OZAETA Y ORO
Apuntes
biográficos y genealógicos de una familia guipuzcoana en distintos escenarios
de los reinos de ultramar.
(Dedicado a Mela Bryce y Felipe Voysest)
Javier Sanchiz Ruiz
Amaya Garritz Ruiz
Instituto de
Investigaciones Históricas
Universidad Nacional
Autónoma de México
Uno de
los mayores atractivos de la investigación genealógica, lo constituye, sin
lugar a dudas, la existencia de líneas de descendencia que lleguen a la
actualidad. Así, no es extraño que la casi totalidad de los estudios publicados,
en esta disciplina, contengan junto a la reconstrucción del grupo familiar -que
se remonta hasta el antepasado más antiguo documentado-, la descendencia habida,
al menos, hasta el siglo en que se produce el trabajo, en donde por otra parte
suele aparecer alguna conexión con el autor de la investigación.
No es este el caso del trabajo aquí
realizado. Su gestación tuvo como motivación la realización de la XVII Reunión
Americana de Genealogía, en la ciudad de Quito; para lo cual buscamos en nuestra
base de datos algún personaje que procediera del territorio del actual Ecuador,
y que hubiera estado activo en el virreinato de la Nueva España. Una vez
localizado, y como reto nos propusimos averiguar a nivel biográfico su
desempeño en tierras mexicanas, la conformación de su grupo familiar y tratar
de trazar la ascendencia y descendencia del mismo.
Partimos de la hipótesis de que dado
que el trasvase migratorio entre los reinos americanos durante el virreinato
era resultado, en la mayoría de los casos, de la ocupación de puestos de
gobierno o del desempeño del comercio; sería lógico encontrar importantes redes
familiares que vinculasen al recién llegado con relevantes grupos del
virreinato novohispano.
Facsímil de la firma del
licenciado don Juan de Ozaeta y Oro (AGI, México,90,
R.4,N.52)
El personaje
seleccionado fue el licenciado don Juan de Ozaeta y Oro, natural de Rio Bamba, ciudad
mencionada en las fuentes novohispanas como parte del virreinato del Perú, y de
la que es ampliamente conocido; fue la primera ciudad española fundada en el
territorio del actual Ecuador (15 de agosto de 1534) y mantuvo su esplendor
hasta el terremoto del 4 de febrero de 1797.
La referencia archivística
localizada de nuestra base de datos decía concretamente:
Ozaeta [y]
Galláistegui, Joaquín Ignacio de, [capitán, mercader], vecino de México,
natural de la villa de Idiazabal, España, otorgó poder especial para testar al
licenciado Juan de Ozaeta y Oro, -consejero real, alcalde del crimen de la Real
Audiencia de Nueva España, [juez de provincia en México], juez superintendente
[y administrador general] de la Real Fábrica [y Estanco] de Naipes de Nueva
España, [natural de Río Bamba, Perú]-, en el que hizo descripción de cláusulas
y disposiciones testamentarias, nombrando como albacea a dicho apoderado y como
heredera a Antonia de Murguialday, su madre. Firmó. Testigos. (AGNCM, Rafael
Caballero, julio 1705).
Por la inicial descripción
catalográfica, Juan de Ozaeta y Oro, había sido alguien importante en la
sociedad novohispana de comienzos del siglo XVIII, y había acumulado al menos
cuatro cargos relevantes, a los que solía acompañar su nombre a la hora de
escriturar algún acto ante escribano.
AGN, Indiferente
Virreinal, Caja 4083, Exp. 20, (1705) [1]
Consejero real, alcalde del crimen de la Real Audiencia,
juez de provincia, y juez superintendente y administrador general de la Real
Fábrica y Estanco de Naipes de Nueva España, eran empleos, todos ellos, que sin
lugar a dudas, tenían que ver con su adscripción al Tribunal de la Real
Audiencia, espacio que intuimos nos permitiría conocer algo más de su
trayectoria, a partir de la bibliografía disponible.
Fue no obstante decepcionante
encontrar en uno de los últimos trabajos al respecto debido a Jaime del Arernal
Fenochio [2]
(1995) la siguiente nota:
Y efectivamente nada pudo decir
Jaime del Arenal, sobre Juan de Ozaeta, ya que a Mark A Burkholder y David S.
Chandler, se les escapó mencionarlo en sus enormes listados de ministros de la
Audiencia, contenidos en los Apéndices de su obra, y su entrada en el índice
onomástico no se encuentra dentro del apartado de los ministros.[3]
Don Juan de Ozaeta
y Oro, debía haber llegado a Nueva España, como resultado de su promoción en la
maquinaria burocrática. Gracias al apunte de Antonio de Robles, del lunes 18 de
enero de 1700, recogido en su Diario de
sucesos notables respecto al arribo de la nao de China, sabemos la
procedencia inmediata laboral de don Juan:
“Nao de
China, amarrada.- Este día entre diez y once del día se repicó por haber venido
correo con nueva de estar amarrada la nao de China. Vino en ella don Juan de
Ozaeta y Oro, oidor de Manila, por alcalde de corte de esta ciudad de México”.[4]
Nuestros pasos se encaminaron a buscar su actuación en
el archipiélago filipino. Bibliografía especializada [5]
y material de archivo permitieron conocer una intensa labor en el archipiélago,
concluyendo con la residencia de su gestión, quefue realizada por el célebre don
Fausto de Cruzat y Góngora en 1703, junto a la de Gabriel de Curucelaegui y Arriola,
gobernador y capitán general de las islas Filipinas y presidente de su
Audiencia, y las de Alonso de Abella Fuertes, Lorenzo de Avina Echavarría y
Juan de Sierra Osorio, que sirvieron el empleo de oidores interinamente, al
igual que Ozaeta.[6]
De su
etapa en Filipinas, hubo no obstante que deslindar algunas noticias
proporcionadas por los historiadores, entre ellos los que intervinieron en la
monumental obra Las Islas Filipinas,
1493-1898.[7]
En
dicho texto se nos informaba que junto a don Gabriel de Arnedo (ministro
también de la Audiencia), había llegado el auditor licenciado don Juan de
Ozaeta y Oro, natural de Lima, con su mujer e hijos, quien el año anterior no
pudo embarcar -a causa de la falta de alojamiento
en el patache "San
Fernando"-, en el que llegaron el juez de instrucción y otros tres auditores.
Don
Juan de Ozaeta, aparece en la documentación novohispana como originario de
Riobamba, no de Lima, y efectivamente no había llegado a Manila con el resto de
sus compañeros, pero por otras causas que no fueron la falta de alojamiento.
Pero para aclararlas es necesario remontarnos unos cuantos años atrás.
Don Juan de Ozaeta, nació en Riobamba ca. 1657. Se había
formado primero en Lima[8]
y posteriormente en las aulas universitarias de Salamanca, cuyo prestigio como
“alma mater” de las Universidades Americanas estaba muy presente en el siglo
XVII, un prestigio que alcanzaba asimismo a sus egresados. Había cursado leyes
y opositó a cátedras.[9]
Se encontraba al inicio de una prometedora carrera, cuando a comienzos de 1687
el gobernador de Filipinas don Gabriel de Curucelaegui, desterró de la ciudad de
Manila al general Zelaeta y a los oidores de la Audiencia, acusados de ser
autores de varios pasquines que atentaban contra la paz social. El rey secundó
las medidas del gobernador, por lo que la Cámara de Indias, se apresuró a
buscar candidatos para cubrir las plazas. Para conseguir su objetivo, la plaza
de oidor de la Audiencia de Manila, se ofertó con una promoción de plaza de
alcalde del crimen de la Audiencia de México. Don Juan de Ozaeta consiguió que
su candidatura prosperase y fue nombrado como segundo oidor.[10]
El nombramiento oficial se le expidió por cédula real
firmada en Madrid el 6 de marzo de 1687,[11]
percibiendo un año de salario por cuenta de la Real Hacienda de México, hasta
que llegase a su destino final.[12]
Pocos meses después ya en Sevilla, inició los trámites para embarcarse rumbo a
Nueva España, primera escala de su viaje. Estaba ya entonces casado con doña
Andrea Franquen de Soto y Velasco [también llamada Andrea Franco de Velasco,
Andrea Franquez de Velasco, Andrea Franken], quien era “de edad de veinte años, de buen cuerpo, blanca, menuda de facciones”.[13]
El matrimonio no reportó en la licencia pasar con hijos, por lo que –unido a la
edad de doña Andrea- suponemos no llevaban mucho tiempo de casados. Si lo
hicieron con un criado soltero llamado Manuel Francisco Álvarez, natural de
Salamanca,[14] y
entre sus pertenencias destaca el haber llevado consigo los cuatro volúmenes de
la Nueva Recopilación de Indias, in
folio, forrados en pergamino.[15]
El 14 de junio de 1687 iniciaron el viaje en la flota a cargo del general don
José Fernández de Santillán.
Gobernaba entonces Nueva España, el virrey don Melchor
Portocarrero Laso de la Vega, conde de Monclova, casi recién llegado al
territorio, quien además de la constante amenaza de piratas y corsarios en las
costas, el estado de alerta máxima frente a la alianza entre Francia,
Inglaterra y Holanda en lo relativo a las indias occidentales, los motines de
la infantería y gente de mar de la armada de Barlovento, se encontró con que el
navío regular de la carrera a la China no apareció en el puerto de Acapulco ese
año de 1687.
Al llegar don Juan de Ozaeta y su esposa, y en vista de
que no había transporte para su destino, se quedaron en Tacubaya, población
aledaña a la ciudad de México esperando que el virrey tomara alguna
providencia. Pasado un año, tampoco llegó el navío en 1688, por lo que,
apremiado el virrey por el situado, hizo aprestar un bajel del reino del Perú
que se encontraba anclado en Acapulco. El virrey, además del situado, tenía en
“lista de espera” para pasar al archipiélago a varios cabos, oficiales,
capitanes, soldados y milicia, además de los ministros de la Audiencia de
Filipinas que habían llegado a Nueva España, quienes pasaban con familia y
criados. Eran éstos: don Alonso de Avella Fuertes (primer oidor en antigüedad),
don Juan de Ozaeta (con segunda antigüedad), el doctor don Lorenzo de Abina y Echavarria
(con tercera), el licenciado don Juan de Sierra y Osorio (con cuarta), el licenciado
don Gerónimo Barredo y Valdés y asimismo el señor don Francisco de Campos y
Valdivia, alcalde de casa y corte de la villa de Madrid y juez pesquisidor que
iba a diferentes negocios del real servicio. Hubo que apresurarse para iniciar
el viaje, y don Juan de Ozaeta comentó al virrey su preocupación, pues su
esposa se hallaba en cinta “ya en meses mayores” y era en gran riesgo para su
vida, no sólo el trayecto terrestre a Veracruz, sino además el marítimo, en
donde podría producirse el alumbramiento, en una embarcación que no reunía
comodidad para el caso. El virrey aconsejo a Ozaeta que se quedara en México
hasta el año siguiente.
Debe haber nacido el primero de los vástagos del
matrimonio en México, toda vez que algunos de los historiadores de Filipinas
mencionan la llegada de Ozaeta al territorio con mujer e hijo.[16]
La permanencia en México, peligraba su consideración de antigüedad en el cargo
de segundo oidor, pero dado que el consejo de permanecer había partido del
propio virrey, éste escribió al monarca el
6 de abril de 1689 solicitando se le conservara la posición de segundo oidor.
