SAG

Celebrado en Quito, Ecuador del 19 al 24 de septiembre de 2011, bajo los auspicios de la Sociedad Amigos de la Genealogía y dirigido por la Dra. Marcia Stacey Chiriboga de Valdivieso. Encargada de Eventos de dicha sociedad.

martes, 27 de septiembre de 2011

7ma. Javier Sanchiz Ruiz Amaya Garritz Ruiz Instituto de Investigaciones Históricas Universidad Nacional Autónoma de México


OZAETA Y ORO
Apuntes biográficos y genealógicos de una familia guipuzcoana en distintos escenarios de los reinos de ultramar.
(Dedicado a Mela Bryce y Felipe Voysest)

Javier Sanchiz Ruiz
Amaya Garritz Ruiz
Instituto de Investigaciones Históricas
Universidad Nacional Autónoma de México



Uno de los mayores atractivos de la investigación genealógica, lo constituye, sin lugar a dudas, la existencia de líneas de descendencia que lleguen a la actualidad. Así, no es extraño que la casi totalidad de los estudios publicados, en esta disciplina, contengan junto a la reconstrucción del grupo familiar -que se remonta hasta el antepasado más antiguo documentado-, la descendencia habida, al menos, hasta el siglo en que se produce el trabajo, en donde por otra parte suele aparecer alguna conexión con el autor de la investigación.
            No es este el caso del trabajo aquí realizado. Su gestación tuvo como motivación la realización de la XVII Reunión Americana de Genealogía, en la ciudad de Quito; para lo cual buscamos en nuestra base de datos algún personaje que procediera del territorio del actual Ecuador, y que hubiera estado activo en el virreinato de la Nueva España. Una vez localizado, y como reto nos propusimos averiguar a nivel biográfico su desempeño en tierras mexicanas, la conformación de su grupo familiar y tratar de trazar la ascendencia y descendencia del mismo.
            Partimos de la hipótesis de que dado que el trasvase migratorio entre los reinos americanos durante el virreinato era resultado, en la mayoría de los casos, de la ocupación de puestos de gobierno o del desempeño del comercio; sería lógico encontrar importantes redes familiares que vinculasen al recién llegado con relevantes grupos del virreinato novohispano.

