LOS
MARQUESES DE MIRAFLORES EN LA REAL AUDIENCIA DE QUITO
Inexactitudes
Genealógicas
Quito,
19 de septiembre de 2011
Señoras y Señores:
Desde hace varios años venimos estudiando las genealogías de
las familias tituladas españolas de América.
Entre ellas, por diversas causas que no
viene al caso explicar, estudiamos a los Marqueses de Miraflores, de tan
importante trayectoria social en la Real Audiencia de Quito y, muy
probablemente, la familia titulada de la que descienden más ecuatorianos en la
actualidad, tal y como se puede estudiar especialmente en la obra de nuestro
migo Fernando Jurado Novoa “Sancho Hacho.
Orígenes de la Formación Mestiza Ecuatoriana”, publicada hace ya 21 años.
En
esta breve disertación no les vamos a aburrir con la genealogía de esta familia
de origen extremeño, tampoco les vamos a describir las vicisitudes de esta
familia hasta la actualidad. Todo ello quedará reflejado en el trabajo que
presentamos a esta Reunión Americana y que eventualmente podrá ser publicado en
el futuro en Ecuador o en España.
Si nos gustaría, sin embargo, abordar
una circunstancia muy curiosa que descubrimos en nuestras investigaciones y que
ha tenido mucha relevancia en el insólito proceso de rehabilitación de esta
dignidad nobiliaria en 1984 en el que, por cierto, hubo que alterar la
denominación del título por la de “Miraflores
de San Antonio” para diferenciarlo de otra conocida dignidad nobiliaria
española creada en el Siglo XIX.
Nos centraremos, por tanto, en tratar
de averiguar la filiación exacta del extremeño que dio origen a esta familia en
Ambato. Se llamaba Silvestre Sánchez Flores, había nacido en 1653 y murió en el
Asiento de San Juan de Ambato en 1695, unos veinticinco años después de haberse
instalado en estas tierras y diez después de haber casado con doña Antonia de
Vergara.
Su hijo, El Sargento Mayor don Antonio
Flores de Vergara fue creado Vizconde de San Antonio de Pomasqui y Marqués de
Miraflores en 1751, apenas un mes antes de morir. Fue Coronel de Milicias
Urbanas de Quito y Sargento Mayor del Asiento de Latacunga y de él arranca la
ilustre familia que ostentó su dignidad nobiliaria hasta 1835.
El hijo segundogénito de este I Marqués
de Miraflores, don Ignacio Flores Jiménez, de discutida actuación como
Presidente de la Real Audiencia de Charcas ingresó en la Orden de Carlos III en
1785, aportando las preceptivas pruebas documentales de su genealogía y de su
nobleza.
Y en este expediente de hace 226 años se
cometió un importante error genealógico que es el que trataremos de explicar en
esta breve disertación de esta tarde.
Sin mayor novedad se fueron aportando a
este expediente todas las partidas de bautismo y matrimonio de sus antepasados
inmediatos. Se encontró la del abuelo paterno del pretendiente el mencionado
Silvestre Sánchez Flores en la parroquia de Santa María de Almocóvar de la
villa de Alcántara el 19 de enero de 1654 pero, al transcribirla se incurrió en
una curiosa omisión, que no tuvo ni tiene importancia, pero que les mencionaré
por lo curioso y hasta cómico del caso. Dice literalmente su fe de bautismo:
“En la villa
de Alcántara, a primero día del mes de henero de Mill y seiscientos y cinquenta
y siete años, Yo Pedro de Castro, Theniente de Arcipreste, bapticé a Antonio,
que nació en trece de Xe del año pasado. Hijo de Bartolomé Sánchez
Votalosajos y de María Flores, su muger, vezinos de esta villa. Fue su Padrino
Pablos Alonso de Naveda, Alférez de Infantería. Advirtiósele el parentesco y lo
firmé”. (Pedro de Castro [firmado y rubricado]).
Por alguna razón que
ignoramos el apellido o, más bien, el mote “Votalosajos” no aparece en la
transcripción que se aportó en 1785. No parece, en todo caso, muy distinguida
esa denominación. Seguramente se omitió para evitar alguna maledicente sonrisa
del Fiscal de la Orden. Pero lo realmente interesante es que al buscar la
partida de bautismo de la madre del citado Silvestre Sánchez Flores, llamada
María Flores se aportó una partida de bautismo de 1601 de una hija de un “Francisco
Alonso” y de una “Ana Sánchez”.
Nos llamó la atención
que la madre de Silvestre hubiera nacido 52 años antes que él y decidimos
investigar un poco más esta familia.