El rey estuvo conforme en ello por cédula real del 10 de noviembre de 1689.
Con la llegada de Ozaeta a Filipinas en 1689, quedó completa
la nómina de ministros de la Audiencia y atendiendo las órdenes de su majestad,
dos de los auditores,pasaron a visitar las provincias de las islas, con la finalidad de elaborar
un listado de los tributos reales,
mientras los otros dos debían permanecer en Manila y servir en
la Real Audiencia . Para cumplir la primera misión, los auditores designados
fueron: don Alonso de Abella Fuertes que visitaría
las provincias de Cagayan, Ilocos, y Pampanga,
y don Juan de la
Sierra que visitaría las de Cebú,
Ogton, y Panay,
a pesar de que sólo visitó las dos últimas. Después de que don Alonso Fuertes regresó
de su comisión, el licenciado don
Juan de Ozaeta fue
a visitar a las provincias de Tagalos,
e hizo la enumeración de los tributos.
En junio de 1690, destaca su participación en la inicial
expulsión de los sangleyes de la isla,[17] sin embargo
al año siguiente la actuación se había frenado por falta de embarcaciones.[18] Ya desde
1690 don Juan de Ozaeta, escribiría al marqués de los Vélez, presidente del
Consejo, alegando achaques y enfermedades, que le impedían ejercer cabalmente
su ministerio.[19] A pesar de ello, continuó en
la isla hasta 1700, once años en lugar de los cinco que se le habían ofrecido
estaría allí hasta su promoción a México. Su mención en las recopilaciones
históricas de Filipinas nos lo presentan como un funcionario que se granjeo la admiración
de la población por su gran integridad y rectitud.
Entre otras comisiones importantes del 8 de mayo de 1694 al 11 de enero de 1697 le tocó
realizar la visita de las provincias tagalas, tras lo cual otorgó importantes
ordenanzas en ellas hacía constar, entre otras disposiciones “que se quite la
costumbre de empeñar a los hijos en esclavonía y dilatado servicio por deudas y
sólo se permita con necesidad grande y con intervención y acuerdo del padre
ministro, y descontando cuatro reales por cada mes a favor de la deuda hasta
concluirla y ponerse luego en libertad”.[20]
Su correspondencia
mantenida con el Consejo permite conocer importantes asuntos del devenir
político y social de las islas a finales del siglo XVII: la relevancia de las órdenes
religiosas y su labor en las estancias, las desavenencias de éstas con el
arzobispo, las dificultades económicas de obtener diezmos en las tierras
trabajadas por los indios y un largo etcétera.[21]
Para
1698, don Juan de Ozaeta escribió al monarca estar ya preparando viaje para
ocupar su plaza de alcalde del crimen en México, y elaboró un Memorial de servicios.[22]
Como ya mencionamos se había rebasado el tiempo de los 5 años que estipuló el
edicto del 13 de febrero de 1686; ya que el monarca por real cédula del 20 de
junio de 1692, dirigida a los oidores y fiscal de la Audiencia de Manila, les
avisó de una nueva orden dada al gobernador don Fausto de Cruzat y Góngora, en
el sentido de no dejarlos salir de la isla.
Tras obtener autorización real para ir a México en mayo
de 1698 a ocupar la plaza de alcalde del crimen, comenzó los preparativos del
viaje y pagó el pasaje de él y de su familia. Una vez más el embarazo de doña
Andrea Franquen, retrasaría sus planes.
Para junio de 1698, su esposa llevaba una falta de dos
meses. Don Juan de Ozaeta hizo cuentas y el alumbramiento sería en diciembre,
en plena travesía, por lo que se apresuró a buscar matrona que los acompañara,
ofreciendo además del pago por sus servicios, pasaje de ida y vuelta, pero no
encontró quien quisiera acompañarlos.[23]
Apesadumbrado por poner en entredicho su cumplimiento a
la orden de pasar a Nueva España, consultó con el gobernador don Fausto de
Cruzat y Góngora, tras lo cual se elaboraron memoriales, informaciones de
médicos, parteras y de varios generales de flota y tras someter el asunto a
Real Acuerdo en la Audiencia; Cruzat escribió al rey solicitando plazo de un
año para que Ozaeta pasase a Nueva España. La historia se repetía con lo
ocurrido en 1688 en México.
Por todo el papeleo acumulado con el incidente,
conocimos el domicilio de Ozaeta en Manila, sito en el Puerto del Rosario,
Provincia de Tondo, extramuros de la ciudad de Manila. En él su esposa fue
examinada por don Juan Félix Toral de Villamina, médico de Manila y del
Hospital Real, quien alegó en su informe que “si una mujer preñada aun en su
casa tiene mucho riesgo, mucho mayor lo tendrá la dicha señora embarcándose
para una navegación tan dilatada y con mudanza de tantos climas y temperamentos
y con falta de personas peritas que la puedan asistir al parto y a los demás
achaques u accidentes que le pueden sobre venir a la dicha señora”. Parecer que
fue compartido por los informantes referidos.
Ozaeta permaneció en Manila y en 1699 fue comisionado
como juez de composiciones.
Ya en Nueva España, se incorporó inmediatamente a la
Real Audiencia. El jueves 8 de abril de 1700 Antonio de Robles recogería en su Diario ya mencionado.
“El
mismo día jueves Santo, a la madrugada se huyó de la cárcel de corte Lucas
Gutiérrez y trece presos salieron por el parque; dos de ellos se retrajeron a
la Santísima Trinidad, y a la hora de los oficios divinos vinieron los alcaldes
de corte don Alonso de Avellafuertes y don Juan de Ozaeta y Oro y don Francisco
de Saraza y Arce, a quererlos sacar: no hicieron, sino que los dejaron
aprisionados en un aposento de la enfermería, y a la noche siguiente se
quitaron las prisiones y se repusieron en cobro”.[24]
Ozaeta, volvía al trabajo con antiguos compañeros de
Manila, y entre otras actuaciones la documentación virreinal nos lo presenta en
los más variados asuntos penales: encarcelando,[25]
embargando,[26]
administrando castigos en homicidios,[27]
y otros.
Su nombramiento como Juez superintendente y administrador
de la renta y fábrica de naipes, se dio en 1704,[28]
tras la muerte de Juan de Saraza, si bien desde 1702 había estado ocupando la
administración, en las constantes ausencias de aquel. El desempeño de su
administración es analizado pormenorizadamente por María Ángeles Cuello
Martínez en su trabajo La renta de los
Naipes en Nueva España.[29]
Para 1706 las actuaciones de Ozaeta y Oro le llevan a
frecuentar al selecto grupo que pululaba en torno al virrey duque de
Alburquerque: tales como don Francisco de Valenzuela
Venegas, caballero de la Orden de Santiago, don José
de Luna, don Baltasar de Toba y don Jerónimo de Soria,
el alcalde del crimen don Andrés Pardo de Lago y don Gabriel Guerrero
de Adila, auditores
de la Real Audiencia, don Antonio de Deza y Ulloa.
caballero de la Orden de Santiago,
y don Joseph de
Urrutia, jueces oficiales de la Real Hacienda y depositarios del
Tribunal y el fiscal doctor don
José Antonio de Espinosa,
asimismo caballero de la orden de
Santiago.
No
obstante estas aparentes buenas redes socio-laborales, su descontento era
manifiesto, a tal grado que ese año mandó imprimir una protesta formal para
distribuirla a los miembros del Consejo de Indias -parafraseando a Burkholder y
Chandler-, en ella se quejaba de haber perdido la oportunidad de ser ascendido
a oidor en 1705, como le correspondía, debido a que un aspirante originario del
lugar fue designado directamente oidor (probablemente por compra). Ozaeta con
veinte años de servicio y muchos méritos se quejaba de que la Corona ya no recompensaba
la lealtad.[30]
Debe haber tenido una posición económica desahogada,
pues aparece comprando y vendiendo esclavos.[31]
Fue propietario de la hacienda de labor llamada Santa María Pipioltepec, en
términos de Temascaltepec.[32]
Tenemos asimismo la sospecha, que puede haber incurrido en transacciones
comerciales por varios préstamos de cantidades fuertes que le suministraron
varios mercaderes novohispanos.[33]
Bien atendiendo a su posición en el Tribunal, o por su
acrecentada fama, fue nombrado apoderado de un sinnúmero de personas, de entre
ellas llama la atención la procuración desempeñada con residentes en Cartagena
de Indias, donde llegamos a averiguar se encontraba uno de sus hermanos.[34]
En 1708, Juan de Ozaeta y Oro trató
de acrecentar su posición laboral y la de sus hijos, al respecto solicitó
financiamiento de 2,000 pesos al capitán Felipe González de Arnaez, mercader y
encomendero, vecino de México,[35]
y ese mismo día otorgó poder al sargento mayor Luis de Azula, para que lo representase
en sus pretensiones en Corte.[36]
No habiendo obtenido resultados tras cuatro meses, en octubre de ese mismo año,
otorgó nueva carta de procuración al licenciado José Joaquín de Uribe
Castejón y Medrano, caballero de la Orden de Santiago, consejero real, oidor decano
en dicha Audiencia, juez visitador de escribano, juez superintendente
privativo, administrador general de Reales Azogues de Nueva España, vecino de
México, y a Gaspar de Cepeda, del mismo Consejo y fiscal de dicha Audiencia,
ambos próximos a viajar a España, para qué, en caso de que el sargento mayor
Luis de Azula no hubiera podido cumplir sus pretensiones, se encargasen de
seguirlas y concluirlas; asimismo, para solicitar a dicho sargento el dinero y
los documentos que le otorgó para tal asunto.[37]
Nada parece indicar que haya obtenido, al menos en su
persona, lo esperado. Relegado en la Audiencia a comisiones menores en 1710 tuvo
que atender entre otros asuntos la quiebra de Rodrigo de Rivera Maroto.[38]
De 1710 a 1712 tiene especial significado en la vida de Juan de Ozaeta, la
llegada a Nueva España de su sobrino don Pablo Domingo de Iturri y Ozaeta,
caballero de Santiago, con el que aparece vinculado en algunas transacciones
comerciales.
Don Juan de Oazaeta, actuó además, como intermediario y
fiador de Iturri, para obtener financiación entre otros del capitán Pedro Ruiz
de Castañeda [39] y
de Felipe González de Arnáez, [40]
asiduos prestamistas de Ozaeta. Sabemos que entre otros géneros Iturri
comerciaba con zurrones de tinta que compraba en Nueva España y vendía en
Castilla.[41]
Su desempeño como juez
superintendente y administrador de la renta y fábrica de naipes, tuvo que
representar en su ánimo y autoestima un fuerte revés, influía en ello el
descenso paulatino en el valor de la renta, en gran parte consecuencia de que
el monarca español no remedió los motivos de la decadencia, ni atendió las
recomendaciones que Ozaeta, le hiciese repetidas veces. Para 1712 el ramo
presentaba varios rezagos.[42]
Después de 5 años más de fatigas,
falleció en la ciudad de México, sin haber ascendido a la sala de lo civil,
como fue su mayor aspiración. Ocurrió el deceso el 2 de abril de 1717,
residiendo en la Plazuela de Santo Domingo, y fue enterrado en la Iglesia de la
Profesa.