Facsímil de la firma del licenciado don Juan de Ozaeta y Oro (AGI, México,90, R.4,N.52)
            El personaje seleccionado fue el licenciado don Juan de Ozaeta y Oro, natural de Rio Bamba, ciudad mencionada en las fuentes novohispanas como parte del virreinato del Perú, y de la que es ampliamente conocido; fue la primera ciudad española fundada en el territorio del actual Ecuador (15 de agosto de 1534) y mantuvo su esplendor hasta el terremoto del 4 de febrero de 1797.
            La referencia archivística localizada de nuestra base de datos decía concretamente:
Ozaeta [y] Galláistegui, Joaquín Ignacio de, [capitán, mercader], vecino de México, natural de la villa de Idiazabal, España, otorgó poder especial para testar al licenciado Juan de Ozaeta y Oro, -consejero real, alcalde del crimen de la Real Audiencia de Nueva España, [juez de provincia en México], juez superintendente [y administrador general] de la Real Fábrica [y Estanco] de Naipes de Nueva España, [natural de Río Bamba, Perú]-, en el que hizo descripción de cláusulas y disposiciones testamentarias, nombrando como albacea a dicho apoderado y como heredera a Antonia de Murguialday, su madre. Firmó. Testigos. (AGNCM, Rafael Caballero, julio 1705).
            Por la inicial descripción catalográfica, Juan de Ozaeta y Oro, había sido alguien importante en la sociedad novohispana de comienzos del siglo XVIII, y había acumulado al menos cuatro cargos relevantes, a los que solía acompañar su nombre a la hora de escriturar algún acto ante escribano.
AGN, Indiferente Virreinal, Caja 4083, Exp. 20, (1705) [1]
Consejero real, alcalde del crimen de la Real Audiencia, juez de provincia, y juez superintendente y administrador general de la Real Fábrica y Estanco de Naipes de Nueva España, eran empleos, todos ellos, que sin lugar a dudas, tenían que ver con su adscripción al Tribunal de la Real Audiencia, espacio que intuimos nos permitiría conocer algo más de su trayectoria, a partir de la bibliografía disponible.
            Fue no obstante decepcionante encontrar en uno de los últimos trabajos al respecto debido a Jaime del Arernal Fenochio [2] (1995) la siguiente nota:
Y efectivamente nada pudo decir Jaime del Arenal, sobre Juan de Ozaeta, ya que a Mark A Burkholder y David S. Chandler, se les escapó mencionarlo en sus enormes listados de ministros de la Audiencia, contenidos en los Apéndices de su obra, y su entrada en el índice onomástico no se encuentra dentro del apartado de los ministros.[3]
Don Juan de Ozaeta y Oro, debía haber llegado a Nueva España, como resultado de su promoción en la maquinaria burocrática. Gracias al apunte de Antonio de Robles, del lunes 18 de enero de 1700, recogido en su Diario de sucesos notables respecto al arribo de la nao de China, sabemos la procedencia inmediata laboral de don Juan:
“Nao de China, amarrada.- Este día entre diez y once del día se repicó por haber venido correo con nueva de estar amarrada la nao de China. Vino en ella don Juan de Ozaeta y Oro, oidor de Manila, por alcalde de corte de esta ciudad de México”.[4]
Nuestros pasos se encaminaron a buscar su actuación en el archipiélago filipino. Bibliografía especializada [5] y material de archivo permitieron conocer una intensa labor en el archipiélago, concluyendo con la residencia de su gestión, quefue realizada por el célebre don Fausto de Cruzat y Góngora en 1703, junto a la de Gabriel de Curucelaegui y Arriola, gobernador y capitán general de las islas Filipinas y presidente de su Audiencia, y las de Alonso de Abella Fuertes, Lorenzo de Avina Echavarría y Juan de Sierra Osorio, que sirvieron el empleo de oidores interinamente, al igual que Ozaeta.[6]
De su etapa en Filipinas, hubo no obstante que deslindar algunas noticias proporcionadas por los historiadores, entre ellos los que intervinieron en la monumental obra Las Islas Filipinas, 1493-1898.[7]
En dicho texto se nos informaba que junto a don Gabriel de Arnedo (ministro también de la Audiencia), había llegado el auditor licenciado don Juan de Ozaeta y Oro, natural de Lima, con su mujer e hijos, quien el año anterior no pudo embarcar -a causa de la falta de alojamiento en el patache "San Fernando"-, en el que llegaron el juez de instrucción y otros tres auditores.
Don Juan de Ozaeta, aparece en la documentación novohispana como originario de Riobamba, no de Lima, y efectivamente no había llegado a Manila con el resto de sus compañeros, pero por otras causas que no fueron la falta de alojamiento. Pero para aclararlas es necesario remontarnos unos cuantos años atrás.
            Don Juan de Ozaeta, nació en Riobamba ca. 1657. Se había formado primero en Lima[8] y posteriormente en las aulas universitarias de Salamanca, cuyo prestigio como “alma mater” de las Universidades Americanas estaba muy presente en el siglo XVII, un prestigio que alcanzaba asimismo a sus egresados. Había cursado leyes y opositó a cátedras.[9] Se encontraba al inicio de una prometedora carrera, cuando a comienzos de 1687 el gobernador de Filipinas don Gabriel de Curucelaegui, desterró de la ciudad de Manila al general Zelaeta y a los oidores de la Audiencia, acusados de ser autores de varios pasquines que atentaban contra la paz social. El rey secundó las medidas del gobernador, por lo que la Cámara de Indias, se apresuró a buscar candidatos para cubrir las plazas. Para conseguir su objetivo, la plaza de oidor de la Audiencia de Manila, se ofertó con una promoción de plaza de alcalde del crimen de la Audiencia de México. Don Juan de Ozaeta consiguió que su candidatura prosperase y fue nombrado como segundo oidor.[10]
            El nombramiento oficial se le expidió por cédula real firmada en Madrid el 6 de marzo de 1687,[11] percibiendo un año de salario por cuenta de la Real Hacienda de México, hasta que llegase a su destino final.[12] Pocos meses después ya en Sevilla, inició los trámites para embarcarse rumbo a Nueva España, primera escala de su viaje. Estaba ya entonces casado con doña Andrea Franquen de Soto y Velasco [también llamada Andrea Franco de Velasco, Andrea Franquez de Velasco, Andrea Franken], quien era “de edad de veinte años, de buen cuerpo, blanca, menuda de facciones”.[13] El matrimonio no reportó en la licencia pasar con hijos, por lo que –unido a la edad de doña Andrea- suponemos no llevaban mucho tiempo de casados. Si lo hicieron con un criado soltero llamado Manuel Francisco Álvarez, natural de Salamanca,[14] y entre sus pertenencias destaca el haber llevado consigo los cuatro volúmenes de la Nueva Recopilación de Indias, in folio, forrados en pergamino.[15] El 14 de junio de 1687 iniciaron el viaje en la flota a cargo del general don José Fernández de Santillán.
Gobernaba entonces Nueva España, el virrey don Melchor Portocarrero Laso de la Vega, conde de Monclova, casi recién llegado al territorio, quien además de la constante amenaza de piratas y corsarios en las costas, el estado de alerta máxima frente a la alianza entre Francia, Inglaterra y Holanda en lo relativo a las indias occidentales, los motines de la infantería y gente de mar de la armada de Barlovento, se encontró con que el navío regular de la carrera a la China no apareció en el puerto de Acapulco ese año de 1687.
Al llegar don Juan de Ozaeta y su esposa, y en vista de que no había transporte para su destino, se quedaron en Tacubaya, población aledaña a la ciudad de México esperando que el virrey tomara alguna providencia. Pasado un año, tampoco llegó el navío en 1688, por lo que, apremiado el virrey por el situado, hizo aprestar un bajel del reino del Perú que se encontraba anclado en Acapulco. El virrey, además del situado, tenía en “lista de espera” para pasar al archipiélago a varios cabos, oficiales, capitanes, soldados y milicia, además de los ministros de la Audiencia de Filipinas que habían llegado a Nueva España, quienes pasaban con familia y criados. Eran éstos: don Alonso de Avella Fuertes (primer oidor en antigüedad), don Juan de Ozaeta (con segunda antigüedad), el doctor don Lorenzo de Abina y Echavarria (con tercera), el licenciado don Juan de Sierra y Osorio (con cuarta), el licenciado don Gerónimo Barredo y Valdés y asimismo el señor don Francisco de Campos y Valdivia, alcalde de casa y corte de la villa de Madrid y juez pesquisidor que iba a diferentes negocios del real servicio. Hubo que apresurarse para iniciar el viaje, y don Juan de Ozaeta comentó al virrey su preocupación, pues su esposa se hallaba en cinta “ya en meses mayores” y era en gran riesgo para su vida, no sólo el trayecto terrestre a Veracruz, sino además el marítimo, en donde podría producirse el alumbramiento, en una embarcación que no reunía comodidad para el caso. El virrey aconsejo a Ozaeta que se quedara en México hasta el año siguiente.
            Debe haber nacido el primero de los vástagos del matrimonio en México, toda vez que algunos de los historiadores de Filipinas mencionan la llegada de Ozaeta al territorio con mujer e hijo.[16] La permanencia en México, peligraba su consideración de antigüedad en el cargo de segundo oidor, pero dado que el consejo de permanecer había partido del propio virrey, éste escribió al monarca el 6 de abril de 1689 solicitando se le conservara la posición de segundo oidor. El rey estuvo conforme en ello por cédula real del 10 de noviembre de 1689.
Con la llegada de Ozaeta a Filipinas en 1689, quedó completa la nómina de ministros de la Audiencia y atendiendo las órdenes de su majestad, dos de los auditores,pasaron a visitar las provincias de las islas, con la finalidad de elaborar un listado de los tributos reales, mientras los otros dos debían permanecer en Manila y servir en la Real Audiencia . Para cumplir la primera misión, los auditores designados fueron: don Alonso de Abella Fuertes que visitaría las provincias de Cagayan, Ilocos, y Pampanga, y don Juan de la Sierra que visitaría las de Cebú, Ogton, y Panay, a pesar de que sólo visitó las dos últimas. Después de que don Alonso Fuertes regresó de su comisión, el licenciado don Juan de Ozaeta fue a visitar a las provincias de Tagalos, e hizo la enumeración de los tributos.
En junio de 1690, destaca su participación en la inicial expulsión de los sangleyes de la isla,[17] sin embargo al año siguiente la actuación se había frenado por falta de embarcaciones.[18] Ya desde 1690 don Juan de Ozaeta, escribiría al marqués de los Vélez, presidente del Consejo, alegando achaques y enfermedades, que le impedían ejercer cabalmente su ministerio.[19] A pesar de ello, continuó en la isla hasta 1700, once años en lugar de los cinco que se le habían ofrecido estaría allí hasta su promoción a México. Su mención en las recopilaciones históricas de Filipinas nos lo presentan como un funcionario que se granjeo la admiración de la población por su gran integridad y rectitud.
