabajadoras sexuales.
Gracias
(*)Miembro de la
Academia Nacional de Historia del Ecuador, Director-fundador de la Sociedad
Amigos de la Genealogía del Guayas. Historiador, paleógrafo y genealogista.
yo soy vargasmachuca mi abuelo es de arequipa peru! me gusatria saber algo de el ya que perdí contacto con el por cosas de la vida el se llama amador vargamachuca como puedo reconectarme con el ?
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