Inscripción de la defunción de don Juan de Ozaeta
y Oro
México, Sagrario, Libro de Defunciones de
Españoles (1714-1729), fol. 125.
El poder para testar, citado
en la partida de defunción, fue otorgado el 16 de agosto de 1716 ante Rafael
Caballero, escribano ante quien Juan de Ozaeta acostumbraba escriturar todos
sus negocios y transacciones, y lo concedió a su esposa y a su hijo el doctor
José Francisco de Ozaeta y Oro, entonces rector del Colegio Máximo de San Pedro
y San Pablo de la ciudad de México, contador, juez y oficial de la Real
Hacienda y Caja de México, a quienes instituyó por sus albaceas, declarando por
sus herederos a sus tres hijos: don José Francisco, don Manuel y don Andrés de
Ozaeta y Oro.
Once días después de su deceso se
asentaría la inscripción en los libros de testamentos del Sagrario de la ciudad
de México.
México, Sagrario, Libro de Testamentos, v. 1,
s.f.
Su viuda, el 26 de
noviembre de 1717, otorgó poder especial a Miguel de Ibarra, caballero de la
orden de Santiago y alguacil mayor en el Consejo de Hacienda, para que
solicitase la paga del sueldo que su marido percibía como oidor de la Real
Audiencia de Manila y alcalde de corte en México, así como para encargarse de
los juicios derivados del asunto.[43]
Falleció el 13 de mayo de 1719,[44]
en el mismo domicilio que su esposo y fue enterrada en la Iglesia de la
Profesa.
Inscripción de la defunción de Da Andrea Manuela
Fránquez,
México Sagrario, Libro de defunciones de
Españoles (1714-1729), f. 170 v.
Asiento de poder para testar de Da Andrea Manuela
Franquen
México, Sagrario, Libro de Testamentos, v. 1.
s.f.
La descendencia de don Juan de Ozaeta y
Oro.
Tres
fueron los hijos habidos en el matrimonio, que, según el poder para testar,
habían alcanzado la edad adulta. José Francisco, Manuel y Andrés. De los dos
últimos no hemos encontrado otra referencia, salvo la mención en el testamento,
por lo que suponemos que o murieron años después del citado poder o entraron en
religión. El primero de ellos (quizá el nacido en México antes de pasar don
Juan de Ozaeta a Filipinas), sirve para dar continuidad por tres generaciones
al apellido en Nueva España.
José Francisco de Ozaeta Oro [también
apellidado Ozaeta Oro y Loyola]. Fue
colegial por cinco años del colegio de San Ramón Nonnato de la ciudad de
México, habiendo presentado información de limpieza, filiación y nobleza. Cursó
la facultad de sagrados cánones en la Universidad de México y se graduó de
bachiller el 15 de mayo de 1706. Consiliario de la Universidad el 10 de
noviembre del mismo año y el 25 de agosto de 1707 recibió el grado de bachiller
en la facultad de leyes. El 10 de diciembre de dicho año tuvo a su cargo la Oración panegírica latina a la Limpia
Concepción de Nuestra Señora que anualmente repetían los doctores y
bachilleres de la Universidad de México. Opositó a la cátedra de Instituta y
sustituyó las de sexto y la de vísperas de leyes. En 1708 ingresó como abogado
de la Real Audiencia y asimismo fue abogado de presos de la Inquisición de
México. Intervino en la residencia de don José de Contreras, alcalde mayor del
real y minas de Tlalpujagua. Opositó a una prebenda canonista en el Colegio
Mayor de Santa María de Todos los Santos de la Ciudad de México donde ingresó
el 28 de octubre de 1711 con el n. 195. En 1711 fue nombrado relator interino
del Santo Oficio de México. [45]
Pasó a España “en seguimiento de sus pretensiones” y recibió los grados de
licenciado, doctor y maestro en la facultad de Sagrados Cánones en la
Universidad de Ávila en septiembre de 1714. Por decreto de 2 de mayo de 1713 y
tras servir al rey con 8,500 pesos se le concedió la plaza de contador general
de reales tributos de la ciudad de México o la de reales alcabalas (la primera
que vacase) y en el ínterin que ello ocurriera la de oficial real. El 14 de
febrero de 1715 obtuvo el grado de licenciado en cánones por la Universidad de
Alcalá, sustituyendo en dicho año la cátedra de Instituta. En 11 de marzo de
1716 provisto con el empleo de oficial real supernumerario de la Caja de México
y con la mitad del goce de sueldo presentó información de pasajero a Indias [46]
realizando el viaje en la flota que trajo a Nueva España al marqués de Valero.
Tomó posesión del cargo el 30 de julio de 1718, y el 24 de mayo de 1726 realizó
un memorial impreso de sus méritos, grados y literatura [47]
con el fin de solicitar la plaza de alcalde de corte en la sala del crimen de
México que se hallaba vacante, lo que no se le concedió. En 1728 continuaba
ejerciendo el empleo de tesorero. [48] En unión de
don Joaquín Ignacio Ximénez de Bonilla y don José Francisco de Aguirre y
Espinosa sacó a la luz la obra “El Segundo quinze de
enero de la corte mexicana : Solemnes fiestas que a la canonización del mýstico
doctor San Juan de la Cruz celebró la provincia de San Alberto de Carmelitas
descalzos de esta Nueva España”.[49] Falleció el 25 de febrero de 1731.[50]
Contrajo matrimonio en México (Sagrario) el 12 de
diciembre de 1717 con doña Nicolasa
Hurtado de Mendoza y de Velasco, (hija de los VII condes del Valle de
Orizaba: donJosé Javier Hurtado de Mendoza y Vidarte Pardo de Lago y de doña
María Graciana de San Diego Altamirano de Velasco y Zaldívar de Castilla,
quienes habían casado en Puebla de los Ángeles el 19 de mayo de 1695). Fue
escogida por su madre para suceder en el vínculo de los Suárez de Peredo,
amparándose en el escrito de fundación de Jerónimo Alemán de Figueroa en
Tulancingo la cláusula decía que “teniendo el poseedor dos hijos o hijas pueda
elegir a voluntad el más virtuoso y de mejores calidades para suceder en el
mayorazgo”. En tal decisión pesaban sin lugar a dudas los pleitos que doña
Graciana había sostenido con el hijo. En 1739 sostuvo pleito con don Salvador
de Córdova sobre pesos.[51]
Fue albacea de su madre y como tal realizó un cuaderno de instrumentos de
comprobación de cuentas.[52]
En 1752 mantuvo pleito con el conde del Valle de Orizaba sobre pesos.[53]
Al haber fallecido su esposo, notoriamente pobre, sus padres le asignaron para
su sustento la hacienda denominada de san Jerónimo. Falleció viuda en México
(Sagrario) en la calle de Betlemitas el 13 de junio de 1764 (E: San Francisco).
Padres de:
1) Don Juan
Ignacio Diego Domingo Gertrudis Ozaeta
y Oro y Hurtado de Mendoza. Nació en México el 15 de noviembre de 1718 (B:
Sagrario el 27, padrinos don José Diego Hurtado de Mendoza y doña Graciana de
Velasco, condes del Valle de Orizaba). Vivía en una de las casas accesorias del
padre Tabla. Falleció viudo en México (Santa Veracruz) el 21 de mayo de 1785.
Contrajo matrimonio en México (Sagrario) el 4 de diciembre de 1742 con doña Josefa Petronila Paula Margarita
de Prado Zúñiga y Velasco, nacida en
Puebla el 29 de junio de 1722 (B: Sagrario el 6 de julio) (hija de don Gregorio
de Prado Zúñiga y de doña Mariana de Velasco Cea Centeno de Vera, casados en el
Sagrario de México el 4 de julio de 1706). Padres de:
1) Don
José María Tomás Ignacio Nicolás
Ozaeta y Oro Prado Zúñiga. Nació en México el 21 de diciembre de 1743 (B:
Sagrario el 28). Casó en México (Sagrario) el 20 de marzo de 1771 [54]
con doña María Ana Almonte y Vergara.
2) Doña
María Ignacia Josefa Micaela Rafaela
Ozaeta Prado. Nació en México (B: Sagrario el 28 de abril de 1746).
3) Don
José María Victoriano Domingo Cayetano
Rafael Juan Ozaeta Prado. Nació en México (B: Sagrario el 8 de agosto de
1747). Contrajo matrimonio hacia 1770 con doña María Micaela Mexía. Avecindados
en México en la feligresía de San Pablo en 1772. Con descendencia. Padres de:
1. María Josefa Ozaeta Mexía. Nació en México (B: San
Pablo 11 de septiembre de 1772).
4) Don
Miguel Rafael José María Ozaeta
Prado. Nació en México (B: Sagrario el 24 de septiembre de 1748). Fue portero y
ministro ejecutor del Real Tribunal y Audiencia de Cuentas. Entre 1770 y 1798
litigó al conde del Valle de Orizaba el vínculo de los Suárez de Peredo,
alegando el haber sido designada beneficiaria del mismo su abuela, actuó a
través de Mariano Pérez de Tagle por poder el 21 de abril de 1789 ante
Francisco del Castillo, el 3 de enero de 95 se da el favor al conde mandaban se
remitiesen al supremo de las indias el 6 de agosto de 1798,[55] y en
el ínterin entre 1787 y 1794 sostuvo diferentes pleitos sobre pesos.[56]
Para 1796 Miguel de Ozaeta percibía renta del conde de Orizaba, misma que
utilizó como fianza para pagar sus deudas con Antonio Cabello, y ante la falta
de pago del conde, el licenciado don José Luis Núñez de Ibarra tuvo que
defenderlo en un nuevo pleito sustentado en la Audiencia contra Antonio
Cabello.[57]
5) Don
Manuel Ignacio Enrique Ozaeta Prado. Nació en México el 15 de julio de 1752 (B:
Sagrario el 20).
6) Doña
Graciana de Ozaeta Zúñiga y Prado. Ingresó como religiosa capellada de coro y
velo negro en el convento de Regina Coeli de México.[58]
2) Don
Teobaldo José Ignacio Gabriel Antonio de
Jesús Ozaeta y Oro y Hurtado de Mendoza. Nació en México el 17 de marzo de
1720 (B: Sagrario el 20, padrinos don Teobaldo Fermín de Gorraez y doña Isabel
Jacinta Hurtado de Mendoza). Falleció en México (Sagrario) el 29 de mayo de
1725 (E: San Francisco).
3) Doña
[María] Ignacia Petronila de la
Encarnación Ozaeta y Oro y Hurtado de Mendoza. Nació en México el 30 de
junio de 1721 (B: Sagrario el 9 de julio de 1721, padrino don José Hurtado de
Mendoza). Entre 1741 y 1745 siguió pleito en la Audiencia de México con el
conde del Valle de Orizaba, por el mayorazgo fundado por don Diego de Peredo y
doña María de Acuña, su mujer. Contrajo matrimonio en el oratorio de la casa
del Conde del Valle de Orizaba en la calle de San Francisco de México
(Sagrario) el 11 de abril de 1734 –velaciones en la capilla de San José de San
Francisco el 30 de mayo de 1734- con don Manuel
María José Antonio Francisco Javier
Ignacio Nicolás Urrutia de Vergara y
Estrada [Manuel de Estrada y Flores], nacido en México (B: Sagrario el 14
de junio de 1716) (hijo de don Felipe de Estrada Niño de Córdoba y de doña Ana
María Urrutia de Vergara Alfonso Flores de Valdés, casados en el Sagrario de
México el 15 de abril de 1703. Nieto de don Bartolomé de Estrada Ramírez y de
doña Ana María Niño de Córdoba; y de don Antonio Flores Urrutia de Vergara y de
doña Francisca María de Villegas y Castilla). Padres de:
1) Doña María Luisa de Urrutia y Osaeta. Nació en México
el 24 de agosto de 1739 (B: Sagrario el 6 de septiembre).