            Entre otras comisiones importantes del 8 de mayo de 1694 al 11 de enero de 1697 le tocó realizar la visita de las provincias tagalas, tras lo cual otorgó importantes ordenanzas en ellas hacía constar, entre otras disposiciones “que se quite la costumbre de empeñar a los hijos en esclavonía y dilatado servicio por deudas y sólo se permita con necesidad grande y con intervención y acuerdo del padre ministro, y descontando cuatro reales por cada mes a favor de la deuda hasta concluirla y ponerse luego en libertad”.[20]
            Su correspondencia mantenida con el Consejo permite conocer importantes asuntos del devenir político y social de las islas a finales del siglo XVII: la relevancia de las órdenes religiosas y su labor en las estancias, las desavenencias de éstas con el arzobispo, las dificultades económicas de obtener diezmos en las tierras trabajadas por los indios y un largo etcétera.[21]
            Para 1698, don Juan de Ozaeta escribió al monarca estar ya preparando viaje para ocupar su plaza de alcalde del crimen en México, y elaboró un Memorial de servicios.[22] Como ya mencionamos se había rebasado el tiempo de los 5 años que estipuló el edicto del 13 de febrero de 1686; ya que el monarca por real cédula del 20 de junio de 1692, dirigida a los oidores y fiscal de la Audiencia de Manila, les avisó de una nueva orden dada al gobernador don Fausto de Cruzat y Góngora, en el sentido de no dejarlos salir de la isla.
Tras obtener autorización real para ir a México en mayo de 1698 a ocupar la plaza de alcalde del crimen, comenzó los preparativos del viaje y pagó el pasaje de él y de su familia. Una vez más el embarazo de doña Andrea Franquen, retrasaría sus planes.
Para junio de 1698, su esposa llevaba una falta de dos meses. Don Juan de Ozaeta hizo cuentas y el alumbramiento sería en diciembre, en plena travesía, por lo que se apresuró a buscar matrona que los acompañara, ofreciendo además del pago por sus servicios, pasaje de ida y vuelta, pero no encontró quien quisiera acompañarlos.[23]
Apesadumbrado por poner en entredicho su cumplimiento a la orden de pasar a Nueva España, consultó con el gobernador don Fausto de Cruzat y Góngora, tras lo cual se elaboraron memoriales, informaciones de médicos, parteras y de varios generales de flota y tras someter el asunto a Real Acuerdo en la Audiencia; Cruzat escribió al rey solicitando plazo de un año para que Ozaeta pasase a Nueva España. La historia se repetía con lo ocurrido en 1688 en México.
Por todo el papeleo acumulado con el incidente, conocimos el domicilio de Ozaeta en Manila, sito en el Puerto del Rosario, Provincia de Tondo, extramuros de la ciudad de Manila. En él su esposa fue examinada por don Juan Félix Toral de Villamina, médico de Manila y del Hospital Real, quien alegó en su informe que “si una mujer preñada aun en su casa tiene mucho riesgo, mucho mayor lo tendrá la dicha señora embarcándose para una navegación tan dilatada y con mudanza de tantos climas y temperamentos y con falta de personas peritas que la puedan asistir al parto y a los demás achaques u accidentes que le pueden sobre venir a la dicha señora”. Parecer que fue compartido por los informantes referidos.
Ozaeta permaneció en Manila y en 1699 fue comisionado como juez de composiciones.
Ya en Nueva España, se incorporó inmediatamente a la Real Audiencia. El jueves 8 de abril de 1700 Antonio de Robles recogería en su Diario ya mencionado.
“El mismo día jueves Santo, a la madrugada se huyó de la cárcel de corte Lucas Gutiérrez y trece presos salieron por el parque; dos de ellos se retrajeron a la Santísima Trinidad, y a la hora de los oficios divinos vinieron los alcaldes de corte don Alonso de Avellafuertes y don Juan de Ozaeta y Oro y don Francisco de Saraza y Arce, a quererlos sacar: no hicieron, sino que los dejaron aprisionados en un aposento de la enfermería, y a la noche siguiente se quitaron las prisiones y se repusieron en cobro”.[24]
Ozaeta, volvía al trabajo con antiguos compañeros de Manila, y entre otras actuaciones la documentación virreinal nos lo presenta en los más variados asuntos penales: encarcelando,[25] embargando,[26] administrando castigos en homicidios,[27] y otros.
Su nombramiento como Juez superintendente y administrador de la renta y fábrica de naipes, se dio en 1704,[28] tras la muerte de Juan de Saraza, si bien desde 1702 había estado ocupando la administración, en las constantes ausencias de aquel. El desempeño de su administración es analizado pormenorizadamente por María Ángeles Cuello Martínez en su trabajo La renta de los Naipes en Nueva España.[29]
Para 1706 las actuaciones de Ozaeta y Oro le llevan a frecuentar al selecto grupo que pululaba en torno al virrey duque de Alburquerque: tales como don Francisco de Valenzuela Venegas, caballero de la Orden de Santiago, don José de Luna, don Baltasar de Toba y don Jerónimo de Soria, el alcalde del crimen don Andrés Pardo de Lago y don Gabriel Guerrero de Adila, auditores de la Real Audiencia, don Antonio de Deza y Ulloa. caballero de la Orden de Santiago, y don Joseph de Urrutia, jueces oficiales de la Real Hacienda y depositarios del Tribunal y el fiscal doctor don José Antonio de Espinosa, asimismo caballero de la orden de Santiago.
No obstante estas aparentes buenas redes socio-laborales, su descontento era manifiesto, a tal grado que ese año mandó imprimir una protesta formal para distribuirla a los miembros del Consejo de Indias -parafraseando a Burkholder y Chandler-, en ella se quejaba de haber perdido la oportunidad de ser ascendido a oidor en 1705, como le correspondía, debido a que un aspirante originario del lugar fue designado directamente oidor (probablemente por compra). Ozaeta con veinte años de servicio y muchos méritos se quejaba de que la Corona ya no recompensaba la lealtad.[30]
Debe haber tenido una posición económica desahogada, pues aparece comprando y vendiendo esclavos.[31] Fue propietario de la hacienda de labor llamada Santa María Pipioltepec, en términos de Temascaltepec.[32] Tenemos asimismo la sospecha, que puede haber incurrido en transacciones comerciales por varios préstamos de cantidades fuertes que le suministraron varios mercaderes novohispanos.[33]
Bien atendiendo a su posición en el Tribunal, o por su acrecentada fama, fue nombrado apoderado de un sinnúmero de personas, de entre ellas llama la atención la procuración desempeñada con residentes en Cartagena de Indias, donde llegamos a averiguar se encontraba uno de sus hermanos.[34]
            En 1708, Juan de Ozaeta y Oro trató de acrecentar su posición laboral y la de sus hijos, al respecto solicitó financiamiento de 2,000 pesos al capitán Felipe González de Arnaez, mercader y encomendero, vecino de México,[35] y ese mismo día otorgó poder al sargento mayor Luis de Azula, para que lo representase en sus pretensiones en Corte.[36] No habiendo obtenido resultados tras cuatro meses, en octubre de ese mismo año, otorgó nueva carta de procuración al licenciado José Joaquín de Uribe Castejón y Medrano, caballero de la Orden de Santiago, consejero real, oidor decano en dicha Audiencia, juez visitador de escribano, juez superintendente privativo, administrador general de Reales Azogues de Nueva España, vecino de México, y a Gaspar de Cepeda, del mismo Consejo y fiscal de dicha Audiencia, ambos próximos a viajar a España, para qué, en caso de que el sargento mayor Luis de Azula no hubiera podido cumplir sus pretensiones, se encargasen de seguirlas y concluirlas; asimismo, para solicitar a dicho sargento el dinero y los documentos que le otorgó para tal asunto.[37]
Nada parece indicar que haya obtenido, al menos en su persona, lo esperado. Relegado en la Audiencia a comisiones menores en 1710 tuvo que atender entre otros asuntos la quiebra de Rodrigo de Rivera Maroto.[38] De 1710 a 1712 tiene especial significado en la vida de Juan de Ozaeta, la llegada a Nueva España de su sobrino don Pablo Domingo de Iturri y Ozaeta, caballero de Santiago, con el que aparece vinculado en algunas transacciones comerciales.
Don Juan de Oazaeta, actuó además, como intermediario y fiador de Iturri, para obtener financiación entre otros del capitán Pedro Ruiz de Castañeda [39] y de Felipe González de Arnáez, [40] asiduos prestamistas de Ozaeta. Sabemos que entre otros géneros Iturri comerciaba con zurrones de tinta que compraba en Nueva España y vendía en Castilla.[41]
            Su desempeño como juez superintendente y administrador de la renta y fábrica de naipes, tuvo que representar en su ánimo y autoestima un fuerte revés, influía en ello el descenso paulatino en el valor de la renta, en gran parte consecuencia de que el monarca español no remedió los motivos de la decadencia, ni atendió las recomendaciones que Ozaeta, le hiciese repetidas veces. Para 1712 el ramo presentaba varios rezagos.[42]
            Después de 5 años más de fatigas, falleció en la ciudad de México, sin haber ascendido a la sala de lo civil, como fue su mayor aspiración. Ocurrió el deceso el 2 de abril de 1717, residiendo en la Plazuela de Santo Domingo, y fue enterrado en la Iglesia de la Profesa.
Inscripción de la defunción de don Juan de Ozaeta y Oro
México, Sagrario, Libro de Defunciones de Españoles (1714-1729), fol. 125.
            El poder para testar, citado en la partida de defunción, fue otorgado el 16 de agosto de 1716 ante Rafael Caballero, escribano ante quien Juan de Ozaeta acostumbraba escriturar todos sus negocios y transacciones, y lo concedió a su esposa y a su hijo el doctor José Francisco de Ozaeta y Oro, entonces rector del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo de la ciudad de México, contador, juez y oficial de la Real Hacienda y Caja de México, a quienes instituyó por sus albaceas, declarando por sus herederos a sus tres hijos: don José Francisco, don Manuel y don Andrés de Ozaeta y Oro.
            Once días después de su deceso se asentaría la inscripción en los libros de testamentos del Sagrario de la ciudad de México.
México, Sagrario, Libro de Testamentos, v. 1, s.f.
            Su viuda, el 26 de noviembre de 1717, otorgó poder especial a Miguel de Ibarra, caballero de la orden de Santiago y alguacil mayor en el Consejo de Hacienda, para que solicitase la paga del sueldo que su marido percibía como oidor de la Real Audiencia de Manila y alcalde de corte en México, así como para encargarse de los juicios derivados del asunto.[43] Falleció el 13 de mayo de 1719,[44] en el mismo domicilio que su esposo y fue enterrada en la Iglesia de la Profesa.
Inscripción de la defunción de Da Andrea Manuela Fránquez,
México Sagrario, Libro de defunciones de Españoles (1714-1729), f. 170 v.
Asiento de poder para testar de Da Andrea Manuela Franquen
México, Sagrario, Libro de Testamentos, v. 1. s.f.