ÁRBOL GENEALÓGICO 1
Los
padres de Silvestre Sánchez Flores, Bartolomé Sánchez “Votalosajos” y María
Flores se casaron en esa misma parroquia de Santa María de Almocóvar de
Alcántara en 1647 y allí mismo encontramos los bautismos de los hijos del
matrimonio (de los que sólamente tenemos seguridad
de cómo se
hicieron llamar de adultos en el caso de Silvestre y de Catalina. Asumimos que
Juana y Antonio también se apellidaran Sánchez Flores). Nacieron estos hermanos: Juana en 1651 y en
efecto Silvestre en 1653, pero nuestra sorpresa fue en aumento cuando todavía
encontramos el bautismo de Antonio en 1657 y el de Catalina en 1659. No era
posible, por lo tanto, que la “María Flores” nacida en 1601 siguiera procreando
58 años después. No encontramos su defunción en los incompletos libros de
difuntos de dicha parroquia de Almocóvar, que sólo comienzan en 1689.
Las investigaciones en
Alcántara son muy dificultosas: El primer libro de bautismos de la parroquia de
Santa María de Almocóvar de Alcántara va de 1586 a 1600. El Índice, sin
embargo, arranca en 1554. Debió, por tanto, existir un libro de bautismos
previo al actual, que ya debía estar desaparecido en el Siglo XIX, cuando
fueron re-encuadernados los actualmente conservados, con muchísimos
cuadernillos cambiados de orden y con muchas “lagunas. Tampoco se conservan protocolos notariales de Alcántara anteriores
al Siglo XVIII en el Archivo Histórico Provincial con excepción de un protocolo
del siglo XVII (concretamente del año 1680) por lo que no es posible buscar
testamentos o escrituras notariales que aseguren las filiaciones.
Tratamos, en todo caso
de no desanimarnos y de darle una explicación a ese error: Revisando los
citados libros de bautismos descubrimos que tenían precisamente lagunas desde
el 8 de mayo de 1617 hasta el 6 de septiembre de 1620 y desde 1625 hasta 1634.
Nos aventuramos a decir que también faltaban en 1785 cuando se buscaron para
confeccionar el citado expediente de Carlos III. Lo más probable es que las
personas que buscaron esa partida siguieran retrocediendo en el tiempo hasta
encontrar otra “María Flores”, curiosamente hija de otros “Francisco Alonso y
Ana Sánchez”, en 1601.
Pero no eran la misma
persona, aunque se llamaran igual y sus padres también. Nosotros no podíamos
encontrar el bautismo de la verdadera abuela paterna del I Marqués de
Miraflores porque nació hacia 1620 y su partida de bautismo no se conserva pero
tuvimos la fortuna de hallar su confirmación, el 24 de diciembre de 1624. Esto
demostraba que había existido otra María (hija de Francisco Alonso y de Ana
Sánchez), que sí encajaba con la que, ya de adulta se llamó “María Flores”, se
casó en 1647 y procreó hasta 1659.
Pero este error de
identificación de una persona homónima no habría dejado de ser más que una
anécdota irrelevante de una genealogía más irrelevante todavía, donde no se
podía saber nada más de los citados Francisco Alonso y Ana Sánchez, padres de
María Flores. Ahí acababa, por tanto, la genealogía de los Marqueses de Miraflores,
por esta rama extremeña, de muy modesto origen y sin ningún antecedente
nobiliario o genealógico adicional.
Sin embargo este
error, muy probablemente desinteresado en el Siglo XVIII, “consolidó” esta
genealogía equivocada para el futuro y fue aprovechado en su favor, como luego
les explicaremos, por la persona que rehabilitó este título en 1984.
ÁRBOL GENEALÓGICO 2
Permítasenos, por otra
parte, explicar un poco más por qué motivo esta “María”, supuestamente
apellidada Flores, de 1601 no podía ser la antepasada de los Marqueses de
Miraflores de Quito. Veamos en el árbol genealógico que les muestro ciertos
parentescos que Silvestre Sánchez Flores estableció en una información “ad
perpetuam rei memoriam” sobre su naturaleza (y la de sus padres y abuelos),
“legitimidad y limpieza de sangre” ante la Justicia ordinaria de la villa de
Alcántara, en 1669, cuando contaba apenas 15 años de edad y se disponía a pasar
a América. No creemos que fuera persona de fortuna ni particularmente
influyente en la Alcántara de esos años. Nos inclinamos a pensar, por tanto, que
los parentescos que alegó, muy modestos todos, por cierto, desde el punto de
vista nobiliario, eran verdaderos. Se limitaban a expresar que su madre, la
verdadera María Flores, era prima hermana de Catalina Gómez Lobato, esposa de
Juan Villapadierna, Notario del Santo Oficio de Alcántara, y que su padre
Bartolomé Sánchez “Votalosajos” era tío carnal del Licenciado Juan Martín
Periáñez, Presbítero y también Notario del Santo Oficio de la Inquisición en
Alcántara. Tan sólo esos dos parentescos colaterales. No podía alegar nada más.