2) María Manuela Gertrudis Nicolasa Ignacia Teresa
Macedonia Graciana de Estrada y Ozaeta, nacida en México el 12 de septiembre de
1744.
3) Don Antonio José
María Tomás de Estrada y Ozaeta. Nació en México (B: Sagrario el 22 de
enero de 1746).
4) Don Manuel Felipe Santiago de Estrada y Ozaeta. Nació
en México (B: Santa Veracruz el 2 de mayo de 1749).
5) Don José María Vicente Benigno Urrutia y Ozaeta.
Nació en México (B: Sagrario el 5 de noviembre de 1750).
4) Doña Antonia de Ozaeta y Hurtado de Mendoza. Falleció
en México (Sagrario) el 7 de abril de 1725 (E: San Francisco).
5) Don Antonio Marcos
José Ozaeta y Oro y Hurtado de Mendoza. Nació en México el 25 de abril de
1724 (B: Sagrario el 2 de mayo, padrino fray Manuel de Santa Ana, religioso
lego del Carmen). Falleció en México en su domicilio de la calle de Vergara el
3 de octubre de 1757 (E. San Diego). Contrajo matrimonio en México (Santa
Veracruz) el 1 de agosto de 1752 con doña María Petra Rafaela de Elizaga
y España, nacida en México (B: Santa Catarina mártir el 2 de marzo de 1733)
(hija de don Manuel Cayetano de Elizaga y de doña María Josefa de España y
Valcasar, casados en el Sagrario de México el 6 de agosto de 1722). Al parecer
sin sucesión.
6) Don José Manuel Antonio Gervasio Ozaeta y Oro y
Hurtado de Mendoza. Nació en México el 19 de junio de 1726 (B: Sagrario el 28,
padrino don Manuel Ángel de Villegas). Falleció soltero en México en su
domicilio de la calle del Parque el 2 de febrero de 1743 (E: San Francisco).
7) Doña María Inés Anastasia Ozaeta y Oro y Hurtado de
Mendoza. Nació en México el 21 de enero de 1728 (B: Sagrario el 30, padrino don
José de Luna y Arellano, mariscal de Castilla). Falleció en México (Sagrario)
el 24 de diciembre de 1728 (E: San Francisco).
8) Don Antonio José Ozaeta y Oro Hurtado de Mendoza.
Nació en México el 25 de noviembre de 1729 (B: Sagrario el 5 de diciembre,
padrinos don José de Alcibia y doña María de Ortega su esposa).
La filiación de don Juan de Ozaeta y
Oro
Ante la ausencia de partidas de bautismo de los hijos de
don Juan de Ozaeta -donde pudieran quizá aportarse referencia de los abuelos-,
no habiendo encontrado su partida de matrimonio -realizada ¿quién sabe dónde?
en la Península Ibérica-, poco podíamos avanzar inicialmente para trazar la
ascendencia de los Ozaeta y Oro novohispanos. Al realizar la trayectoria de
vida de don Juan, contábamos con la referencia de un sobrino (sin especificarse
el grado de parentesco) que estaba cruzado como caballero de la Orden de
Santiago: don Pablo Domingo de Iturri Ozaeta, nacido en Quito, quien residió
algunos años en Nueva España, comerciando, como ya vimos, con el tío.
Su probanza para ingresar en la
Orden nos abrió una puerta a la esperanza de que el abuelo del santiaguista: el
general don Pedro de Ozaeta, fuese el padre del oidor de Manila, sin embargo las
deposiciones de testigos no mencionaban al tío oidor en Manila, cargo de
relevancia suficiente como para que el pretendiente se hubiese adornado con los
méritos de los familiares como solía ser costumbre. A pesar de ello si
adjuntaban la referencia del testamento del general don Pedro de Ozaeta, en el
que se especificaba que había tenido cinco hijos (3 varones y 2 mujeres) y
entre los primeros se mencionaba un don Juan de Ozaeta. Para nuestra fortuna, la
probanza si mencionaba que uno de los hijos de don Pedro, llamado don Pablo de
Ozaeta había realizado poco antes que Iturri, probanza e informaciones para
ingresar al Santo Oficio de la Inquisición.
El trabajo de Guillermo Lohmann
Villena: Informaciones genealógicas de
peruanos seguidas ante el Santo Oficio, despejó todas nuestras dudas. En su
ficha recogió: “Hermanos enteros suyos eran el consejero regio don Pedro de
Ozaeta, oidor en la Audiencia de Guatemala, y don Juan de Ozaeta, consejero
regio y oidor de la Audiencia de Manila”. Teniendo claridad, pero sobre todo
certeza, de quienes eran los progenitores de don Juan, procedimos a documentar
la biografía del general, y para nuestra sorpresa hubo que lidiar con la confusión
que la homonimia familiar ocasionó: Pedro de Ozaeta, se llamaba el general,
Pedro de Ozaeta, era también el nombre de su hijo oidor en Guatemala, y lo fue
el del hijo de éste.
El acucioso y generosísimo
investigador Udo Grub, allanó parte de nuestra tarea de reconstrucción
genealógica con su entrada sobre el hijo oidor en Guatemala, en su obra inédita
Diccionario Genealógico. Un cuidadoso
cotejo de fechas y circunstancias, permitieron asimismo identificar que el
expediente contenido en el AGI, Quito,
52, N.22; sobre don Pedro de Ozaeta, corregidor en Riobamba, era del que años
después aparece como general, y no de su hijo el oidor guatemalteco, como la
mayoría de la bibliografía consultada sostiene.
La
somera explotación de los expedientes mencionados nos permiten presentar la
siguiente reconstrucción biográfica de los padres de nuestro personaje.
Padre: Pedro de Ozaeta, nació en Vergara, Guipúzcoa, y fue
bautizado en Santa Marina de Oxirando el 9 de octubre de 1624. Según refieren
los testigos en la probanza de su nieto, pasó de diez y seis años (poco más o
menos) a servir a su majestad en Cataluña, siendo llamado del maestre de Campo
don Juan Antonio de Ozaeta, señor de la casa solar de Ozaeta, sita en la villa
de Vergara (una de las veinticuatro casas de pariente mayor de la provincia de
Guipúzcoa), el cual era su pariente -de la misma casa y apellido-, y por
recomendación de él, pasó a las Indias hacia 1643.[59].
Este
dato, permite concluir, como ya anticipábamos, que el expediente AGI, Quito, 52, N.22, que sirve de
antecedente documental de la Relación de
servicios realizada desde 1644 y contenida en AGI, Indiferente, 129, N.26, es sin lugar a dudas la de él. La glosa o
anotación asentada al margen superior de la Relación
que dice “es oidor de Guatemala”, fue un error de quien clasificó en aquel
entonces el documento, dando pie a las confusiones que posteriormente han
recogido varios historiadores.
Acta de bautismo de Pedro de Ozaeta y Oro. (AHN, Ordenes
Militares, Santiago, Exp.4161)
Por ella sabemos que llegado a
Perú, fue encomendado en 1644 a varios servicios (sin que la relación nos especifique
cuáles fueron). Debieron estos granjearle la confianza de don Luis Enrique de
Guzmán, conde de Alba de Liste, y virrey del Perú, quien el 15 de septiembre de
1657 al expedirle la merced del corregimiento de la provincia de Riobamba hizo
constar lo hacía “atendiendo a la calidad, meritos, y buenas obras del capitán
don Pedro de Ozaeta y a la buena cuenta que me prometo dará de lo que se le
encargare”.
Pago
don Pedro de Ozaeta, 145 pesos y 6 reales en concepto tanto de la media anata como
de la décima parte de los 500 pesos de oro que había de percibir de salario
anual. Se trataba de una merced válida por un solo año, con comisión de atender
la percepción de los tributos de varios obrajes, [60]
sustituía en el cargo a don Baltasar Pinto de Guevara y como parte de la
tramitación burocrática, Ozaeta dio por fiador a Francisco de Vidaurri,[61]
y presentó su título en el cabildo de Riobamba el 22 de noviembre de 1657.
Grande
debió ser su sorpresa cuando al hacerlo encontró a los vecinos envueltos “en
discordias y ruidos”. Apaciguarlos, fue una de las labores más importantes
desarrolladas, y que aparecerían reiteradamente en los informes levantados en
su actuación. Al respecto se nos informa que en los años que ocupó el cargo,
castigó delitos y pecados públicos. Mantuvo en paz y concordia a los vecinos de
la villa “limpiando la tierra de las personas que la podían inquietar y
perturbar, sin que en ninguna manera subcediese en el tiempo que ejerció el
dicho su oficio, ninguna pesadumbre, así de muertes y ladronicios que suelen
acaecer en ella de continuo, por que el dicho maestre de campo no dio lugar a
cosa alguna por el gran gobierno que mostró en administrar la real justicia con
la severidad y prudencia que siempre acostumbró tener”.[62]
El 11
de diciembre de 1657, le tocó hacer la residencia a su antecesor, y se dedicó a
administrar además de justicia, el cobro de los tributos de los obrajes de
Achambo, Lito y San Andrés, llegando a entrar en las Cajas reales el 2 de
agosto de 1658, dos mil pesos de a ocho reales.
Su buen
desempeño -aunado al beneficio económico que a la vez debió reportarle la
administración-, le animó a pedir prorroga en el cargo de corregidor por otro
año más. Así como que se le diese también la administración de los obrajes de
Garusi/Gaussi, Penipe, Cubijies/Cutixies, Punique/Puni, Yaruquis, Macaxi y Quimia.
La
administración de estos obrajes, si bien considerados menores, suponían un
ingreso nada desdeñable, y se acordó con don Pedro que por ellos pagase de
media anata 212 pesos y 14 reales en dos pagas.
Obraje
|
Salario anual en pesos
|
Garusi/Gaussi
|
500
|
Punique
|
300
|
Macaxi
|
200
|
Yaruquis
|
180
|
Penipe
|
300
|
Cutixies
|
230
|
Quimia
|
sin determinar
|
Don Pedro
ocupó el cargo tres años, y en dicho tiempo, según informaciones y relación “mejoróla
cobranza de los tributos reales de particulares, aventajando a sus antecesores”
y obtuvo en ello puntualidad en el pago por parte de los indígenas.[63]
Cabe al respecto traer a colación el testimonio dado por fray Antonio Taón,
fraile franciscano, definidor de la provincia, quien además de predicador había
sido guardián del convento de Riobamba cuando llegó Ozaeta a ejercer su
mandato, y le asistió durante dos años a hacer, cada seis meses, la cobranza.
Taón, manifestó que fue tan acertada la misión de Ozaeta ”que en general
publicaban, así los vecinos, caciques e indios de todo su corregimiento, era el
dicho maestre de campo, de los mejores corregidores que ha habido en dicha
villa pues lo tenían y reconocían mas por padre que por juez”.