La descendencia de don Juan de Ozaeta y Oro.
Tres fueron los hijos habidos en el matrimonio, que, según el poder para testar, habían alcanzado la edad adulta. José Francisco, Manuel y Andrés. De los dos últimos no hemos encontrado otra referencia, salvo la mención en el testamento, por lo que suponemos que o murieron años después del citado poder o entraron en religión. El primero de ellos (quizá el nacido en México antes de pasar don Juan de Ozaeta a Filipinas), sirve para dar continuidad por tres generaciones al apellido en Nueva España.
José Francisco de Ozaeta Oro [también apellidado Ozaeta Oro y Loyola]. Fue colegial por cinco años del colegio de San Ramón Nonnato de la ciudad de México, habiendo presentado información de limpieza, filiación y nobleza. Cursó la facultad de sagrados cánones en la Universidad de México y se graduó de bachiller el 15 de mayo de 1706. Consiliario de la Universidad el 10 de noviembre del mismo año y el 25 de agosto de 1707 recibió el grado de bachiller en la facultad de leyes. El 10 de diciembre de dicho año tuvo a su cargo la Oración panegírica latina a la Limpia Concepción de Nuestra Señora que anualmente repetían los doctores y bachilleres de la Universidad de México. Opositó a la cátedra de Instituta y sustituyó las de sexto y la de vísperas de leyes. En 1708 ingresó como abogado de la Real Audiencia y asimismo fue abogado de presos de la Inquisición de México. Intervino en la residencia de don José de Contreras, alcalde mayor del real y minas de Tlalpujagua. Opositó a una prebenda canonista en el Colegio Mayor de Santa María de Todos los Santos de la Ciudad de México donde ingresó el 28 de octubre de 1711 con el n. 195. En 1711 fue nombrado relator interino del Santo Oficio de México. [45] Pasó a España “en seguimiento de sus pretensiones” y recibió los grados de licenciado, doctor y maestro en la facultad de Sagrados Cánones en la Universidad de Ávila en septiembre de 1714. Por decreto de 2 de mayo de 1713 y tras servir al rey con 8,500 pesos se le concedió la plaza de contador general de reales tributos de la ciudad de México o la de reales alcabalas (la primera que vacase) y en el ínterin que ello ocurriera la de oficial real. El 14 de febrero de 1715 obtuvo el grado de licenciado en cánones por la Universidad de Alcalá, sustituyendo en dicho año la cátedra de Instituta. En 11 de marzo de 1716 provisto con el empleo de oficial real supernumerario de la Caja de México y con la mitad del goce de sueldo presentó información de pasajero a Indias [46] realizando el viaje en la flota que trajo a Nueva España al marqués de Valero. Tomó posesión del cargo el 30 de julio de 1718, y el 24 de mayo de 1726 realizó un memorial impreso de sus méritos, grados y literatura [47] con el fin de solicitar la plaza de alcalde de corte en la sala del crimen de México que se hallaba vacante, lo que no se le concedió. En 1728 continuaba ejerciendo el empleo de tesorero. [48] En unión de don Joaquín Ignacio Ximénez de Bonilla y don José Francisco de Aguirre y Espinosa sacó a la luz la obra El Segundo quinze de enero de la corte mexicana : Solemnes fiestas que a la canonización del mýstico doctor San Juan de la Cruz celebró la provincia de San Alberto de Carmelitas descalzos de esta Nueva España”.[49] Falleció el 25 de febrero de 1731.[50]
Contrajo matrimonio en México (Sagrario) el 12 de diciembre de 1717 con doña Nicolasa Hurtado de Mendoza y de Velasco, (hija de los VII condes del Valle de Orizaba: donJosé Javier Hurtado de Mendoza y Vidarte Pardo de Lago y de doña María Graciana de San Diego Altamirano de Velasco y Zaldívar de Castilla, quienes habían casado en Puebla de los Ángeles el 19 de mayo de 1695). Fue escogida por su madre para suceder en el vínculo de los Suárez de Peredo, amparándose en el escrito de fundación de Jerónimo Alemán de Figueroa en Tulancingo la cláusula decía que “teniendo el poseedor dos hijos o hijas pueda elegir a voluntad el más virtuoso y de mejores calidades para suceder en el mayorazgo”. En tal decisión pesaban sin lugar a dudas los pleitos que doña Graciana había sostenido con el hijo. En 1739 sostuvo pleito con don Salvador de Córdova sobre pesos.[51] Fue albacea de su madre y como tal realizó un cuaderno de instrumentos de comprobación de cuentas.[52] En 1752 mantuvo pleito con el conde del Valle de Orizaba sobre pesos.[53] Al haber fallecido su esposo, notoriamente pobre, sus padres le asignaron para su sustento la hacienda denominada de san Jerónimo. Falleció viuda en México (Sagrario) en la calle de Betlemitas el 13 de junio de 1764 (E: San Francisco). Padres de:
1) Don Juan Ignacio Diego Domingo Gertrudis Ozaeta y Oro y Hurtado de Mendoza. Nació en México el 15 de noviembre de 1718 (B: Sagrario el 27, padrinos don José Diego Hurtado de Mendoza y doña Graciana de Velasco, condes del Valle de Orizaba). Vivía en una de las casas accesorias del padre Tabla. Falleció viudo en México (Santa Veracruz) el 21 de mayo de 1785. Contrajo matrimonio en México (Sagrario) el 4 de diciembre de 1742 con doña Josefa Petronila Paula Margarita de Prado Zúñiga y Velasco, nacida en Puebla el 29 de junio de 1722 (B: Sagrario el 6 de julio) (hija de don Gregorio de Prado Zúñiga y de doña Mariana de Velasco Cea Centeno de Vera, casados en el Sagrario de México el 4 de julio de 1706). Padres de:
1) Don José María Tomás Ignacio Nicolás Ozaeta y Oro Prado Zúñiga. Nació en México el 21 de diciembre de 1743 (B: Sagrario el 28). Casó en México (Sagrario) el 20 de marzo de 1771 [54] con doña María Ana Almonte y Vergara.
2) Doña María Ignacia Josefa Micaela Rafaela Ozaeta Prado. Nació en México (B: Sagrario el 28 de abril de 1746).
3) Don José María Victoriano Domingo Cayetano Rafael Juan Ozaeta Prado. Nació en México (B: Sagrario el 8 de agosto de 1747). Contrajo matrimonio hacia 1770 con doña María Micaela Mexía. Avecindados en México en la feligresía de San Pablo en 1772. Con descendencia. Padres de:
1. María Josefa Ozaeta Mexía. Nació en México (B: San Pablo 11 de septiembre de 1772).
4) Don Miguel Rafael José María Ozaeta Prado. Nació en México (B: Sagrario el 24 de septiembre de 1748). Fue portero y ministro ejecutor del Real Tribunal y Audiencia de Cuentas. Entre 1770 y 1798 litigó al conde del Valle de Orizaba el vínculo de los Suárez de Peredo, alegando el haber sido designada beneficiaria del mismo su abuela, actuó a través de Mariano Pérez de Tagle por poder el 21 de abril de 1789 ante Francisco del Castillo, el 3 de enero de 95 se da el favor al conde mandaban se remitiesen al supremo de las indias el 6 de agosto de 1798,[55] y en el ínterin entre 1787 y 1794 sostuvo diferentes pleitos sobre pesos.[56] Para 1796 Miguel de Ozaeta percibía renta del conde de Orizaba, misma que utilizó como fianza para pagar sus deudas con Antonio Cabello, y ante la falta de pago del conde, el licenciado don José Luis Núñez de Ibarra tuvo que defenderlo en un nuevo pleito sustentado en la Audiencia contra Antonio Cabello.[57]
5) Don Manuel Ignacio Enrique Ozaeta Prado. Nació en México el 15 de julio de 1752 (B: Sagrario el 20).
6) Doña Graciana de Ozaeta Zúñiga y Prado. Ingresó como religiosa capellada de coro y velo negro en el convento de Regina Coeli de México.[58]
2) Don Teobaldo José Ignacio Gabriel Antonio de Jesús Ozaeta y Oro y Hurtado de Mendoza. Nació en México el 17 de marzo de 1720 (B: Sagrario el 20, padrinos don Teobaldo Fermín de Gorraez y doña Isabel Jacinta Hurtado de Mendoza). Falleció en México (Sagrario) el 29 de mayo de 1725 (E: San Francisco).
3) Doña [María] Ignacia Petronila de la Encarnación Ozaeta y Oro y Hurtado de Mendoza. Nació en México el 30 de junio de 1721 (B: Sagrario el 9 de julio de 1721, padrino don José Hurtado de Mendoza). Entre 1741 y 1745 siguió pleito en la Audiencia de México con el conde del Valle de Orizaba, por el mayorazgo fundado por don Diego de Peredo y doña María de Acuña, su mujer. Contrajo matrimonio en el oratorio de la casa del Conde del Valle de Orizaba en la calle de San Francisco de México (Sagrario) el 11 de abril de 1734 –velaciones en la capilla de San José de San Francisco el 30 de mayo de 1734- con don Manuel María José Antonio Francisco Javier Ignacio Nicolás Urrutia de Vergara y Estrada [Manuel de Estrada y Flores], nacido en México (B: Sagrario el 14 de junio de 1716) (hijo de don Felipe de Estrada Niño de Córdoba y de doña Ana María Urrutia de Vergara Alfonso Flores de Valdés, casados en el Sagrario de México el 15 de abril de 1703. Nieto de don Bartolomé de Estrada Ramírez y de doña Ana María Niño de Córdoba; y de don Antonio Flores Urrutia de Vergara y de doña Francisca María de Villegas y Castilla). Padres de:
1) Doña María Luisa de Urrutia y Osaeta. Nació en México el 24 de agosto de 1739 (B: Sagrario el 6 de septiembre).
2) María Manuela Gertrudis Nicolasa Ignacia Teresa Macedonia Graciana de Estrada y Ozaeta, nacida en México el 12 de septiembre de 1744.
3) Don Antonio José María Tomás de Estrada y Ozaeta. Nació en México (B: Sagrario el 22 de enero de 1746).
4) Don Manuel Felipe Santiago de Estrada y Ozaeta. Nació en México (B: Santa Veracruz el 2 de mayo de 1749).
5) Don José María Vicente Benigno Urrutia y Ozaeta. Nació en México (B: Sagrario el 5 de noviembre de 1750).
4) Doña Antonia de Ozaeta y Hurtado de Mendoza. Falleció en México (Sagrario) el 7 de abril de 1725 (E: San Francisco).
5) Don Antonio Marcos José Ozaeta y Oro y Hurtado de Mendoza. Nació en México el 25 de abril de 1724 (B: Sagrario el 2 de mayo, padrino fray Manuel de Santa Ana, religioso lego del Carmen). Falleció en México en su domicilio de la calle de Vergara el 3 de octubre de 1757 (E. San Diego). Contrajo matrimonio en México (Santa Veracruz) el 1 de agosto de 1752 con doña María Petra Rafaela de Elizaga y España, nacida en México (B: Santa Catarina mártir el 2 de marzo de 1733) (hija de don Manuel Cayetano de Elizaga y de doña María Josefa de España y Valcasar, casados en el Sagrario de México el 6 de agosto de 1722). Al parecer sin sucesión.
6) Don José Manuel Antonio Gervasio Ozaeta y Oro y Hurtado de Mendoza. Nació en México el 19 de junio de 1726 (B: Sagrario el 28, padrino don Manuel Ángel de Villegas). Falleció soltero en México en su domicilio de la calle del Parque el 2 de febrero de 1743 (E: San Francisco).
7) Doña María Inés Anastasia Ozaeta y Oro y Hurtado de Mendoza. Nació en México el 21 de enero de 1728 (B: Sagrario el 30, padrino don José de Luna y Arellano, mariscal de Castilla). Falleció en México (Sagrario) el 24 de diciembre de 1728 (E: San Francisco).
8) Don Antonio José Ozaeta y Oro Hurtado de Mendoza. Nació en México el 25 de noviembre de 1729 (B: Sagrario el 5 de diciembre, padrinos don José de Alcibia y doña María de Ortega su esposa).