La madre de María
Flores, abuela del primer Marqués, se llamó Ana Sánchez (o Ana Sánchez Flores
en esa Información de 1669) y fue hermana de Catalina Gómez “La Vieja”, casada
hacia 1605 con Francisco Lobato y nacida hacia 1585, algo antes que su
mencionada hermana Ana Sánchez (la bisabuela del I Marqués, y no después, pues
entonces difícilmente Ana habría podido ser madre de alguien en 1622). Ana
Sánchez, por consiguiente, debió de nacer hacia 1590. Si así fuera, no es
posible que fuera madre de la María (¿Flores?), que nació en 1601 pues habría
tenido sólo 11 años. Por otra parte este nacimiento hacia 1590 encaja
cronológicamente perfectamente con su maternidad hacia 1620 (de María Flores,
abuela materna del I Marqués, confirmada en 1624 y casada en 1647), en 1622 (de
Catalina) y hacia la misma fecha (de su hija homónima Ana Sánchez, casada en
1642).
Tenemos, por tanto,
una María nacida en 1601 de la que no sabemos cómo se llamó al llegar a la edad
adulta, aunque desde 1785 se acepta que se llamó “María Flores” y otra persona
homónima, otra “María Flores”, nacida hacia 1620, confirmada en 1624 y cuya
madre Ana Sánchez tuvo que nacer hacia 1590.
Pues bien, ese error
irrelevante en esa genealogía provocó que 200 años después fuera aprovechado
por la actual Marquesa de Miraflores de San Antonio que se dio cuenta que la “María”
de 1601 era hermana de una 10ª abuela suya llamada Leonor de Cáceres o Leonor
de Flores Cáceres, bautizada en 1606.
ÁRBOL GENEALÓGICO 3
Aunque es imposible
que esta María, de la que la actual Marquesa asume que también se llamó María
Flores (al llegar a la edad adulta), se casara a los casi 46 años y fuera madre
con más de 57 años, la rehabilitante de esta dignidad nobiliaria en 1984 alegó
(como se venía haciendo desde 1785) que esa supuesta “María Flores”, su tía-10ª
abuela, fue la casada con Bartolomé Sánchez “Votalosajos” y, como consecuencia,
fue la abuela materna del I Marqués de Miraflores. En base a este supuesto
parentesco, que en nuestra opinión, como les hemos expresado, no es posible,
consiguió rehabilitar dicho título nobiliario.
Nosotros nos
inclinamos a pensar que hubo dos matrimonios de un “Francisco Alonso” con una
“Ana Sánchez”: Un primer matrimonio que se celebró hacia 1600. Este enlace
matrimonial sólo se puede documentar por la partida de bautismo de Catalina,
hija de Alonso Flores y de María Gómez, en la parroquia de la Encarnación de
Alcántara en 1615, en la que aparece “Ana
Sánchez, mujer de Francisco Alonso” como madrina (y con el bautismo de
Antonio Arias, en Santa María de Almocóvar el 24-oct-1604, cuya madrina es “Ana Sánchez, mujer de Francisco Alonso”).
Estas inscripciones demuestran que, en efecto, hubo un matrimonio entre ambos
cónyuges. Nos inclinamos a pensar que se refería al más antiguo de los dos
matrimonios entre cónyuges homónimos que estamos sugiriendo, los padres de la
María de 1601, pero no los de nuestra María Flores confirmada en 1624.
¿Quiénes
eran, por tanto, la “María Flores” de 1601 y su madre Ana Sánchez?. ¿Eran
parientes de nuestra María Flores, tronco de esta familia en el Ecuador?. Es
posible, aunque nos tememos que no lo sabremos con certeza nunca. Entre 1604 y
1611 había, al menos, once personas
llamadas “Ana Sánchez” en Alcántara que estaban ya casadas.
Lo único que somos
capaces de afirmar en este momento es que la partida de bautismo aportada en
1785 en el expediente de ingreso en la Orden de Carlos III del Presidente de la
Audiencia de Charcas, hijo del I Marqués de Miraflores, NO es la de su
bisabuela y, como consecuencia, que el parentesco alegado para rehabilitar esta
dignidad nobiliaria en 1984 es falso.
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