Ni que
decir se tiene que es por entonces, durante la gestión de don Pedro en
Riobamba, cuando debe haber nacido don Juan de Ozaeta.
En
1658, solicitó se le nombrase capitán a guerra del partido “para en caso que se
ofrecieren algunos tocantes a milicia”. La solicitud, si bien suponía una
erogación de 68 pesos y 6 reales realizada el 19 de septiembre de 1658, le
reportaba además “honra y preeminencias acostumbradas”, tal y como se asentó en
el despacho del título del 24 del citado mes y año.[64]
Provisto
con el grado militar, y como medida que acrecentaría su curriculum vitae en
favor de la corona, hizo dos levas de gente pagadas por él, para el socorro del
reino de Chile. Pagó a los soldados alistados en Riobamba y a los que
condujeron de la ciudad de Quito y su provincia, aviándolos a todos ellos hasta
el puerto de Guayaquil.
De todo
lo anterior hizo una información en Quito en septiembre de 1661, otorgando
previamente para su elaboración poder el 29 de agosto de dicho año de 1661 a favor
de Pablo Delgado yFernando Moreno (procurador de causas en la Real Audiencia),
vecinos de Quito, ante Luis Gómez de Ayora, escribano de su majestad. Declaró
entonces ser maestre de campo, y vecino feudatario de la ciudad de San
Francisco de Quito.
Desconocemos
cuando obtuvo el grado de maestre de campo y más tarde el de general, como
aparece nombrado en las fuentes. Las fuentes dicen haber sido también encomendero
de Quero en Ambato, Molino y Cebadas en Riobamba,[65]
encomiendas gravadas en tercias partes. Gran parte de su vida transcurrió entre
la ciudad de Lima y Quito. El 12 de octubre de 1674 hay referencias de que
encargó al maestro de fábrica Francisco de Ibarra y del alarife Manuel de
Escobar la tasación de las casas del Monasterio de la Encarnación fronterizas
al convento de San Juan de Dios, de Lima. Y sabemos que en 1677 aparece ya nombrado corregidor de Lacatunga,[66]
empleo con el que recibió el empleo de teniente de capitán general. Vivía en
Lima en 1681, año en el que testó ante Juan de Salcedo.
Es muy
probable que también en Lima haya concertado su matrimonio con doña María de
Requena, nacida en Santa María de Nieva, Segovia el 1 de julio de 1628 (y allí
bautizada el día 5), hija de Pedro de Requena [también llamado Pedro Momblanc
de Requena], médico y años después, catedrático de Prima de Medicina de la
Universidad de San Marcos y familiar del Santo Oficio de la Inquisición de Perú,
quien había casado en Santa María de Nieva en 1620 -velaciones del 11 de
octubre de 1624 con doña Gerónima de Requena, nacida en
Valladolid (B: parroquia de San Andrés el 26 de junio de 1607).[67]
Según
el orden manifiesto en el testamento de su esposo los cinco hijos que tuvo el
matrimonio fueron: Don Pedro, don Juan, don Pablo, doña Ignacia y doña
Petronila de Ozaeta y Oro; sobre los cuales volveremos más adelante.
Los orígenes familiares:
La
familia Ozaeta, cuenta con una recopilación genealógica, contenida en la obra
de Alberto y Arturo García-Carrafa,[68]
la cual remonta sus orígenes a la Baja Edad Media.[69]
En dicho artículo enciclopédico, aparecen varios Ozaeta asentados en la villa
de Vergara, origen geográfico de don Pedro de Ozaeta y Oro, y se menciona al
maestre de campo don Juan Antonio de Ozaeta, (pariente de nuestros
biografiados) quien según los testigos fue el causante del paso de don Pedro a
Indias. No obstante lo anterior, no hemos podido encontrar la conexión
sanguínea de unos y otros, por más que las probanzas consultadas nos mencionan
reiteradamente ser de la misma casa.[70]
La línea documentada arranca en:
I. Juan López de Ozaeta, “descendiente de
las casa solares y torres de Ozaeta y Gallastegui, sitas en la villa de
Vergara”. Casó con Ana de Aranguren
[también llamada Ana de Eyzaguirre] y fueron padres de:
II. Íñigo López de Ozaeta, nacido en Soreasu,
Azpeitia, Guipúzcoa y allí bautizado en la parroquia de San Sebastián el 1 de
febrero de 1592. Ejerció el empleo de alcalde de caballeros hijosdalgo en
Vergara en 1663. Casó con doña Mariana
de Oro, nacida en Mondragón, Guipúzcoa y allí bautizada en la parroquial de
San Juan el 9 de abril de 1590 (hija de Pedro Ochoa Oro y de Catalina de
Amarita, quienes habían casado en San Juan Bautista de Arrasate el 13 de
noviembre de 1585). Fueron padres de al menos tres hijos:
1)
Catalina Ozaeta Oro, Nacida en Arrasate, Guipúzcoay bautizada en la Iglesia de
San Juan Bautista el 10 de diciembre de 1619.
2)
Pedro de Ozaeta Oro, del que ya hemos tratado a nivel biográfico y cuya
descendencia continua abajo y
3)
María Ignacia Ozaeta Oro. Nacida en Vergara y bautizada en Santa Marina de
Oxirondo el 23 de octubre de 1627.
III. El
general don Pedro de Ozaeta y Oro,
nacido en Veragara, Guipúzcoa (ver arriba). Casó con doña María de Requena, nacida en Santa María de Nieva, Segovia. Fueron
padres de:
1) Pedro
de Ozaeta y Oro.[71]
Nació, probablemente, en Lima, ca. 1646.[72]
Graduado de doctor en cánones por la Universidad de Salamanca.[73]
Su carrera profesional tiene como punto de partida una cédula real del 19 de
septiembre de 1678 en la que el rey ordenó al arzobispo virrey de México que se
proveyesen tres cátedras de la Universidad de Guatemala, con prerrogativa de
paso a plaza de oidor de aquella Audiencia, tras leer cinco años la cátedra,
sin embargo de lo cual no salió ningún opositor. Por esta razón tomó la
decisión el Supremo Consejo de que se fijase la provisión en Corte. Fue a raíz
de tal iniciativa que Pedro de Ozaeta concurrió y opositó a la cátedra de leyes
de la Universidad de San Carlos,[74]
obteniendo el cargo el 6 de septiembre de 1686. Al realizar información para
pasar a Indias llama la atención que viajó -al igual que hiciese su hermano don
Juan de Ozaeta- con los volúmenes de la Nueva Recopilación.[75]
El 22 de agosto de 1687 recibió comisión para viajar a Honduras y de ahí a
Guatemala[76] y
tomó posesión de su cátedra el 15 de marzo de 1688. Tras cinco años de lectura,
tomó posesión como oidor y alcalde de corte de la Real Audiencia de Guatemala
el 17 de marzo de 1693.[77]
Sus peripecias tras la llegada del visitador don Francisco Gómez de la Madrid,
fueron brevemente descritas por Antonio Robles en su Diario.[78]
Tuvo comisión como juez privativo de las Reales Aduanas y de los Reales
Derechos de Alcabala y Barlovento.[79]
En 1711 se jubiló como catedrático de la Universidad,[80]
si bien continúo con su actividad en la Real Audiencia,[81]
y murió el 23 de marzo de 1716 en Santiago de Guatemala, y fue enterrado en el
templo de Santa Clara.[82]
Casó con doña Gerónima Santos Romero, nacida en la ciudad de Salamanca, quien
al realizar información para pasar a Indias el 14 de julio de 1687 manifestó
ser “de 20 años, mediana de cuerpo y blanca”,[83]
y fallecida en Santiago de Guatemala el 28 de diciembre de 1719.[84]
Fueron padres de:[85]
1) Doña Teresa de
Ozaeta Santos. Nació en el lugar de Zacapa, Guatemala en febrero de 1688. Casó
con el general Juan Francisco de Medina Chacón. Alcalde mayor de Tabasco, en Nueva
España.[86]
En 1712 recibió órdenes del virrey duque de Linares para auxiliar al gobierno
de la provincia chiapaneca.[87]
2) Doña Jerónima
de Ozaeta Santos, religiosa profesa.
3) Doña Rosa de
Ozaeta Santos. Nació hacia 1691. Falleció en Guatemala (Sagrario) el 23 de
febrero de 1751, soltera.
4) Doña Bárbara de
Ozaeta Santos, religiosa profesa en el convento de San Pedro de la Paz en
Salamanca.
5) Don Lorenzo
Ignacio de San Pedro de Ozaeta Santos. Nació en Santiago de Guatemala el 10 de
agosto de 1690 (B: Sagrario el 23). Canónigo de la Catedral de León, sacristán
mayor del Sagrario de Guatemala.[88]
Falleció en Guatemala el 16 de junio de 1733.
6) Don Miguel
Felipe de Ozaeta Santos. Nació en Santiago de Guatemala el 8 de marzo de 1685
(B: Sagrario el 12). Falleció en Santiago de Guatemala el 4 de marzo de 1738.
Contrajo primeras nupcias con doña Ana María de Agüero y segundas nupcias con
doña Rosa de Morales.
7) Doña Antonia
Petronila de Ozaeta Santos. Nació en Santiago de Guatemala el 13 de abril de 1696
(B: Sagrario el 23 de mayo) y falleció allí mismo, soltera, el 7 de diciembre
de 1764, bajo testamento otorgado el día anterior ante Miguel José González.
8) Doña Micaela Jerónima
de Ozaeta Santos. Nació en Santiago de Guatemala el 29 de septiembre de 1697
(B: Sagrario el 26 de octubre), religiosa profesa en el convento de Santa
Clara.
9) Doña María de
Ozaeta Santos, soltera.
10) Doña Josefa de
los Dolores de Ozaeta Santos. Nació en Santiago de Guatemala el 22 de febrero
de 1701 (B: el 27 de marzo). Soltera.
11) Don Luis
Felipe Santiago de Ozaeta Santos. Nació en Guatemala el 30 de abril de 1703 (B:
Sagrario el 10 de mayo). Falleció en Santiago de Guatemala el 3 de mayo de 1713.
12) Don Pedro de
Ozaeta Santos, fallecido en la infancia
13) Doña Petrona
de Ozaeta Santos, fallecida en la infancia.
2) Don
Juan de Ozaeta, Consejero regio y oidor de la Audiencia de Filipinas. Ya
mencionado con su descendencia .
3) Don Pablo
de Ozaeta. Nació en Lima hacia 1663 o 1664. Residió en Madrid desde 1698. Realizó
probanza de limpieza de sangre para ingresar al Tribunal del Santo Oficio de la
Inquisición (1700).[89]
Fiscal del Tribunal de Cartagena de Indias por nombramiento del 24 de noviembre
de 1704,[90] del
que tomó posesión el año siguiente y estuvo solo a cargo del Tribunal por los
graves accidentes de salud de Juan Laiseca Alvarado. Le fue seguido proceso en
el citado Tribunal por negligencia en sus funciones y desviación de poder. Por
dicho proceso conocemos estaba inmiscuido en transacciones comerciales por
valor de 13,546 pesos.[91]
Según José Toribio Medina, regresó a España en agosto de 1716, trasladado al
Tribunal de Llerena,[92]
4) Doña
Ignacia de Ozaeta y Oro. De la que carecemos de información.