La filiación de don Juan de Ozaeta y Oro
Ante la ausencia de partidas de bautismo de los hijos de don Juan de Ozaeta -donde pudieran quizá aportarse referencia de los abuelos-, no habiendo encontrado su partida de matrimonio -realizada ¿quién sabe dónde? en la Península Ibérica-, poco podíamos avanzar inicialmente para trazar la ascendencia de los Ozaeta y Oro novohispanos. Al realizar la trayectoria de vida de don Juan, contábamos con la referencia de un sobrino (sin especificarse el grado de parentesco) que estaba cruzado como caballero de la Orden de Santiago: don Pablo Domingo de Iturri Ozaeta, nacido en Quito, quien residió algunos años en Nueva España, comerciando, como ya vimos, con el tío.
Su probanza para ingresar en la Orden nos abrió una puerta a la esperanza de que el abuelo del santiaguista: el general don Pedro de Ozaeta, fuese el padre del oidor de Manila, sin embargo las deposiciones de testigos no mencionaban al tío oidor en Manila, cargo de relevancia suficiente como para que el pretendiente se hubiese adornado con los méritos de los familiares como solía ser costumbre. A pesar de ello si adjuntaban la referencia del testamento del general don Pedro de Ozaeta, en el que se especificaba que había tenido cinco hijos (3 varones y 2 mujeres) y entre los primeros se mencionaba un don Juan de Ozaeta. Para nuestra fortuna, la probanza si mencionaba que uno de los hijos de don Pedro, llamado don Pablo de Ozaeta había realizado poco antes que Iturri, probanza e informaciones para ingresar al Santo Oficio de la Inquisición.
El trabajo de Guillermo Lohmann Villena: Informaciones genealógicas de peruanos seguidas ante el Santo Oficio, despejó todas nuestras dudas. En su ficha recogió: “Hermanos enteros suyos eran el consejero regio don Pedro de Ozaeta, oidor en la Audiencia de Guatemala, y don Juan de Ozaeta, consejero regio y oidor de la Audiencia de Manila”. Teniendo claridad, pero sobre todo certeza, de quienes eran los progenitores de don Juan, procedimos a documentar la biografía del general, y para nuestra sorpresa hubo que lidiar con la confusión que la homonimia familiar ocasionó: Pedro de Ozaeta, se llamaba el general, Pedro de Ozaeta, era también el nombre de su hijo oidor en Guatemala, y lo fue el del hijo de éste.
El acucioso y generosísimo investigador Udo Grub, allanó parte de nuestra tarea de reconstrucción genealógica con su entrada sobre el hijo oidor en Guatemala, en su obra inédita Diccionario Genealógico. Un cuidadoso cotejo de fechas y circunstancias, permitieron asimismo identificar que el expediente contenido en el AGI, Quito, 52, N.22; sobre don Pedro de Ozaeta, corregidor en Riobamba, era del que años después aparece como general, y no de su hijo el oidor guatemalteco, como la mayoría de la bibliografía consultada sostiene.
            La somera explotación de los expedientes mencionados nos permiten presentar la siguiente reconstrucción biográfica de los padres de nuestro personaje.
Padre: Pedro de Ozaeta, nació en Vergara, Guipúzcoa, y fue bautizado en Santa Marina de Oxirando el 9 de octubre de 1624. Según refieren los testigos en la probanza de su nieto, pasó de diez y seis años (poco más o menos) a servir a su majestad en Cataluña, siendo llamado del maestre de Campo don Juan Antonio de Ozaeta, señor de la casa solar de Ozaeta, sita en la villa de Vergara (una de las veinticuatro casas de pariente mayor de la provincia de Guipúzcoa), el cual era su pariente -de la misma casa y apellido-, y por recomendación de él, pasó a las Indias hacia 1643.[59].
            Este dato, permite concluir, como ya anticipábamos, que el expediente AGI, Quito, 52, N.22, que sirve de antecedente documental de la Relación de servicios realizada desde 1644 y contenida en AGI, Indiferente, 129, N.26, es sin lugar a dudas la de él. La glosa o anotación asentada al margen superior de la Relación que dice “es oidor de Guatemala”, fue un error de quien clasificó en aquel entonces el documento, dando pie a las confusiones que posteriormente han recogido varios historiadores.
Acta de bautismo de Pedro de Ozaeta y Oro. (AHN, Ordenes Militares, Santiago, Exp.4161)
Por ella sabemos que llegado a Perú, fue encomendado en 1644 a varios servicios (sin que la relación nos especifique cuáles fueron). Debieron estos granjearle la confianza de don Luis Enrique de Guzmán, conde de Alba de Liste, y virrey del Perú, quien el 15 de septiembre de 1657 al expedirle la merced del corregimiento de la provincia de Riobamba hizo constar lo hacía “atendiendo a la calidad, meritos, y buenas obras del capitán don Pedro de Ozaeta y a la buena cuenta que me prometo dará de lo que se le encargare”.
            Pago don Pedro de Ozaeta, 145 pesos y 6 reales en concepto tanto de la media anata como de la décima parte de los 500 pesos de oro que había de percibir de salario anual. Se trataba de una merced válida por un solo año, con comisión de atender la percepción de los tributos de varios obrajes, [60] sustituía en el cargo a don Baltasar Pinto de Guevara y como parte de la tramitación burocrática, Ozaeta dio por fiador a Francisco de Vidaurri,[61] y presentó su título en el cabildo de Riobamba el 22 de noviembre de 1657.
            Grande debió ser su sorpresa cuando al hacerlo encontró a los vecinos envueltos “en discordias y ruidos”. Apaciguarlos, fue una de las labores más importantes desarrolladas, y que aparecerían reiteradamente en los informes levantados en su actuación. Al respecto se nos informa que en los años que ocupó el cargo, castigó delitos y pecados públicos. Mantuvo en paz y concordia a los vecinos de la villa “limpiando la tierra de las personas que la podían inquietar y perturbar, sin que en ninguna manera subcediese en el tiempo que ejerció el dicho su oficio, ninguna pesadumbre, así de muertes y ladronicios que suelen acaecer en ella de continuo, por que el dicho maestre de campo no dio lugar a cosa alguna por el gran gobierno que mostró en administrar la real justicia con la severidad y prudencia que siempre acostumbró tener”.[62]
            El 11 de diciembre de 1657, le tocó hacer la residencia a su antecesor, y se dedicó a administrar además de justicia, el cobro de los tributos de los obrajes de Achambo, Lito y San Andrés, llegando a entrar en las Cajas reales el 2 de agosto de 1658, dos mil pesos de a ocho reales.
            Su buen desempeño -aunado al beneficio económico que a la vez debió reportarle la administración-, le animó a pedir prorroga en el cargo de corregidor por otro año más. Así como que se le diese también la administración de los obrajes de Garusi/Gaussi, Penipe, Cubijies/Cutixies, Punique/Puni, Yaruquis, Macaxi y Quimia.
            La administración de estos obrajes, si bien considerados menores, suponían un ingreso nada desdeñable, y se acordó con don Pedro que por ellos pagase de media anata 212 pesos y 14 reales en dos pagas.