5) Doña
Petronila Teresa de Ozaeta y Oro. Nació en Lima y fue bautizada en el Sagrario
el 16 de febrero de 1654 siendo padrinos el capitán Francisco de Jáuregui y
doña Feliciana Barragán. Contrajo matrimonio con el almirante y general don
Domingo de Iturri Gaztelu, nacido en la anteiglesia de Santorcar de Abadiano, merindad
de Durango, Vizcaya y allí bautizado el 13 de septiembre de 1634 (hijo de don
Pedro de Iturri Gaztelu, natural de la anteiglesia de San Torcar de Abadiano, y
allí bautizado el 17 de febrero de 1601 y de doña Catalina de Arrigorrieta,
natural de San Andrés Zaldúa, Durango donde fue bautizada el 16 de septiembre
de 1602, y casados en Abadiano el 10 de agosto de 1625). A los 18 años de edad
pasó a Sevilla con su tío don Sebastián de Artiaga, quien lo acomodó en la
Armada con la que pasó a Indias. En 1673 fue provisto de capitán de mar y
guerra de la capitana de la flota que viajaba a Tierra Firme.[93]
Fue corregidor del puerto de Guayaquil desde el 4 de abril de 1679 al 25 de
julio de 1686,[94]
cometiendo importantes obras de fortificación que no fueron concluidas. Fueron
padres de:
1) Don
Pablo Domingo de Iturri y Ozaeta. Nació en Quito el 10 de junio de 1687, siendo
padrino el doctor don Pablo de Ozaeta. Recibió merced de caballero de la Orden
de Santiago (1702).[95]
Se dedicó al comercio y como tal residió algún tiempo en Nueva España.
Conclusiones
Don
Juan de Ozaeta y Oro, a quien documentamos de forma detectivesca, en este nuevo
divertimento histórico genealógico, debe haberse considerado parte del grupo
familiar de los Ozaeta-Gallastegui de Vergara, como también lo reconocían los
vecinos del lugar a principios del siglo XVIII, perdiéndose la noción de ¿cuál
era el parentesco? en el llamado “conocimiento inmemorial”. Quizá, basado en
esa familiatura, el capitán don Joaquín Ignacio de Ozaeta Gallastegui, aquel
mercader, que localizamos en México, y que dio pie a la investigación, lo
nombró su apoderado para redactar su testamento.[96]
Tanto él como su hermano don Pedro,
aparecen al inicio de sus vidas llevando sólo el apellido “de Ozaeta”, para
ampliarlo en su madurez con el “y Oro”, apellidos que correspondían a su padre,
y no utilizaron el apellido materno. Es una incógnita por que el hijo de don
Juan de Ozaeta a su vez añadió el Loyola, ¿lo hizo, quizá en recuerdo al enlace
de Juan López de Gallaiztegui con doña Magdalena de Loyola, la hermana de San
Ignacio? ¿Procedían los Ozaeta y Oro de aquella unión? ¿Qué relación hubo entre
Juan López de Ozaeta y Juan López de Gallastegui? Quizá en un futuro nuevas
investigaciones permitan aclarar este agujero negro.
En líneas generales llama nuestra atención las escasas referencias
a los vínculos familiares, que dejaron los Ozaeta americanos, en la
documentación consultada, omitiendo tanto a sus hermanos, como a sus padres,
como si la distancia geográfica que se dio en el destino de los hijos del
general don Pedro de Ozaeta y Oro, lo hubiera propiciado. Tampoco el general en
todo el papeleo realizado para tratar de obtener mayores mercedes del monarca
mencionó la existencia de su familia.
Consideramos, que el ambiente
cultivado de la familia política del general, condicionó el destino dado a los
hijos varones, ya que todos ellos recibieron formación temprana en Indias y
continuaron estudios universitarios en España. En este momento de la
investigación y por falta de fuentes poco podemos analizar, sobre el origen de
las cónyuges de los hermanos Ozaeta y Oro [Requena].
Respecto a la subsecuente generación, la descendencia del mayor,
asentado en Guatemala, debe haber dejado numerosa prole, atendiendo a la enorme
cantidad de individuos así apellidados que subsisten en dicho país. Por lo que
respecta al segundo de los varones, asentado como vimos en Filipinas y más
tarde en México, su único descendiente que dejaría sucesión, realizó uno de los
llamémosle “mejores enlaces” de la sociedad virreinal novohispana de su
momento, al casar con la hija de los condes del Valle de Orizaba. Sus hijos a
su vez continuaron su desempeño en la burocracia virreinal, para irse diluyendo
una generación más tarde. En sus casos puede verse un descenso en la calidad
socioeconómica de los cónyuges escogidos, respecto a la generación precedente. Creemos,
con las reservas que siempre hay que tener en los estudios genealógicos, que el
grupo familiar en Nueva España se extinguió, y si no lo hizo, desde luego que
el patronímico de esta línea familiar, desapareció del territorio muy pronto.
La reconstrucción biográfica
realizada tanto del general don Pedro de Ozaeta y Oro, nacido en Guipúzcoa, como
de su hijo don Juan de Ozaeta y Oro, nacido en Riobamba, permitieron rebatir
numerosas afirmaciones presentes en la historiografía, y definir mejor unas
carreras al servicio del gobierno virreinal. Los apuntes de vida y la
reconstrucción genealógica realizada, nos muestran, como ocurriese con muchas
otras familias, que España y sus reinos de Ultramar fueron un espacio en el que
guipuzcoanos, castellanos, peruanos, guatemaltecos, ecuatorianos, novohispanos
e incluso filipinos, transitaron juntos en un momento de la historia si no
analizamos desde el cristal de la familia Ozaeta y Oro.
Fuentes
Archivo General de
Centroamérica (AGCA)
Archivo General de Indias (AGI)
Contratación.
Filipinas
Guatemala
Indiferente
Panamá
Pasajeros
Quito
Residencias Audiencias de
Filipinas
Archivo General de la
Nación, México (AGN)
Bienes
Nacionales
Civil
Indiferente
virreinal
Inquisición
Reales
Cédulas Originales y Duplicadas
Reales
Cédulas Duplicadas
Tierras
Vínculos y
Mayorazgos
Archivo General de
Notarías de la Ciudad de México (AGNCM)
Juan
de Solís y Alcázar
Rafael Caballero
Archivo Histórico Nacional de Madrid (AHN)
Códices
Inquisición
Órdenes Militares, Santiago
Archivo Nacional de Quito (ANQ)
Tributos Diezmos
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European nations to the close of the nineteenth century, Volume XLII,
1670-1700, Cleveland, Ohio, The Arthur H. Clark Company, 1906, cap. XX.
Apéndice
agi, Indiferente, 129, n. 26 / 1681, abril, 18
[Al margen: Relación de los servicios
de don Pedro de Ozaeta. Es oidor de Guatemala. Murió]
Por información hecha de oficio en la
Audiencia Real de la ciudad de San Francisco de la provincia de Quito, el año
pasado de mil seiscientos y setenta y nueve, y otros papeles que por su parte
se presentaron en que viene inserto un ajustamiento de servicios hechos de
orden de la dicha Audiencia, consta que el virrey conde de Alba de Aliste lo
nombró por corregidor de la villa de Riobamba y su jurisdicción, con la
administración de los obrajes que hay en él, y asimismo le dio título de
capitán a Guerra. Y habiendo llegado a servir este oficio, sosegó las
inquietudes que había entre los vecinos, las cuales pusieron en especial
cuidado a la Audiencia Real de la ciudad de San Francisco de Quito. Y don Pedro
Vázquez de Velasco por cartas escritas siendo presidente de ella en diez y
nueve de noviembre de mil seiscientos y cincuenta y siete, diez y seis de enero
de seiscientos y cincuenta y ocho, y otras, y don Fernando de Velasco y Gamboa,
oidor de la Audiencia de Lima, le encargaron procurase tener en paz a los
vecinos; y ajustase diferentes pleitos y causas que tenían pendientes, y
corrigiese los excesos de otros que eran causa de algunas inquietudes, lo cual
ejecutó. Y por ello le dieron gracias el obispo de la iglesia catedral de la
dicha ciudad de Quito, y algunos oidores de la Audiencia Real de ella, y el
cabildo secular de la dicha villa de Riobamba en cartas de cuatro de enero y
tres de noviembre de seiscientos y cincuenta y ocho. Dio las gracias al virrey
del Perú por haber enviado por su corregidor al dicho don Pedro de Ozaeta, a
quien debían la restauración de la paz en que se hallaban habiendo cesado los
disturbios que hubo en ella mediante la rectitud con que se portó.
El año de seiscientos y
cincuenta y nueve acudió con particular cuidado al despacho de las compañías
que fueron de socorro al Reino de Chile; y en especial, a alistar la que se
levó de la dicha villa de Riobamba así para Chile como para la tripulación y
guarnición de los dos navíos capitana y almiranta de la Mar del Sur que se
fabricaron en el puerto de la Puna, a que asistió con particular desvelo,
recibiendo también toda la gente que se levó en
la ciudad de Quito y su provincia, socorriendo y aviando a los soldados hasta
el puerto de Guayaquil, y a este fin pidió en la dicha villa de Riobamba y en
los demás lugares de su jurisdicción un donativo gracioso. Y mediante las
diligencias que hizo, juntó mil doscientos y cincuenta y nueve pesos con ciento
que dio de su parte, y en el asiento de Ambato setecientos y cuarenta y un
pesos, y una y otra cantidad hizo enterar en las Cajas Reales.
Y en la celebración de las
fiestas al feliz nacimiento del serenísimo príncipe don Felipe Próspero hizo
muchos gastos en la dicha villa de Riobamba y asiento de Ambato. Y para las que
se hicieron en Quito, acudió con trescientos pesos sin embargo de que estaba
reservado de ir a ellas. Y habiendo sobrevenido peste en el dicho
corregimiento, y viendo que los naturales se morían por faltarles la curación y
comida, dispuso y previno con mucho trabajo bastimentos de carne, pan, vino y
azúcar y otras cosas que llevó y repartió entre los enfermos personalmente, y
con asistencia del protector de indios y del cura de cada pueblo según lo que
habían menester, visitando todos los lugares de su jurisdicción, y yendo de en
casa en casa con mucha caridad. Y por certificación de los oficiales reales de
la dicha ciudad de Quito, consta dio cuentas finales de seis tercios que fueron
a su cargo y reconocieron que habían excedido a las de sus antecesores; y que
en las levas de su tiempo y demás cosas dependientes de aquella caja puso toda
vigilancia para el mayor aumento de la real hacienda. Dicen los oficiales reales
que era digno de que su majestad le honrase y hiciese merced.
Y el señor conde de Castellar
siendo virrey del Perú, atendiendo a sus servicios, le hizo merced el año de
seiscientos y setenta y cinco del corregimiento del asiento de Latacunga, y
administrador de los obrajes de labrar paños, y del ingenio de la pólvora que
se beneficia por cuenta de su majestad, y le dio título de teniente de capitán
general del dicho asiento y su jurisdicción, y despacho para tomar la
residencia a su antecesor, en que obró con mucha rectitud y limpieza.
Y reconociendo los vecinos y
religiones del dicho asiento su ajustado proceder y igualdad con que
administraba justicia, y el cuidado y vigilancia con que atendía al alivio y
enseñanza de los indios dieron repetidas gracias al virrey por la elección que
había hecho para el dicho corregimiento en el dicho don Pedro de Ozaeta, el
cual pidió un donativo gracioso para los gastos que se hicieron en el
reconocimiento de las poblaciones de enemigos que se entendió había en el Estrecho
de Magallanes, y que en el tiempo que sirvió el dicho corregimiento se labraron
y remitieron en diferentes ocasiones a Panamá quince mil libras de pólvora para
socorro de la provincia de Tierra Firme que se hallaba infestada de enemigos. Y
luego que acabó de servir el dicho corregimiento dio cuentas finales en la caja
de Quito de todos los efectos que fueron a su cargo, y en la residencia no
resultó contra él demanda pública ni secreta, que fue declarado por limpio y
recto juez.
Y la dicha Audiencia de Quito
en el parecer que remite con la dicha información refiere muy pormenor los
servicios del dicho don Pedro de Ozaeta, celo y desinterés con que siempre
había procedido, y que así por esto como por su mucha calidad era digno de que
su majestad fuese servido de emplearle en uno de los gobiernos de aquellas
provincias en premio de tan señalados servicios.
El licenciado don Lope
Antonio de Munive, presidente de la dicha Audiencia, en carta para su majestad
de veinte y siete de enero de seiscientos y ochenta, representa también los
servicios del dicho don Pedro de Ozaeta, hechos desde el año de seiscientos y
cuarenta y cuatro con particular aprobación de los virreyes del Perú y de
aquella Audiencia, y que sirvió cinco años los gobiernos de Riobamba y Latacunga,
y que le había nombrado por alguacil mayor de aquella Audiencia, en el ínterin
que se proveía en propiedad, cuyo empleo quedaba sirviendo con aceptación
general por cuyos motivos le juzgaba digno de que su majestad se sirviese de
honrarle haciéndole merced de uno de los gobiernos o corregimientos de aquellas
provincias.
El obispo de Quito en otra
carta para su majestad, de trece de enero de seiscientos y ochenta, hace el
mismo informe para que su majestad se sirva hacerle la merced que fuere
servido.
Es copia de la relación que
original queda en la Secretaría del Perú de donde se sacó. En Madrid a diez y
ocho de abril de mil seiscientos y ochenta y uno.
José de la Cuesta [firmado y
rubricado] [Sobre: 18 de abril de 1681. Oidor. Vive. Don Pedro de Ozaeta]
[1] Testimonio de la sentencia
pronunciada por Juan de Ozaeta y Oro como juez provisor en el pleito de
concurso de acreedores a los bienes de Hernando Vázquez de Meneses y Juana de
Zúñiga Mondragón. 1705.
[2] Jaime
del Arenal Fenocchio, “La justicia civil ordinaria
en la ciudad de México durante el primer tercio del siglo XVIII”, en Memoria del X Congreso del Instituto
Internacional de Historia del Derecho Indiano, Escuela Libre de
Derecho-Universidad Nacional Autónoma de México, 1995, v. 1, p. 48.
[3] Mark A Burkholder y David S. Chandler, De la impotencia a la autoridad. La Corona
española y las Audiencias en América. 1687-1808, México, Fondo de Cultura
Económica, 1984. Hay no obstante dos menciones a Juan de Ozaeta en el cuerpo de
la obra, cfr. p. 46 y 56.
[4]
Antonio de Robles, Diario de Sucesos
Notables (1665-1703), México, Editorial Porrúa, 1946, v. 3, p. 91.
[5] Ernst
Schäfer, El Consejo Real y Supremo de las
Indias, Sevilla, Universidad de Sevilla-Centro de Estudios de Historia de
América, 1936, p. 462 recoge asimismo las fechas de obtención de empleo: “73. Don Juan de Ozaeta, nombrado Oidor de
Manila 2I-I-1687, futurario de Alcalde del Crimen 6-III-1687, definitivo 1696”.
[6] AGI, Residencias Audiencias de Filipinas,
16415.54.16.
[7] VVAA.
The Philippine Islands, 1493-1898. Explorations by early navigators,
descriptions of the islands and their peoples, their history and records of the
catholic missions, as related in contemporaneous books and manuscripts, showing
the political, economic, commercial and religious conditions of those islands
from their earliest relations with European nations to the close of the
nineteenth century,
Volume XLII, 1670-1700, Cleveland, Ohio, The Arthur H. Clark Company, 1906,
cap. XX.
[8]
Aparece en el Catálogo de Los Colegiales que hubo en el
Real de San Martín desde el día 1° de agosto de 1582 en que se fundó, hasta 12
de enero de 1771, s.a. / Diccionario
cronológico de la Real Pontificia Universidad de San Marcos y sus colegios,
Lima, Imprenta Torres Aguirre, 1940-55,
t. 2, p. 196, n. 2892. [Año de 1668. Don Juan de Ozaeta, de Riobamba, en 11 de
octubre, de 11 años]. Información facilitada por Felipe Voysest Zöllner.
[9] AGI, Filipinas,
4, N. 4. “Relación de títulos y actos literarios del gremio de la Universidad
de Salamanca”.
[10] AGI,
Filipinas, 3, N. 158 y AGN, Reales
Cédulas Duplicadas, v. D34 (2 diciembre 1687)
[11] AGI,
Filipinas, 349, L. 6, f. 122r-126v. y
AGN, Reales Cédulas Duplicadas, v.
D34, Exp. 220 (22 diciembre de 1687) y Exp. 316 (6 julio 1688).
[13] AGI,
Pasajeros, L.13, E. 2418.
[14] AGI,
Pasajeros, L.13, E. 2363.
[15] AGI,
Contratación, 5448, N. 40.
[16] No
existen los libros de bautismos de 1687-90 en la parroquia de La Candelaria de
Tacubaya, lugar de residencia de Juan de Ozaeta, ni se bautizó tampoco en el
Sagrario Metropolitano de la ciudad de México. Joaquín Martínez de Zúñiga, en
su Historia de las islas Filipinas,
Sampaloc, 1803, Cap. XXIII, p. 388 menciona que don Juan de Ozaeta y Oro, quedo
en México “por la mucha familia que tenía”.
[17] AGI,
Filipinas, 202, N. 1, f. 168r-163v.
[18] AGI,
Filipinas, 202, N. 1, f. 413r-417v.
[20] Historia de la provincia de Batangas escrita
por don Pedro Andrés de Castro y Amadeo en sus viajes y contraviages por toda esta provincia. Año de 1790,
AHN, Códices, 1770b. doc. N. 7, f. 22v.
[21] AGI,
Filipinas, 302, N.1.
[22] AGI,
Filipinas, 273, N. 26. La existencia
de un Memorial anterior, ajustado al
23 de enero de 1694, más cercano al plazo establecido para su paso a Nueva España,
nos remite al deseo constante de que se cumpliera lo prometido con la Corona (AGI, Filipinas,
3, N. 203).
[23] AGI,
Filipinas, 17, R. 1, N. 28.
[24]
Antonio de Robles, Op. cit., p. 95.
[25] AGN,
Civil, v. 454, Exp. 9.
[26] AGN, Civil,
v. 454, Exp. 10.
[27] AGN, Indiferente
virreinal, Caja 1468, Exp. 16.
[28] AGN, Indiferente
virreinal, Reales Cédulas Originales y Duplicadas, Caja 3652, Exp. 2
(1703-1704).
[29]
María Ángeles Cuello Martínez, “La renta de los Naipes en Nueva España” en Anuario
de Estudios Americanos, v. 22, Sevilla,
Escuela de Estudios Hispano-Americanos, Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, 1965, p.
284-,5,6 y288.
[31] AGNCM, Rafael Caballero, 18 de abril de 1705; Idem, 7 de mayo de 1706, Idem, 20 de octubre de 1706, Idem, 30 de noviembre de 1712.
[32]
AGNCM, Juan de Solís y Alcázar, 15
octubre 1705. Percibía por el arrendamiento de la misma 300 pesos anuales. En
1706 la hacienda fue rematada en 8,100 pesos (Idem, 14 de junio de 1706).
[33] AGNCM, Rafael Caballero, 5 de junio de 1708 (Préstamo de Pedro Ruiz de
Castañeda por 4,000 pesos).
[34]
AGNCM, Rafael Caballero, 18 de marzo
de 1705, 18 de agosto 1705 (Apoderado de Alejo Díaz Muñoz, abogado del Real
Fisco de la Inquisición de Cartagena de Indias); Idem (3 de julio de 1705, 18 de agosto 1705) (Apoderado del capitán
Fernando de Oñate y Mendoza, vecino de Valladolid).
[35]
Arnáez hacía el préstamo, bajo la curiosa figura de un poder especial a Azula,
para que lo pudiera obligar en Sevilla, Cádiz o Madrid, hasta por cantidad de
2000 pesos en caso que no fuera suficiente en dinero que le proporcionó el
licenciado Juan de Ozaeta (AGNCM, Rafael
Caballero, 11 de junio de 1708).
[36] AGNCM, Rafael Caballero, 11 de junio de 1708. Azula a su vez otorgó recibo
por 4,000 pesos en oro y reales, 2000 pesos en una libranza sobre Juan Sáenz de
Miera, mercader de Veracruz y el poder del capitán Felipe González Arnáez, ya
mencionado. AGNCM, Rafael Caballero,
11 de junio de 1708.
[37]
AGNCM, Rafael Caballero, 26 octubre
de 1708.
[38] AGI, Filipinas,
167, N. 2.
[39]
AGNCM, Rafael Caballero, 13 diciembre
de 1710.
[40]
AGNCM, Rafael Caballero, 15 diciembre
de 1710.
[41]
AGNCM, Rafael Caballero, 24 noviembre
de 1712.
[42] AGN, Indiferente
virreinal, Caja 4053, Exp. 10. Dichos rezagos le llevaron a contratar los
servicios de Jerónimo de Osorio, quien por escritura ante Rafael Caballero del
12 de diciembre de 1714, se obligó a formar, perfeccionar y ordenar los
libros y cuentas de la administración de la Real Fábrica de Naipes,
correspondientes al período del licenciado Juan de Ozaeta, percibiendo por ello
500 pesos.
[43]
AGNCM, Rafael Caballero, 26 noviembre
1717.
[44] La
partida tiene error de mes (grafía de marzo), siendo la anterior y posterior de
mayo, como se asentó en el libro de testamentos.
[45] AGN, Inquisición, v. 752, exp. 1, f. 1.
[48]. Gazeta de México, n. 8, v. 1, p. 110 de
la edición de González de Cossío.
[49] México, Joseph Bernardo de Hogal,
1730.
[50]. Gazeta de México, v. 1, p. 309.
[51] AGN, Vínculos y Mayorazgos, v. 118, Exp. 4, f. 58.
[52] AGN, Vínculos y Mayorazgos, v. 118, Exp. 6, f. 24.
[54] AGN,
Inquisición, v. 1333, Exp. 8. El
matrimonio se realizó después de un largo proceso en el que la desposada fue
depositada en una casa y posteriormente trasladada a la cárcel eclesiástica del
arzobispado.
[55]. AGN, Vínculos y Mayorazgos, v. 136, exps. 3
al 9. Tierras, v. 3533, Exp. 1.
[56] AGN, Civil, v. 705, exp. 7 (contra don Juan García a quien le debía
varias partidas extraídas de su tienda) y v. 358, exp. 1 (contra don Antonio
Cabello, comerciante, por 2000 pesos que Ozaeta había depositado en el corredor
del número Pedro Velasco).