Obraje
Salario anual en pesos
Garusi/Gaussi
500
Punique
300
Macaxi
200
Yaruquis
180
Penipe
300
Cutixies
230
Quimia
sin determinar

            Don Pedro ocupó el cargo tres años, y en dicho tiempo, según informaciones y relación “mejoróla cobranza de los tributos reales de particulares, aventajando a sus antecesores” y obtuvo en ello puntualidad en el pago por parte de los indígenas.[63] Cabe al respecto traer a colación el testimonio dado por fray Antonio Taón, fraile franciscano, definidor de la provincia, quien además de predicador había sido guardián del convento de Riobamba cuando llegó Ozaeta a ejercer su mandato, y le asistió durante dos años a hacer, cada seis meses, la cobranza. Taón, manifestó que fue tan acertada la misión de Ozaeta ”que en general publicaban, así los vecinos, caciques e indios de todo su corregimiento, era el dicho maestre de campo, de los mejores corregidores que ha habido en dicha villa pues lo tenían y reconocían mas por padre que por juez”.
            Ni que decir se tiene que es por entonces, durante la gestión de don Pedro en Riobamba, cuando debe haber nacido don Juan de Ozaeta.
            En 1658, solicitó se le nombrase capitán a guerra del partido “para en caso que se ofrecieren algunos tocantes a milicia”. La solicitud, si bien suponía una erogación de 68 pesos y 6 reales realizada el 19 de septiembre de 1658, le reportaba además “honra y preeminencias acostumbradas”, tal y como se asentó en el despacho del título del 24 del citado mes y año.[64]
            Provisto con el grado militar, y como medida que acrecentaría su curriculum vitae en favor de la corona, hizo dos levas de gente pagadas por él, para el socorro del reino de Chile. Pagó a los soldados alistados en Riobamba y a los que condujeron de la ciudad de Quito y su provincia, aviándolos a todos ellos hasta el puerto de Guayaquil.
            De todo lo anterior hizo una información en Quito en septiembre de 1661, otorgando previamente para su elaboración poder el 29 de agosto de dicho año de 1661 a favor de Pablo Delgado yFernando Moreno (procurador de causas en la Real Audiencia), vecinos de Quito, ante Luis Gómez de Ayora, escribano de su majestad. Declaró entonces ser maestre de campo, y vecino feudatario de la ciudad de San Francisco de Quito.
            Desconocemos cuando obtuvo el grado de maestre de campo y más tarde el de general, como aparece nombrado en las fuentes. Las fuentes dicen haber sido también encomendero de Quero en Ambato, Molino y Cebadas en Riobamba,[65] encomiendas gravadas en tercias partes. Gran parte de su vida transcurrió entre la ciudad de Lima y Quito. El 12 de octubre de 1674 hay referencias de que encargó al maestro de fábrica Francisco de Ibarra y del alarife Manuel de Escobar la tasación de las casas del Monasterio de la Encarnación fronterizas al convento de San Juan de Dios, de Lima. Y sabemos que en 1677 aparece ya nombrado corregidor de Lacatunga,[66] empleo con el que recibió el empleo de teniente de capitán general. Vivía en Lima en 1681, año en el que testó ante Juan de Salcedo.
            Es muy probable que también en Lima haya concertado su matrimonio con doña María de Requena, nacida en Santa María de Nieva, Segovia el 1 de julio de 1628 (y allí bautizada el día 5), hija de Pedro de Requena [también llamado Pedro Momblanc de Requena], médico y años después, catedrático de Prima de Medicina de la Universidad de San Marcos y familiar del Santo Oficio de la Inquisición de Perú, quien había casado en Santa María de Nieva en 1620 -velaciones del 11 de octubre de 1624 con doña Gerónima de Requena, nacida en Valladolid (B: parroquia de San Andrés el 26 de junio de 1607).[67]
            Según el orden manifiesto en el testamento de su esposo los cinco hijos que tuvo el matrimonio fueron: Don Pedro, don Juan, don Pablo, doña Ignacia y doña Petronila de Ozaeta y Oro; sobre los cuales volveremos más adelante.

Los orígenes familiares:
La familia Ozaeta, cuenta con una recopilación genealógica, contenida en la obra de Alberto y Arturo García-Carrafa,[68] la cual remonta sus orígenes a la Baja Edad Media.[69] En dicho artículo enciclopédico, aparecen varios Ozaeta asentados en la villa de Vergara, origen geográfico de don Pedro de Ozaeta y Oro, y se menciona al maestre de campo don Juan Antonio de Ozaeta, (pariente de nuestros biografiados) quien según los testigos fue el causante del paso de don Pedro a Indias. No obstante lo anterior, no hemos podido encontrar la conexión sanguínea de unos y otros, por más que las probanzas consultadas nos mencionan reiteradamente ser de la misma casa.[70] La línea documentada arranca en:
I. Juan López de Ozaeta, “descendiente de las casa solares y torres de Ozaeta y Gallastegui, sitas en la villa de Vergara”. Casó con Ana de Aranguren [también llamada Ana de Eyzaguirre] y fueron padres de:
II. Íñigo López de Ozaeta, nacido en Soreasu, Azpeitia, Guipúzcoa y allí bautizado en la parroquia de San Sebastián el 1 de febrero de 1592. Ejerció el empleo de alcalde de caballeros hijosdalgo en Vergara en 1663. Casó con doña Mariana de Oro, nacida en Mondragón, Guipúzcoa y allí bautizada en la parroquial de San Juan el 9 de abril de 1590 (hija de Pedro Ochoa Oro y de Catalina de Amarita, quienes habían casado en San Juan Bautista de Arrasate el 13 de noviembre de 1585). Fueron padres de al menos tres hijos:
1) Catalina Ozaeta Oro, Nacida en Arrasate, Guipúzcoay bautizada en la Iglesia de San Juan Bautista el 10 de diciembre de 1619.
2) Pedro de Ozaeta Oro, del que ya hemos tratado a nivel biográfico y cuya descendencia continua abajo y
3) María Ignacia Ozaeta Oro. Nacida en Vergara y bautizada en Santa Marina de Oxirondo el 23 de octubre de 1627.
III. El general don Pedro de Ozaeta y Oro, nacido en Veragara, Guipúzcoa (ver arriba). Casó con doña María de Requena, nacida en Santa María de Nieva, Segovia. Fueron padres de:
1) Pedro de Ozaeta y Oro.[71] Nació, probablemente, en Lima, ca. 1646.[72] Graduado de doctor en cánones por la Universidad de Salamanca.[73] Su carrera profesional tiene como punto de partida una cédula real del 19 de septiembre de 1678 en la que el rey ordenó al arzobispo virrey de México que se proveyesen tres cátedras de la Universidad de Guatemala, con prerrogativa de paso a plaza de oidor de aquella Audiencia, tras leer cinco años la cátedra, sin embargo de lo cual no salió ningún opositor. Por esta razón tomó la decisión el Supremo Consejo de que se fijase la provisión en Corte. Fue a raíz de tal iniciativa que Pedro de Ozaeta concurrió y opositó a la cátedra de leyes de la Universidad de San Carlos,[74] obteniendo el cargo el 6 de septiembre de 1686. Al realizar información para pasar a Indias llama la atención que viajó -al igual que hiciese su hermano don Juan de Ozaeta- con los volúmenes de la Nueva Recopilación.[75] El 22 de agosto de 1687 recibió comisión para viajar a Honduras y de ahí a Guatemala[76] y tomó posesión de su cátedra el 15 de marzo de 1688. Tras cinco años de lectura, tomó posesión como oidor y alcalde de corte de la Real Audiencia de Guatemala el 17 de marzo de 1693.[77] Sus peripecias tras la llegada del visitador don Francisco Gómez de la Madrid, fueron brevemente descritas por Antonio Robles en su Diario.[78] Tuvo comisión como juez privativo de las Reales Aduanas y de los Reales Derechos de Alcabala y Barlovento.[79] En 1711 se jubiló como catedrático de la Universidad,[80] si bien continúo con su actividad en la Real Audiencia,[81] y murió el 23 de marzo de 1716 en Santiago de Guatemala, y fue enterrado en el templo de Santa Clara.[82] Casó con doña Gerónima Santos Romero, nacida en la ciudad de Salamanca, quien al realizar información para pasar a Indias el 14 de julio de 1687 manifestó ser “de 20 años, mediana de cuerpo y blanca”,[83] y fallecida en Santiago de Guatemala el 28 de diciembre de 1719.[84] Fueron padres de:[85]
1) Doña Teresa de Ozaeta Santos. Nació en el lugar de Zacapa, Guatemala en febrero de 1688. Casó con el general Juan Francisco de Medina Chacón. Alcalde mayor de Tabasco, en Nueva España.[86] En 1712 recibió órdenes del virrey duque de Linares para auxiliar al gobierno de la provincia chiapaneca.[87]
2) Doña Jerónima de Ozaeta Santos, religiosa profesa.
3) Doña Rosa de Ozaeta Santos. Nació hacia 1691. Falleció en Guatemala (Sagrario) el 23 de febrero de 1751, soltera.
4) Doña Bárbara de Ozaeta Santos, religiosa profesa en el convento de San Pedro de la Paz en Salamanca.
5) Don Lorenzo Ignacio de San Pedro de Ozaeta Santos. Nació en Santiago de Guatemala el 10 de agosto de 1690 (B: Sagrario el 23). Canónigo de la Catedral de León, sacristán mayor del Sagrario de Guatemala.[88] Falleció en Guatemala el 16 de junio de 1733.
6) Don Miguel Felipe de Ozaeta Santos. Nació en Santiago de Guatemala el 8 de marzo de 1685 (B: Sagrario el 12). Falleció en Santiago de Guatemala el 4 de marzo de 1738. Contrajo primeras nupcias con doña Ana María de Agüero y segundas nupcias con doña Rosa de Morales.
7) Doña Antonia Petronila de Ozaeta Santos. Nació en Santiago de Guatemala el 13 de abril de 1696 (B: Sagrario el 23 de mayo) y falleció allí mismo, soltera, el 7 de diciembre de 1764, bajo testamento otorgado el día anterior ante Miguel José González.
8) Doña Micaela Jerónima de Ozaeta Santos. Nació en Santiago de Guatemala el 29 de septiembre de 1697 (B: Sagrario el 26 de octubre), religiosa profesa en el convento de Santa Clara.
9) Doña María de Ozaeta Santos, soltera.
10) Doña Josefa de los Dolores de Ozaeta Santos. Nació en Santiago de Guatemala el 22 de febrero de 1701 (B: el 27 de marzo). Soltera.
11) Don Luis Felipe Santiago de Ozaeta Santos. Nació en Guatemala el 30 de abril de 1703 (B: Sagrario el 10 de mayo). Falleció en Santiago de Guatemala el 3 de mayo de 1713.
12) Don Pedro de Ozaeta Santos, fallecido en la infancia
13) Doña Petrona de Ozaeta Santos, fallecida en la infancia.
2) Don Juan de Ozaeta, Consejero regio y oidor de la Audiencia de Filipinas. Ya mencionado con su descendencia .
3) Don Pablo de Ozaeta. Nació en Lima hacia 1663 o 1664. Residió en Madrid desde 1698. Realizó probanza de limpieza de sangre para ingresar al Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición (1700).[89] Fiscal del Tribunal de Cartagena de Indias por nombramiento del 24 de noviembre de 1704,[90] del que tomó posesión el año siguiente y estuvo solo a cargo del Tribunal por los graves accidentes de salud de Juan Laiseca Alvarado. Le fue seguido proceso en el citado Tribunal por negligencia en sus funciones y desviación de poder. Por dicho proceso conocemos estaba inmiscuido en transacciones comerciales por valor de 13,546 pesos.[91] Según José Toribio Medina, regresó a España en agosto de 1716, trasladado al Tribunal de Llerena,[92]
4) Doña Ignacia de Ozaeta y Oro. De la que carecemos de información.
5) Doña Petronila Teresa de Ozaeta y Oro. Nació en Lima y fue bautizada en el Sagrario el 16 de febrero de 1654 siendo padrinos el capitán Francisco de Jáuregui y doña Feliciana Barragán. Contrajo matrimonio con el almirante y general don Domingo de Iturri Gaztelu, nacido en la anteiglesia de Santorcar de Abadiano, merindad de Durango, Vizcaya y allí bautizado el 13 de septiembre de 1634 (hijo de don Pedro de Iturri Gaztelu, natural de la anteiglesia de San Torcar de Abadiano, y allí bautizado el 17 de febrero de 1601 y de doña Catalina de Arrigorrieta, natural de San Andrés Zaldúa, Durango donde fue bautizada el 16 de septiembre de 1602, y casados en Abadiano el 10 de agosto de 1625). A los 18 años de edad pasó a Sevilla con su tío don Sebastián de Artiaga, quien lo acomodó en la Armada con la que pasó a Indias. En 1673 fue provisto de capitán de mar y guerra de la capitana de la flota que viajaba a Tierra Firme.[93] Fue corregidor del puerto de Guayaquil desde el 4 de abril de 1679 al 25 de julio de 1686,[94] cometiendo importantes obras de fortificación que no fueron concluidas. Fueron padres de:
1) Don Pablo Domingo de Iturri y Ozaeta. Nació en Quito el 10 de junio de 1687, siendo padrino el doctor don Pablo de Ozaeta. Recibió merced de caballero de la Orden de Santiago (1702).[95] Se dedicó al comercio y como tal residió algún tiempo en Nueva España.