[57] AGN, Civil, 358, exp. 2.
[58] AGN, Bienes Nacionales, v. 474, exp. 15 (1765).
[59] La
fecha aproximada la proporciona don José Zuleta Reales, quien en 1661 dijo
haberlo conocido hacía 18 años “en Sevilla cuando venía a embarcarse para estos
reinos”
[60] El 22 de octubre de 1657, se le
concedía la administración de los obrajes de Achambo y Lito y San Andrés. Pagó por ello 150 pesos de media anata y la
octava parte de los 1,200 pesos de a 8 reales, en que se estimaba su beneficio.
Dio por fiador de ello a Francisco de Vidaurri.
[62] Otro
de los testimonios dirá: “así que llegó a la dicha villa halló en ella muchos
vecinos que estaban unos a otros encontrados y de suerte que se podían perder
así las vidas como las haciendas y con su llegada se apaciguó todo y no pasó
adelante los disgustos referidos, porque con su mucha prudencia, los amistó a
todos y que dicen los dichos vecinos, generalmente, agradecidos de la dicha
acción pues la había hecho como padre y amparo de ellos”.
[63] ANQ,
Tributos Diezmos. Cartas cuentas de
los tributos de seis tercios corridos desde el de Navidad de 1657 hasta el de
san Juan de 1660 a cargo del Maestre de Campo don Pedro de Ozaeta corregidor
que fue de la villa de Riobamba. Citado en Robson Brines Tyner, Historia demográfica y económica de la
Audiencia de Quito, Quito, Banco
Central del Ecuador, 1988, p. 293 y 296.
[64] El 27 de
febrero de 1659 llevó el titulo ante el capitán general de San Francisco de
Quito el teniente de capitán general don Diego de Sotomayor Valdenebro,
caballero de Calatrava y corregidor de la ciudad, para que se tomase
conocimiento del mismo.
[65]
Javier Ortiz de la Tabla Ducasse, Los
Encomenderos de Quito: 1534-1660. Origen y evolución de una élite colonial,
Sevilla, CSIC, 1993, p. 108.
[66] Lacatunga ante los cuatro últimos siglos de
Historia, Sociedad de Amigos de la Genealogía, 1993, p. 143.
[67]
Pedro de Requena, viudo, ingresó en religión y fue clérigo presbítero,
protomédico general de los reinos del Perú. Había nacido en Orihuela, Murcia,
era hijo de Pedro de Requena Momblanc y de Ángela Pérez. Nieto paterno de Pedro
Momblan de Requena y de Serafina de Carmona, naturales de Valencia; nieto
materno de Luis Pérez y Ana Morante. Tras su matrimonio había pasado a
Valladolid y de ahí a Indias, en 1639, en el séquito de don Pedro de Toledo y
Leiva, marqués de Mancera, virrey y gobernador del Perú (AGI, Contratación, 2421, N. 43). En 1660
realizó una información de empleos y calidad (AGI, Lima, 252, N.6). Además de doña María de Requena había tenido con
su mujer tres hijos más llamados Tomás, Fray Pedro y Ángela de Requena.
[68]
Alberto y Arturo García Carraffa, Diccionario
Heráldico y Genealógico de Apellidos Españoles y Americanos, Salamanca,
Imprenta Comercial Salmantina, 1950, v. 64, p. 180- 199.
[69] El
artículo de los hermanos García Carraffa, presenta la heráldica de los Ozaeta,
y que fueron descritas por don Juan Beltrán López de Gallaiztegui y Loyola en
la escritura de fundación del mayorazgo de Ozaeta. Dichas armas eran: Escudo
partido en cuatro cuarteles; 1°, de azur, con dos hoces de plata, con mangos de
oro, cruzadas en aspa; 2°, de oro, con un yelmo de azur; 3°, bandado con tres
bandas doradas y una azur, y 4° en gules, con una cruz de oro con guarnición de
plata, acostada de dos brazales de armas. Bordura de oro con ocho aspas rojas.
Las citadas armas -con algunas variantes-, aparecen recogidas asimismo en
numerosas obras tales como Julio de Atienza, Nobiliario español, Madrid, Aguilar, 1959; Vicente de Cadenas y
Vicent, Repertorio de blasones de la
comunidad hispánica, Madrid, Hidalguía, 1966, Joaquín Rodolfo Asiain y
Crespo, La heráldica española y baska,
Buenos Aires, Graf. Vinci Hnos., 1984.
[70]
Sobre los Ozaeta y su condición de hidalgos véase la obra de Jesús Arpal
Poblador, La sociedad tradicional en el
país Vasco: el estamento de los hidalgos en Guipúzcoa, San Sebastián, La
Haranburu, 1979, p. 48, 90, 111. Hay, asimismo una nutrida bibliografía que de
trata algunos aspectos del linaje (por haber sido junto a los Gabiria los dos
bandos que ejercieron mayor influencia en Vergara), destacamos por su vertiente
genealógica la obra del Marqués de Tola de Gaytán, “Genealogía de los
poseedores de la casa solar y palacio de Ozaeta en la villa de Bergara”, en Euskalerriaten Alde, I, 1911, p.
663-671, 699-706, 737-742 y 749-759.
[71] Adriana Álvarez Sánchez en su libro La Real Universidad de San Carlos de
Guatemala 1676-1790, Tesis de doctorado de la Facultade de Xeografía e
Historia, Universidad de Santiago de Compostela, 2007, p. 172 confunde a este
señor con su padre, distorsionando con ello el análisis de las figuras de los académicos
del siglo XVII. Mismo error que comete José Garmendia Arruebarrena, en su Diccionario biográfico vasco: méritos,
servicios y bienes de los vascos en el Archivo General de Indias, San
Sebastián-Donostia, Eusko Ikaskuntza, 1989, p. 181.
[72] Su origen limeño es referido por
Manuel Mendiburu en su Diccionario
Histórico Biográfico del Perú, Lima, Librería e Imprenta GIL, S.A., 1934,
v. VIII, p. 314, en base a información que proporciona Francisco de Echave y
Assu en la obra Estrella de Lima.
[Referencia que agradecemos a la gentileza de Mela Bryce]. Asimismo Udo Grub,
asigna su origen en Lima, Perú.
[74]
Domingo Juarros, Compendio de la historia
de la ciudad de Guatemala, Guatemala, por D Ignacio Beteta, 1808, v. 1, p.
156-157.
[75] AGI,
Indiferente, 2077, N. 358.
[76] AGI,
Contratación, 5449, N.57, f. 1r-3r. y
AGI, Pasajeros, L.3, Exp. 2565.
[77] Ernest Schäfer, Op. cit., p. 414. La cédula fue fechada el 17 de marzo de dicho año y lo ejerció hasta el
23 de marzo de 1716.
[78]
Antonio de Robles, Op. cit., p.
97-98.
[80] AGCA A1. Leg. 1960. Exp. 13180. Nos
quedan dudas que haya ejercido como catedrático de prima de cánones en el siglo
XVII en la Universidad de San Marcos de Lima, como refiere Manuel de Mendiburu,
en su entrada al Diccionario Histórico
biográfico del Perú, Op. cit., y que repite Luis Guzmán Palomino en la
entrada a “Ozaeta, Pedro de” en el Diccionario
Histórico Biográfico del Perú. Siglos XV-XX, Carlos Milla Batres, Perú, Editorial
Milla Batres, 1986 (2ª edición).
[81] García Peláez, en la página 282 del tomo II
de sus Memorias para la Historia del
Antiguo Reino de Guatemala, Guatemala, Establecimiento Tip. de L. Luna,
1852, da noticia de una visita realizada en enero de 1714 por don Pedro Ozaeta
con el resto de los oidores a la imprenta de Antonio de Pineda Ibarra con el
fin de que proporcionara a los miembros de la Audiencia un ejemplar de todo lo
que se imprimiese en la misma.
[82] Udo Grub, en su Diccionario Genealógico, proporciona la referencia de la partida de
defunción en el Sagrario de Guatemala, lib. 3 (1698-1739), segunda parte, f.
91, y testamento en 17 de marzo de 1716 ante Pedro Pereira. La noticia fue
recogida en la obra Efemérides para
escribir la historia de la muy noble y muy leal ciudad de Santiago de los
Caballeros del Reino de Guatemala, Guatemala, Tip. Nacional, 1944, p. 143.
Sobre la penuria en la que se
encontraba la familia Cfr. José Manuel Montúfar Aparicio, “El señor licenciado
don Tomás Ignacio de Arana, o el singular sino de los oidores de la Real
Audiencia de Guatemala” en Revista de la
Academia Guatemalteca de Estudios Genealógicos, Heráldicos e Históricos,
Nueva Guatemala de la Asunción, 1987, p. 930.
[84] Idem, fol. 158v.
[85] La casi
totalidad de esta descendencia fue investigada por Udo Grub, en su Diccionario Genealógico, a quien corresponde el mérito académico de
su conocimiento.
[86] Su
residencia fue encomendada a don Juan Sánchez Andrés. Cfr. AGN, Tierras, v. 2949, Exp. 75, f.2.
[87] Prudencio Moscoso Pastrana, Rebeliones indígenas en los Altos de Chiapas,
México, UNAM, 1992, p. 52-53.
[88] Una relación de sus méritos y
servicios ajustada al 2 de enero de 1718 en AGI, Indiferente, 217, N.127.
[89] AHN,
Inquisición, 1575, Exp. 631.
[90] Guillermo Lohman Villena,
“Informaciones de peruanos ante el Santo Oficio” en Revista del Instituto Peruano de Investigaciones Genealógicas, Año
IX, n. 9 (diciembre 1956), p. 143, n. 295.
[91] AHN, Inquisición,
1622, Exp. 17.
[92] José
Toribio Medina, Historia del Tribunal del
Santo Oficio de la Inquisición de Cartagena de Indias, Imprenta
Elzeviriana, 1899, p. 365-367.
[94] AGI,
Quito, 159.
[95] AHN,
Órdenes Militares, Santiago, Exp.
4161. Véase sobre el mismo las fichas elaboradas por Guillermo Lohmann Villena,
Los americanos en las órdenes nobiliarias,
Madrid, CSIC, 1993, v. 1, p. 204; y Vicente Cadenas y Vicent, Caballeros de la Orden de Santiago, siglo
XVIII, Madrid, Hidalguía, 1977, v. 6, p. 95.
[96] Al igual que ocurriese con los antepasados de don Juan de
Ozaeta y Oro, tampoco pudimos conectar a Joaquín Ignacio con la línea troncal
reportada por los hermanos García Carraffa, ni con la precaria línea de
ascendencia de don Juan de Ozaeta Oro. Don Joaquín Ignacio, cuyos apellidos
aparecen asimismo como Ozaeta Murguialday, había nacido en Idiazábal y allí fue
bautizado el 26 de julio de 1667. Fue hijo de Juan Beltrán Ozaeta Gallastegui
Yturbe, bautizado en Anzuola, Guipúzcoa el 16 de octubre de 1632 y de Antonia
Murguialday Zaldívar Atano, bautizada el 1 de marzo de 1642 en San Miguel
Arcángel de Oñate, Guipúzcoa). Fue nieto paterno de Pedro de Ozaeta y de Ana de
Yturbe y materno de Sebastián Murguialday Amezqueta y María Zaldívar
Balzategui, vecinos de Oñate.
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