Conclusiones
Don Juan de Ozaeta y Oro, a quien documentamos de forma detectivesca, en este nuevo divertimento histórico genealógico, debe haberse considerado parte del grupo familiar de los Ozaeta-Gallastegui de Vergara, como también lo reconocían los vecinos del lugar a principios del siglo XVIII, perdiéndose la noción de ¿cuál era el parentesco? en el llamado “conocimiento inmemorial”. Quizá, basado en esa familiatura, el capitán don Joaquín Ignacio de Ozaeta Gallastegui, aquel mercader, que localizamos en México, y que dio pie a la investigación, lo nombró su apoderado para redactar su testamento.[96]
            Tanto él como su hermano don Pedro, aparecen al inicio de sus vidas llevando sólo el apellido “de Ozaeta”, para ampliarlo en su madurez con el “y Oro”, apellidos que correspondían a su padre, y no utilizaron el apellido materno. Es una incógnita por que el hijo de don Juan de Ozaeta a su vez añadió el Loyola, ¿lo hizo, quizá en recuerdo al enlace de Juan López de Gallaiztegui con doña Magdalena de Loyola, la hermana de San Ignacio? ¿Procedían los Ozaeta y Oro de aquella unión? ¿Qué relación hubo entre Juan López de Ozaeta y Juan López de Gallastegui? Quizá en un futuro nuevas investigaciones permitan aclarar este agujero negro.
En líneas generales llama nuestra atención las escasas referencias a los vínculos familiares, que dejaron los Ozaeta americanos, en la documentación consultada, omitiendo tanto a sus hermanos, como a sus padres, como si la distancia geográfica que se dio en el destino de los hijos del general don Pedro de Ozaeta y Oro, lo hubiera propiciado. Tampoco el general en todo el papeleo realizado para tratar de obtener mayores mercedes del monarca mencionó la existencia de su familia.
            Consideramos, que el ambiente cultivado de la familia política del general, condicionó el destino dado a los hijos varones, ya que todos ellos recibieron formación temprana en Indias y continuaron estudios universitarios en España. En este momento de la investigación y por falta de fuentes poco podemos analizar, sobre el origen de las cónyuges de los hermanos Ozaeta y Oro [Requena].
Respecto a la subsecuente generación, la descendencia del mayor, asentado en Guatemala, debe haber dejado numerosa prole, atendiendo a la enorme cantidad de individuos así apellidados que subsisten en dicho país. Por lo que respecta al segundo de los varones, asentado como vimos en Filipinas y más tarde en México, su único descendiente que dejaría sucesión, realizó uno de los llamémosle “mejores enlaces” de la sociedad virreinal novohispana de su momento, al casar con la hija de los condes del Valle de Orizaba. Sus hijos a su vez continuaron su desempeño en la burocracia virreinal, para irse diluyendo una generación más tarde. En sus casos puede verse un descenso en la calidad socioeconómica de los cónyuges escogidos, respecto a la generación precedente. Creemos, con las reservas que siempre hay que tener en los estudios genealógicos, que el grupo familiar en Nueva España se extinguió, y si no lo hizo, desde luego que el patronímico de esta línea familiar, desapareció del territorio muy pronto.
            La reconstrucción biográfica realizada tanto del general don Pedro de Ozaeta y Oro, nacido en Guipúzcoa, como de su hijo don Juan de Ozaeta y Oro, nacido en Riobamba, permitieron rebatir numerosas afirmaciones presentes en la historiografía, y definir mejor unas carreras al servicio del gobierno virreinal. Los apuntes de vida y la reconstrucción genealógica realizada, nos muestran, como ocurriese con muchas otras familias, que España y sus reinos de Ultramar fueron un espacio en el que guipuzcoanos, castellanos, peruanos, guatemaltecos, ecuatorianos, novohispanos e incluso filipinos, transitaron juntos en un momento de la historia si no analizamos desde el cristal de la familia Ozaeta y Oro.





Fuentes
Archivo General de Centroamérica (AGCA)
Archivo General de Indias (AGI)
Contratación.
Filipinas
Guatemala
Indiferente
Panamá
Pasajeros
Quito
Residencias Audiencias de Filipinas
Archivo General de la Nación, México (AGN)
Bienes Nacionales
Civil
Indiferente virreinal
Inquisición
Reales Cédulas Originales y Duplicadas
Reales Cédulas Duplicadas
Tierras
Vínculos y Mayorazgos
Archivo General de Notarías de la Ciudad de México (AGNCM)
Juan de Solís y Alcázar
Rafael Caballero
Archivo Histórico Nacional de Madrid (AHN)
Códices
Inquisición
Órdenes Militares, Santiago
Archivo Nacional de Quito (ANQ)
Tributos Diezmos

Bibliografía
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Apéndice
agi, Indiferente, 129, n. 26 / 1681, abril, 18
[Al margen: Relación de los servicios de don Pedro de Ozaeta. Es oidor de Guatemala. Murió]
Por información hecha de oficio en la Audiencia Real de la ciudad de San Francisco de la provincia de Quito, el año pasado de mil seiscientos y setenta y nueve, y otros papeles que por su parte se presentaron en que viene inserto un ajustamiento de servicios hechos de orden de la dicha Audiencia, consta que el virrey conde de Alba de Aliste lo nombró por corregidor de la villa de Riobamba y su jurisdicción, con la administración de los obrajes que hay en él, y asimismo le dio título de capitán a Guerra. Y habiendo llegado a servir este oficio, sosegó las inquietudes que había entre los vecinos, las cuales pusieron en especial cuidado a la Audiencia Real de la ciudad de San Francisco de Quito. Y don Pedro Vázquez de Velasco por cartas escritas siendo presidente de ella en diez y nueve de noviembre de mil seiscientos y cincuenta y siete, diez y seis de enero de seiscientos y cincuenta y ocho, y otras, y don Fernando de Velasco y Gamboa, oidor de la Audiencia de Lima, le encargaron procurase tener en paz a los vecinos; y ajustase diferentes pleitos y causas que tenían pendientes, y corrigiese los excesos de otros que eran causa de algunas inquietudes, lo cual ejecutó. Y por ello le dieron gracias el obispo de la iglesia catedral de la dicha ciudad de Quito, y algunos oidores de la Audiencia Real de ella, y el cabildo secular de la dicha villa de Riobamba en cartas de cuatro de enero y tres de noviembre de seiscientos y cincuenta y ocho. Dio las gracias al virrey del Perú por haber enviado por su corregidor al dicho don Pedro de Ozaeta, a quien debían la restauración de la paz en que se hallaban habiendo cesado los disturbios que hubo en ella mediante la rectitud con que se portó.
El año de seiscientos y cincuenta y nueve acudió con particular cuidado al despacho de las compañías que fueron de socorro al Reino de Chile; y en especial, a alistar la que se levó de la dicha villa de Riobamba así para Chile como para la tripulación y guarnición de los dos navíos capitana y almiranta de la Mar del Sur que se fabricaron en el puerto de la Puna, a que asistió con particular desvelo, recibiendo también toda la gente que se levó en la ciudad de Quito y su provincia, socorriendo y aviando a los soldados hasta el puerto de Guayaquil, y a este fin pidió en la dicha villa de Riobamba y en los demás lugares de su jurisdicción un donativo gracioso. Y mediante las diligencias que hizo, juntó mil doscientos y cincuenta y nueve pesos con ciento que dio de su parte, y en el asiento de Ambato setecientos y cuarenta y un pesos, y una y otra cantidad hizo enterar en las Cajas Reales.
Y en la celebración de las fiestas al feliz nacimiento del serenísimo príncipe don Felipe Próspero hizo muchos gastos en la dicha villa de Riobamba y asiento de Ambato. Y para las que se hicieron en Quito, acudió con trescientos pesos sin embargo de que estaba reservado de ir a ellas. Y habiendo sobrevenido peste en el dicho corregimiento, y viendo que los naturales se morían por faltarles la curación y comida, dispuso y previno con mucho trabajo bastimentos de carne, pan, vino y azúcar y otras cosas que llevó y repartió entre los enfermos personalmente, y con asistencia del protector de indios y del cura de cada pueblo según lo que habían menester, visitando todos los lugares de su jurisdicción, y yendo de en casa en casa con mucha caridad. Y por certificación de los oficiales reales de la dicha ciudad de Quito, consta dio cuentas finales de seis tercios que fueron a su cargo y reconocieron que habían excedido a las de sus antecesores; y que en las levas de su tiempo y demás cosas dependientes de aquella caja puso toda vigilancia para el mayor aumento de la real hacienda. Dicen los oficiales reales que era digno de que su majestad le honrase y hiciese merced.
Y el señor conde de Castellar siendo virrey del Perú, atendiendo a sus servicios, le hizo merced el año de seiscientos y setenta y cinco del corregimiento del asiento de Latacunga, y administrador de los obrajes de labrar paños, y del ingenio de la pólvora que se beneficia por cuenta de su majestad, y le dio título de teniente de capitán general del dicho asiento y su jurisdicción, y despacho para tomar la residencia a su antecesor, en que obró con mucha rectitud y limpieza.
Y reconociendo los vecinos y religiones del dicho asiento su ajustado proceder y igualdad con que administraba justicia, y el cuidado y vigilancia con que atendía al alivio y enseñanza de los indios dieron repetidas gracias al virrey por la elección que había hecho para el dicho corregimiento en el dicho don Pedro de Ozaeta, el cual pidió un donativo gracioso para los gastos que se hicieron en el reconocimiento de las poblaciones de enemigos que se entendió había en el Estrecho de Magallanes, y que en el tiempo que sirvió el dicho corregimiento se labraron y remitieron en diferentes ocasiones a Panamá quince mil libras de pólvora para socorro de la provincia de Tierra Firme que se hallaba infestada de enemigos. Y luego que acabó de servir el dicho corregimiento dio cuentas finales en la caja de Quito de todos los efectos que fueron a su cargo, y en la residencia no resultó contra él demanda pública ni secreta, que fue declarado por limpio y recto juez.
Y la dicha Audiencia de Quito en el parecer que remite con la dicha información refiere muy pormenor los servicios del dicho don Pedro de Ozaeta, celo y desinterés con que siempre había procedido, y que así por esto como por su mucha calidad era digno de que su majestad fuese servido de emplearle en uno de los gobiernos de aquellas provincias en premio de tan señalados servicios.
El licenciado don Lope Antonio de Munive, presidente de la dicha Audiencia, en carta para su majestad de veinte y siete de enero de seiscientos y ochenta, representa también los servicios del dicho don Pedro de Ozaeta, hechos desde el año de seiscientos y cuarenta y cuatro con particular aprobación de los virreyes del Perú y de aquella Audiencia, y que sirvió cinco años los gobiernos de Riobamba y Latacunga, y que le había nombrado por alguacil mayor de aquella Audiencia, en el ínterin que se proveía en propiedad, cuyo empleo quedaba sirviendo con aceptación general por cuyos motivos le juzgaba digno de que su majestad se sirviese de honrarle haciéndole merced de uno de los gobiernos o corregimientos de aquellas provincias.
El obispo de Quito en otra carta para su majestad, de trece de enero de seiscientos y ochenta, hace el mismo informe para que su majestad se sirva hacerle la merced que fuere servido.
Es copia de la relación que original queda en la Secretaría del Perú de donde se sacó. En Madrid a diez y ocho de abril de mil seiscientos y ochenta y uno.
José de la Cuesta [firmado y rubricado] [Sobre: 18 de abril de 1681. Oidor. Vive. Don Pedro de Ozaeta]



[1] Testimonio de la sentencia pronunciada por Juan de Ozaeta y Oro como juez provisor en el pleito de concurso de acreedores a los bienes de Hernando Vázquez de Meneses y Juana de Zúñiga Mondragón. 1705.
[2] Jaime del Arenal Fenocchio, “La justicia civil ordinaria en la ciudad de México durante el primer tercio del siglo XVIII”, en Memoria del X Congreso del Instituto Internacional de Historia del Derecho Indiano, Escuela Libre de Derecho-Universidad Nacional Autónoma de México, 1995, v. 1, p. 48.
[3] Mark A Burkholder y David S. Chandler, De la impotencia a la autoridad. La Corona española y las Audiencias en América. 1687-1808, México, Fondo de Cultura Económica, 1984. Hay no obstante dos menciones a Juan de Ozaeta en el cuerpo de la obra, cfr. p. 46 y 56.
[4] Antonio de Robles, Diario de Sucesos Notables (1665-1703), México, Editorial Porrúa, 1946, v. 3, p. 91.
[5] Ernst Schäfer, El Consejo Real y Supremo de las Indias, Sevilla, Universidad de Sevilla-Centro de Estudios de Historia de América, 1936, p. 462 recoge asimismo las fechas de obtención de empleo: “73. Don Juan de Ozaeta, nombrado Oidor de Manila 2I-I-1687, futurario de Alcalde del Crimen 6-III-1687, definitivo 1696”.
[6] AGI, Residencias Audiencias de Filipinas, 16415.54.16.
[7] VVAA. The Philippine Islands, 1493-1898. Explorations by early navigators, descriptions of the islands and their peoples, their history and records of the catholic missions, as related in contemporaneous books and manuscripts, showing the political, economic, commercial and religious conditions of those islands from their earliest relations with European nations to the close of the nineteenth century, Volume XLII, 1670-1700, Cleveland, Ohio, The Arthur H. Clark Company, 1906, cap. XX.
[8] Aparece en el Catálogo de Los Colegiales que hubo en el Real de San Martín desde el día 1° de agosto de 1582 en que se fundó, hasta 12 de enero de 1771, s.a. / Diccionario cronológico de la Real Pontificia Universidad de San Marcos y sus colegios, Lima, Imprenta  Torres Aguirre, 1940-55, t. 2, p. 196, n. 2892. [Año de 1668. Don Juan de Ozaeta, de Riobamba, en 11 de octubre, de 11 años]. Información facilitada por Felipe Voysest Zöllner.
[9] AGI, Filipinas, 4, N. 4. “Relación de títulos y actos literarios del gremio de la Universidad de Salamanca”.
[10] AGI, Filipinas, 3, N. 158 y AGN, Reales Cédulas Duplicadas, v. D34 (2 diciembre 1687)
[11] AGI, Filipinas, 349, L. 6, f. 122r-126v. y AGN, Reales Cédulas Duplicadas, v. D34, Exp. 220 (22 diciembre de 1687) y Exp. 316 (6 julio 1688).
[12] AGI, Filipinas, 349, L. 6, f. 135r-135v.
[13] AGI, Pasajeros, L.13, E. 2418.
[14] AGI, Pasajeros, L.13, E. 2363.
[15] AGI, Contratación, 5448, N. 40.
[16] No existen los libros de bautismos de 1687-90 en la parroquia de La Candelaria de Tacubaya, lugar de residencia de Juan de Ozaeta, ni se bautizó tampoco en el Sagrario Metropolitano de la ciudad de México. Joaquín Martínez de Zúñiga, en su Historia de las islas Filipinas, Sampaloc, 1803, Cap. XXIII, p. 388 menciona que don Juan de Ozaeta y Oro, quedo en México “por la mucha familia que tenía”.
[17] AGI, Filipinas, 202, N. 1, f. 168r-163v.
[18] AGI, Filipinas, 202, N. 1, f. 413r-417v.
[19] AGI, Filipinas 163, N. 24 (26 junio 1690).
[20] Historia de la provincia de Batangas escrita por don Pedro Andrés de Castro y Amadeo en sus viajes y contraviages  por toda esta provincia. Año de 1790, AHN, Códices, 1770b. doc. N. 7, f. 22v.
[21] AGI, Filipinas, 302, N.1.
[22] AGI, Filipinas, 273, N. 26. La existencia de un Memorial anterior, ajustado al 23 de enero de 1694, más cercano al plazo establecido para su paso a Nueva España, nos remite al deseo constante de que se cumpliera lo prometido con la Corona (AGI, Filipinas, 3, N. 203).
[23] AGI, Filipinas, 17, R. 1, N. 28.
[24] Antonio de Robles, Op. cit., p. 95.
[25] AGN, Civil, v. 454, Exp. 9.
[26] AGN, Civil, v. 454, Exp. 10.
[27] AGN, Indiferente virreinal, Caja 1468, Exp. 16.
[28] AGN, Indiferente virreinal, Reales Cédulas Originales y Duplicadas, Caja 3652, Exp. 2 (1703-1704).
[29] María Ángeles Cuello Martínez, “La renta de los Naipes en Nueva España” en Anuario de Estudios Americanos, v. 22, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1965, p. 284-,5,6 y288.
[30] Mark A Burkholder y David S. Chandler, Op. cit., p. 56.
[31] AGNCM, Rafael Caballero, 18 de abril de 1705; Idem, 7 de mayo de 1706, Idem, 20 de octubre de 1706, Idem, 30 de noviembre de 1712.
[32] AGNCM, Juan de Solís y Alcázar, 15 octubre 1705. Percibía por el arrendamiento de la misma 300 pesos anuales. En 1706 la hacienda fue rematada en 8,100 pesos (Idem, 14 de junio de 1706).
[33] AGNCM, Rafael Caballero, 5 de junio de 1708 (Préstamo de Pedro Ruiz de Castañeda por 4,000 pesos).
[34] AGNCM, Rafael Caballero, 18 de marzo de 1705, 18 de agosto 1705 (Apoderado de Alejo Díaz Muñoz, abogado del Real Fisco de la Inquisición de Cartagena de Indias); Idem (3 de julio de 1705, 18 de agosto 1705) (Apoderado del capitán Fernando de Oñate y Mendoza, vecino de Valladolid).
[35] Arnáez hacía el préstamo, bajo la curiosa figura de un poder especial a Azula, para que lo pudiera obligar en Sevilla, Cádiz o Madrid, hasta por cantidad de 2000 pesos en caso que no fuera suficiente en dinero que le proporcionó el licenciado Juan de Ozaeta (AGNCM, Rafael Caballero, 11 de junio de 1708).
[36] AGNCM, Rafael Caballero, 11 de junio de 1708. Azula a su vez otorgó recibo por 4,000 pesos en oro y reales, 2000 pesos en una libranza sobre Juan Sáenz de Miera, mercader de Veracruz y el poder del capitán Felipe González Arnáez, ya mencionado. AGNCM, Rafael Caballero, 11 de junio de 1708.
[37] AGNCM, Rafael Caballero, 26 octubre de 1708.
[38] AGI, Filipinas, 167, N. 2.
[39] AGNCM, Rafael Caballero, 13 diciembre de 1710.
[40] AGNCM, Rafael Caballero, 15 diciembre de 1710.
[41] AGNCM, Rafael Caballero, 24 noviembre de 1712.
[42] AGN, Indiferente virreinal, Caja 4053, Exp. 10. Dichos rezagos le llevaron a contratar los servicios de Jerónimo de Osorio, quien por escritura ante Rafael Caballero del 12 de diciembre de 1714, se obligó a formar, perfeccionar y ordenar los libros y cuentas de la administración de la Real Fábrica de Naipes, correspondientes al período del licenciado Juan de Ozaeta, percibiendo por ello 500 pesos.
[43] AGNCM, Rafael Caballero, 26 noviembre 1717.
[44] La partida tiene error de mes (grafía de marzo), siendo la anterior y posterior de mayo, como se asentó en el libro de testamentos.
[45] AGN, Inquisición, v. 752, exp. 1, f. 1.
[46] AGI, Contratación, 5469. n. 2, r. 14.
[47] AGI, Indiferente, 143, n. 64.
[48]. Gazeta de México, n. 8, v. 1, p. 110 de la edición de González de Cossío.
[49] México, Joseph Bernardo de Hogal, 1730.
[50]. Gazeta de México, v. 1, p. 309.
[51] AGN, Vínculos y Mayorazgos, v. 118, Exp. 4, f. 58.
[52] AGN, Vínculos y Mayorazgos, v. 118, Exp. 6, f. 24.
[53] AGN, Vínculos y Mayorazgos, v. 108, Exp. 7, f. 140..
[54] AGN, Inquisición, v. 1333, Exp. 8. El matrimonio se realizó después de un largo proceso en el que la desposada fue depositada en una casa y posteriormente trasladada a la cárcel eclesiástica del arzobispado.
[55]. AGN, Vínculos y Mayorazgos, v. 136, exps. 3 al 9. Tierras, v. 3533, Exp. 1.
[56] AGN, Civil, v. 705, exp. 7 (contra don Juan García a quien le debía varias partidas extraídas de su tienda) y v. 358, exp. 1 (contra don Antonio Cabello, comerciante, por 2000 pesos que Ozaeta había depositado en el corredor del número Pedro Velasco).
[57] AGN, Civil, 358, exp. 2.
[58] AGN, Bienes Nacionales, v. 474, exp. 15 (1765).
[59] La fecha aproximada la proporciona don José Zuleta Reales, quien en 1661 dijo haberlo conocido hacía 18 años “en Sevilla cuando venía a embarcarse para estos reinos”
[60] El 22 de octubre de 1657, se le concedía la administración de los obrajes de Achambo y Lito y San Andrés. Pagó por ello 150 pesos de media anata y la octava parte de los 1,200 pesos de a 8 reales, en que se estimaba su beneficio. Dio por fiador de ello a Francisco de Vidaurri.
[61] AGI, Quito, 52, n. 22.
[62] Otro de los testimonios dirá: “así que llegó a la dicha villa halló en ella muchos vecinos que estaban unos a otros encontrados y de suerte que se podían perder así las vidas como las haciendas y con su llegada se apaciguó todo y no pasó adelante los disgustos referidos, porque con su mucha prudencia, los amistó a todos y que dicen los dichos vecinos, generalmente, agradecidos de la dicha acción pues la había hecho como padre y amparo de ellos”.
[63] ANQ, Tributos Diezmos. Cartas cuentas de los tributos de seis tercios corridos desde el de Navidad de 1657 hasta el de san Juan de 1660 a cargo del Maestre de Campo don Pedro de Ozaeta corregidor que fue de la villa de Riobamba. Citado en Robson Brines Tyner, Historia demográfica y económica de la Audiencia de Quito,  Quito, Banco Central del Ecuador, 1988, p. 293 y 296.
[64] El 27 de febrero de 1659 llevó el titulo ante el capitán general de San Francisco de Quito el teniente de capitán general don Diego de Sotomayor Valdenebro, caballero de Calatrava y corregidor de la ciudad, para que se tomase conocimiento del mismo.
[65] Javier Ortiz de la Tabla Ducasse, Los Encomenderos de Quito: 1534-1660. Origen y evolución de una élite colonial, Sevilla, CSIC, 1993, p. 108.
[66] Lacatunga ante los cuatro últimos siglos de Historia, Sociedad de Amigos de la Genealogía, 1993, p. 143.
[67] Pedro de Requena, viudo, ingresó en religión y fue clérigo presbítero, protomédico general de los reinos del Perú. Había nacido en Orihuela, Murcia, era hijo de Pedro de Requena Momblanc y de Ángela Pérez. Nieto paterno de Pedro Momblan de Requena y de Serafina de Carmona, naturales de Valencia; nieto materno de Luis Pérez y Ana Morante. Tras su matrimonio había pasado a Valladolid y de ahí a Indias, en 1639, en el séquito de don Pedro de Toledo y Leiva, marqués de Mancera, virrey y gobernador del Perú (AGI, Contratación, 2421, N. 43). En 1660 realizó una información de empleos y calidad (AGI, Lima, 252, N.6). Además de doña María de Requena había tenido con su mujer tres hijos más llamados Tomás, Fray Pedro y Ángela de Requena.
[68] Alberto y Arturo García Carraffa, Diccionario Heráldico y Genealógico de Apellidos Españoles y Americanos, Salamanca, Imprenta Comercial Salmantina, 1950, v. 64, p. 180- 199.
[69] El artículo de los hermanos García Carraffa, presenta la heráldica de los Ozaeta, y que fueron descritas por don Juan Beltrán López de Gallaiztegui y Loyola en la escritura de fundación del mayorazgo de Ozaeta. Dichas armas eran: Escudo partido en cuatro cuarteles; 1°, de azur, con dos hoces de plata, con mangos de oro, cruzadas en aspa; 2°, de oro, con un yelmo de azur; 3°, bandado con tres bandas doradas y una azur, y 4° en gules, con una cruz de oro con guarnición de plata, acostada de dos brazales de armas. Bordura de oro con ocho aspas rojas. Las citadas armas -con algunas variantes-, aparecen recogidas asimismo en numerosas obras tales como Julio de Atienza, Nobiliario español, Madrid, Aguilar, 1959; Vicente de Cadenas y Vicent, Repertorio de blasones de la comunidad hispánica, Madrid, Hidalguía, 1966, Joaquín Rodolfo Asiain y Crespo, La heráldica española y baska, Buenos Aires, Graf. Vinci Hnos., 1984.
[70] Sobre los Ozaeta y su condición de hidalgos véase la obra de Jesús Arpal Poblador, La sociedad tradicional en el país Vasco: el estamento de los hidalgos en Guipúzcoa, San Sebastián, La Haranburu, 1979, p. 48, 90, 111. Hay, asimismo una nutrida bibliografía que de trata algunos aspectos del linaje (por haber sido junto a los Gabiria los dos bandos que ejercieron mayor influencia en Vergara), destacamos por su vertiente genealógica la obra del Marqués de Tola de Gaytán, “Genealogía de los poseedores de la casa solar y palacio de Ozaeta en la villa de Bergara”, en Euskalerriaten Alde, I, 1911, p. 663-671, 699-706, 737-742 y 749-759.
[71] Adriana Álvarez Sánchez en su libro La Real Universidad de San Carlos de Guatemala 1676-1790, Tesis de doctorado de la Facultade de Xeografía e Historia, Universidad de Santiago de Compostela, 2007, p. 172 confunde a este señor con su padre, distorsionando con ello el análisis de las figuras de los académicos del siglo XVII. Mismo error que comete José Garmendia Arruebarrena, en su Diccionario biográfico vasco: méritos, servicios y bienes de los vascos en el Archivo General de Indias, San Sebastián-Donostia, Eusko Ikaskuntza, 1989, p. 181.
[72] Su origen limeño es referido por Manuel Mendiburu en su Diccionario Histórico Biográfico del Perú, Lima, Librería e Imprenta GIL, S.A., 1934, v. VIII, p. 314, en base a información que proporciona Francisco de Echave y Assu en la obra Estrella de Lima. [Referencia que agradecemos a la gentileza de Mela Bryce]. Asimismo Udo Grub, asigna su origen en Lima, Perú.
[73] AGI, Indiferente, 131, N. 29. (22 marzo 1686).
[74] Domingo Juarros, Compendio de la historia de la ciudad de Guatemala, Guatemala, por D Ignacio Beteta, 1808, v. 1, p. 156-157.
[75] AGI, Indiferente, 2077, N. 358.
[76] AGI, Contratación, 5449, N.57, f. 1r-3r. y AGI, Pasajeros, L.3, Exp. 2565.
[77] Ernest Schäfer, Op. cit., p. 414. La cédula fue fechada el 17 de marzo de dicho año y lo ejerció hasta el 23 de marzo de 1716.
[78] Antonio de Robles, Op. cit., p. 97-98.
[79] AGI, Guatemala, 38, R. 1, N.9.
[80] AGCA A1. Leg. 1960. Exp. 13180. Nos quedan dudas que haya ejercido como catedrático de prima de cánones en el siglo XVII en la Universidad de San Marcos de Lima, como refiere Manuel de Mendiburu, en su entrada al Diccionario Histórico biográfico del Perú, Op. cit., y que repite Luis Guzmán Palomino en la entrada a “Ozaeta, Pedro de” en el Diccionario Histórico Biográfico del Perú. Siglos XV-XX, Carlos Milla Batres, Perú, Editorial Milla Batres, 1986 (2ª edición).
[81] García Peláez, en la página 282 del tomo II de sus Memorias para la Historia del Antiguo Reino de Guatemala, Guatemala, Establecimiento Tip. de L. Luna, 1852, da noticia de una visita realizada en enero de 1714 por don Pedro Ozaeta con el resto de los oidores a la imprenta de Antonio de Pineda Ibarra con el fin de que proporcionara a los miembros de la Audiencia un ejemplar de todo lo que se imprimiese en la misma.
[82] Udo Grub, en su Diccionario Genealógico, proporciona la referencia de la partida de defunción en el Sagrario de Guatemala, lib. 3 (1698-1739), segunda parte, f. 91, y testamento en 17 de marzo de 1716 ante Pedro Pereira. La noticia fue recogida en la obra Efemérides para escribir la historia de la muy noble y muy leal ciudad de Santiago de los Caballeros del Reino de Guatemala, Guatemala, Tip. Nacional, 1944,  p. 143.
Sobre la penuria en la que se encontraba la familia Cfr. José Manuel Montúfar Aparicio, “El señor licenciado don Tomás Ignacio de Arana, o el singular sino de los oidores de la Real Audiencia de Guatemala” en Revista de la Academia Guatemalteca de Estudios Genealógicos, Heráldicos e Históricos, Nueva Guatemala de la Asunción, 1987, p. 930.
[83] AGI, Indiferente, 2077, N.358.
[84] Idem, fol. 158v.
[85] La casi totalidad de esta descendencia fue investigada por Udo Grub, en su Diccionario Genealógico, a quien corresponde el mérito académico de su conocimiento.
[86] Su residencia fue encomendada a don Juan Sánchez Andrés. Cfr. AGN, Tierras, v. 2949, Exp. 75, f.2.
[87] Prudencio Moscoso Pastrana, Rebeliones indígenas en los Altos de Chiapas, México, UNAM, 1992,  p. 52-53.
[88] Una relación de sus méritos y servicios ajustada al 2 de enero de 1718 en AGI, Indiferente, 217, N.127.
[89] AHN, Inquisición, 1575, Exp. 631.
[90] Guillermo Lohman Villena, “Informaciones de peruanos ante el Santo Oficio” en Revista del Instituto Peruano de Investigaciones Genealógicas, Año IX, n. 9 (diciembre 1956), p. 143, n. 295.
[91] AHN, Inquisición, 1622, Exp. 17.
[92] José Toribio Medina, Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Cartagena de Indias, Imprenta Elzeviriana, 1899, p. 365-367.
[93] AGI, Panamá, 240, L.20, F.42v-45v.
[94] AGI, Quito, 159.
[95] AHN, Órdenes Militares, Santiago, Exp. 4161. Véase sobre el mismo las fichas elaboradas por Guillermo Lohmann Villena, Los americanos en las órdenes nobiliarias, Madrid, CSIC, 1993, v. 1, p. 204; y Vicente Cadenas y Vicent, Caballeros de la Orden de Santiago, siglo XVIII, Madrid, Hidalguía, 1977, v. 6, p. 95.
[96] Al igual que ocurriese con los antepasados de don Juan de Ozaeta y Oro, tampoco pudimos conectar a Joaquín Ignacio con la línea troncal reportada por los hermanos García Carraffa, ni con la precaria línea de ascendencia de don Juan de Ozaeta Oro. Don Joaquín Ignacio, cuyos apellidos aparecen asimismo como Ozaeta Murguialday, había nacido en Idiazábal y allí fue bautizado el 26 de julio de 1667. Fue hijo de Juan Beltrán Ozaeta Gallastegui Yturbe, bautizado en Anzuola, Guipúzcoa el 16 de octubre de 1632 y de Antonia Murguialday Zaldívar Atano, bautizada el 1 de marzo de 1642 en San Miguel Arcángel de Oñate, Guipúzcoa). Fue nieto paterno de Pedro de Ozaeta y de Ana de Yturbe y materno de Sebastián Murguialday Amezqueta y María Zaldívar Balzategui, vecinos de Oñate.

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